La Razón solidaria

Los gatos, más autónomos al sentirse seguros por sí mismos

La Universidad de Lincoln revela por qué son más independientes que los perros

Los felinos son más reacios al contacto en situaciones desconocidas
Los felinos son más reacios al contacto en situaciones desconocidaslarazon

La Universidad de Lincoln revela por qué son más independientes que los perros.

Europa prefiere los maullidos a los ladridos. Pese a lo que pueda ocurrir en algunos países como España, donde el número de canes supera al de felinos –5.400.000 y 3.800.000, respectivamente, según el censo de mascotas realizado en el año 2013 por la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos de Animales de Compañía–, el gato se ha consolidado como la mascota ideal para una sociedad cada vez más urbana en la que los dueños pasan varias horas fuera del hogar. Y ello no sería posible si los gatos no fueran más autónomos que sus compañeros caninos.

Lo que se ha dado por hecho tradicionalmente cuenta con una nueva base científica que fundamenta las causas de esta huraña característica. Según confirma un reciente estudio elaborado por especialistas en comportamiento animal de la Universidad de Lincoln (Reino Unido), la principal diferenciación entre perros y gatos reside en la percepción que se tiene del propietario. Así, mientras que los canes ven en su dueño un agente protector ante situaciones no habituales, los gatos consiguen tranquilizarse por sí solos cuando se encuentran en entornos amenazantes.

Para llegar a dicha conclusión, el equipo de investigadores puso en práctica el experimento conocido como la «Situación Extraña» de Ainsworth. Se observó la conducta de varios gatos y sus colocaciones en escenarios desconocidos de manera que contaban con diferentes compañías: primero, con su propietario, luego con un extraño y, finalmente, solos. Y para concretar los resultados, los comportamientos que se midieron fueron el número de contactos físicos que pretendía conseguir el animal, el nivel de pasividad y los signos de sufrimiento motivado por la falta del dueño. Y puesto que ambas especies suelen mostrar signos de ansiedad al permanecer en solitario, la diferencia reside en el aspecto cuantitativo.

«A pesar de que nuestros gatos eran más vocales con el dueño que con el extraño al dejarlos con la otra persona, no vimos ninguna evidencia adicional que sugiera que la unión entre un gato y su dueño era la de un apego seguro. Esta vocalización podría simplemente ser un signo de frustración o la respuesta aprendida, ya que no se observaron otros signos de apego de forma fiable. En situaciones extrañas, algunos individuos buscan estar cerca de su cuidador, muestran signos de angustia cuando están separados y demuestran placer cuando se produce el apego, pero estas tendencias no fueron evidentes durante nuestra investigación», explica el director del estudio y profesor de veterinaria conductual de la Escuela de Ciencias de la Vida de Lincoln, Daniel Mills.

En todo caso, el «refugio seguro» que los perros necesitan encontrar en su amo se compensa en los gatos por la herencia genética. Al contrario que pueda ocurrir con algunos de sus parientes lejanos, como los leones, los gatos mantienen su carácter de depredador solitario aun habiendo colonizado los hogares de media Europa.