
Luto
Una multitud de fieles llora a Francisco
Personas de todos los rincones del planeta rinden homenaje en la Plaza de San Pedro al Pontífice que transformó la Iglesia

Desde que se conoció la triste noticia del fallecimiento del Papa Francisco en las primeras horas del lunes, miles de fieles de todos los rincones del mundo comenzaron a acercarse a la Plaza de San Pedro. Coincidía con el lunes de «pasquetta» en Roma, una jornada festiva que tradicionalmente se dedica a excursiones y comidas al aire libre tras el Domingo de Resurrección. Sin embargo, este año muchos italianos decidieron dejar de lado la playa o el campo para acudir al lugar que fue el hogar del Pontífice desde el 13 de marzo de 2013. Aquel día marcó un antes y un después en la vida de Jorge Mario Bergoglio, cuando fue elegido como el Papa Francisco. Desde entonces, su vida cambió por completo: aquella mañana entró al Vaticano como cardenal y nunca más pudo pasear anónimamente por las calles romanas, como solía disfrutar.
Marc Lannoy, Director General del hotel Excelsior en Roma y del Gran Hotel St. Regis Roma, en donde se exilió, vivió y falleció el Rey Alfonso XIII, recibió la noticia alrededor de las 9.30 am y confesó no poder creer la noticia, como tantos otros que apenas un día antes lo habían visto en la Basílica de San Pedro saludando a más de 35.000 personas durante la tradicional bendición «urbi et orbi». El ambiente era alegre, con un sol radiante sobre la ciudad eterna, y horas más tarde, el mismo espacio se llenaba de nuevo, pero esta vez con un silencio conmovedor.
Una familia originaria de Monterrey, México, contó a LA RAZÓN cómo se enteraron del fallecimiento: «Acabamos de llegar hoy a Roma, y fue a través de las redes sociales como nos enteramos de la muerte del Papa. Ayer unos parientes estuvieron en misa, y un hermano nuestro había venido la semana pasada. La verdad, no esperábamos que ocurriera tan pronto. Lo veíamos débil, pero creíamos que saldría adelante. Su pontificado dejará una huella profunda por lo que representó: una Iglesia más cercana, más moderna y en sintonía con la vida real. Logró que muchos nos sintiéramos más acogidos. En México, se notaba mucho su vínculo especial con la Virgen de Guadalupe», expresaron con emoción.

La Plaza San Pedro se vio ayer desbordada por una multitud conmovida. Si en días anteriores predominaban los colores vivos entre los asistentes, esta vez, el negro y el blanco se convirtieron en los tonos predominantes del homenaje silencioso.
Una familia de Orihuela (Alicante), formada por los padres y dos hijas jóvenes —una de ellas estudiando actualmente con una beca Erasmus en Roma— comenta su experiencia: «Estuve en el Vía Crucis el viernes, ya sabía que el Papa no iba a asistir». La madre añade: «Sabíamos que había salido del hospital y que se encontraba mejor. De hecho, ayer escuchamos en las noticias que había dado la bendición, que no pudo hablar, pero sí bendijo. Esta mañana (por ayer) nos hemos enterado por los mensajes en el móvil». La otra hija señala que la noche anterior vieron un despliegue inusual de coches de policía y ambulancias por la zona, lo que les hizo sospechar que algo grave había ocurrido. La madre continúa: «Nos estamos alojando en Trastevere y esta mañana comenzaron a llamarnos desde España preguntando si seguíamos en Roma: “¿Os habéis enterado de que ha fallecido el Papa?”», comentaban.
La familia ha seguido con atención el pontificado de Francisco. «Ha sido un Papa muy cercano a los jóvenes, siempre se mostró implicado en todo lo que hacía». Ambas hermanas comparten ese sentimiento: «Voy a una universidad católica, tengo 21 años, y suelo leer lo que escribe. A mí, la verdad, me ha gustado mucho». Una de ellas menciona que vio el documental que hizo el Papa y le impactó porque «no tiene censura». El padre opina que Francisco era un Pontífice más abierto: «Ha abordado temas muy delicados, muchos de los cuales son difíciles de tratar. Ha sido valiente al hablar de ellos, aunque aún queda mucho por avanzar. Son cuestiones espinosas que dividen a la gente, pero él las enfrentó. Hay que continuar por ese camino». La hija menor, de 16 años, expresa con sinceridad: «Me ha gustado mucho lo que ha hecho este Papa. Cuando venga el nuevo, ojalá siga en la misma línea y apoye lo que propuso Francisco». Y añade: «En la sociedad de hoy, un Papa que ha roto barreras y ha intentado superar tradiciones negativas es muy necesario. Ojalá logre llamar la atención de jóvenes como yo». Lo que más le impresionó del Papa Francisco fue que «no tenía miedo a tratar temas difíciles. Antes la gente evitaba hablar de ellos, pero él lo hizo sin miedo y con mucha cercanía hacia todos».
Y sí que lo era, porque quienes tuvimos la fortuna de conocerlo, de acompañarlo en sus viajes apostólicos, de escucharlo hablar en tantas audiencias generales y de comentar con él asuntos cercanos y cotidianos, seguíamos sorprendiéndonos por su cercanía. En uno de esos viajes papales, al verlo varias veces, le pedí permiso para darle un beso porque me había emocionado lo que nos había dicho, y fue él quien se acercó primero, con cariño, para recibirlo.

Cambio de planes
Para los italianos que viven en Roma, el lunes después de la Resurrección es un día para hacer deporte, salir del centro de la ciudad, y muchos se dirigen hacia el mar. Angelo y Paola iban en bicicleta rumbo a Ostia, pensaban hacer un día largo pedaleando, y así fue, aunque con un giro inesperado cuando les llamaron por teléfono para avisarles de que el Papa acababa de fallecer. «Íbamos rumbo a Fiumicino y a Ostia hasta llegar al mar, pero hemos cambiado los planes y, en lugar de irnos hacia el mar, hemos venido a despedir al Papa». Angelo lo recuerda así: «Estaba pedaleando cuando mi hija me llamó y solo me dijo: papá, se ha muerto el Papa».
Como italianos, como romanos y como creyentes, destacaron que «el Papa ha divulgado la fraternidad en el verdadero sentido cristiano, ha interpretado sinceramente el espíritu cristiano, de los pobres, de las personas que necesitan ayuda y de la simplicidad».
Maurizino Moroni se acercó con su hijo Mateo a la Plaza de San Pedro porque para ellos es un lugar al que siempre acuden. El pequeño Mateo estaba triste, pensando que ya no verá al Papa Francisco en la televisión, donde siempre lo seguía.
Walter, Daniela, María y Claudio, romanos de toda la vida, quisieron dedicar el día festivo a darle un último adiós al Papa Francisco. Son muy cercanos a la Iglesia. «Hemos venido a hacerle un homenaje», relataron a este periódico. «No teníamos un plan especial, pero éramos muy aficionados al Papa Francisco. Nos gustaba mucho por su cercanía con las familias».
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