Ahorro de energía
La ducha fría: ahorro ecológico para valientes
La propuesta del ministro Arias Cañete permite ahorrar a cada español 22 litros al día
El debate está sobre la mesa: ¿desperdiciamos una valiosa cantidad de agua de la ducha mientras esperamos a que adquiera la temperatura ideal? Así lo cree el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
El debate está sobre la mesa: ¿desperdiciamos una valiosa cantidad de agua de la ducha mientras esperamos a que adquiera la temperatura ideal? Así lo cree el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Durante su participación en el Fórum Europa, Miguel Ángel Arias Cañete confesó que, antes de que el presidente del Gobierno le nombrara «ministro encargado del agua en España», era un «derrochador». Por ello, desde entonces, prefiere ducharse directamente «con agua fría» en lugar de esperar a que salga caliente, pues «se desperdicia mucha cantidad». Y ahorrar agua, afirmó, significa ahorrar energía. Así, aseguró que bajar un grado centígrado el termostato de la calefacción rebaja el consumo en un 7%.
La cuestión no es novedosa. Algo en apariencia tan nimio ha sido incluso objeto de estudio. Eso sí, las estimaciones varían. «Durante esa espera anterior, se pueden perder hasta tres litros por persona, lo que suponen entre 10 y 15 euros al mes. Puede parecer poco, pero multiplique más de 100 euros al año por 45 millones de españoles. Hablaríamos de 4.500 millones de euros desperdiciados al año», asegura Luis de Garrido, arquitecto especializado en arquitectura sostenible y bioclimática y profesor invitado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). De Garrido explica que, si tenemos en cuenta estas cifras, estaríamos ante «uno de los mayores desastres medioambientales» del planeta. Aparte, con la utilización de agua caliente «se desprende una enorme cantidad de energía», pues «el calentador ha generado agua de más que se queda en el termo y se termina disipando». «Lo que ha dicho el ministro es correcto, pero se ha quedado corto», concluye.
Más que el Tajo-Segura
Las cifras a las que llega Alfonso Cuervo son aún más desalentadoras. Este empresario diseñó el dispositivo «Aquareturn», que permite ahorrar el agua que se desperdicia al abrir el grifo en espera de que se caliente. No sólo para la ducha, sino para lavarse las manos y los dientes, afeitarse, etc. Y durante su estudio, llegó a la conclusión de que los españoles desperdician 22 de los 144 litros de agua que consumen diariamente. Es decir, el 15% de su consumo total de líquido vital vuelve a la cañería sin ningún uso.
Si lo vemos desde la perspectiva anual, las cifras son aún más alarmantes. Al año, cada persona derrocha 8.000 litros mientras espera el cambio de temperatura del agua en sus distintos momentos de aseo personal o cuando lava los platos. En dinero, el despilfarro se aproxima a los 100 euros mensuales tanto por el consumo de energía térmica como en agua.
«En España se desperdician al año 350 hectómetros cúbicos esperando que el agua se caliente. Eso es más que el trasvase Tajo- Segura, cuya media al año es de 250 hectómetros cúbicos», explicó a LA RAZÓN. Según Cuervo, a escala nacional los costes son altos: el derroche de energía térmica supera los 400 millones de euros al año y 500 millones en la energía asociada a la gestión integral del agua de uso urbano.
«Energéticamente se produce un ahorro al usar agua fría, pero el agua que gastas es la misma. Y nadie va a renunciar al agua caliente en la ducha», afirma Alberto Fernández, del Programa de Aguas de WWF. Por ello, a la hora de ahorrar, desde la ONG ecologista recomiendan otras medidas. Aparte de cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes –lo que puede suponer un litro de gasto frente a 20– o lavarse las manos –dos litros frente a 20–, existen dispositivos ahorradores en grifos y fregaderos que pueden reducir el consumo «hasta 12 litros el minuto»; colocar en la cisterna dos botellas de litro acarrea asimismo utilizar menos agua; y esa agua fría previa a la ducha puede tener multitud de utilidades: desde fregar el suelo hasta lavar verduras. «Si hay campañas, la gente responde: hemos ahorrado un 14% de agua en 10 años. Pero después vamos aflojando», dice Fernández. El problema, apunta, es que en España «el agua debe tener un precio adecuado según el uso que se le da. Debe pagarse por ella».
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