
Relaciones
Si prefieres estar en casa antes que quedar con amigos tiene un significado, según la psicología
Los expertos coinciden en la importancia de escucharse a uno mismo para poder hacer una autoevaluación personal

En una sociedad que a menudo valora la vida social activa y la constante disponibilidad, quedarse en casa puede ser visto como una señal de alarma. Sin embargo, desde el ámbito de la psicología se insiste en que optar por no salir y priorizar el tiempo en soledad no tiene por qué ser indicio de tristeza o aislamiento. De hecho, puede ser una elección completamente saludable.
La creencia de que "si no te apetece salir, algo va mal" está muy extendida, pero no siempre refleja la realidad. Muchas personas (especialmente las más introvertidas) necesitan espacios de calma para recargar energías. "Los introvertidos se sienten revitalizados cuando están solos y, por el contrario, tienden a agotarse tras largos períodos de interacción social", explican los expertos.
En otros casos, preferir la tranquilidad del hogar responde a una necesidad de introspección. Cambios vitales como una mudanza, una pérdida o un nuevo empleo pueden despertar el deseo de parar y reflexionar. "Hay momentos en los que necesitamos reenfocar nuestras prioridades y reconectar con lo que realmente queremos", señalan los profesionales de la salud mental.
No obstante, esta elección no siempre es inocua. Cuando evitar las reuniones sociales se convierte en una constante acompañada de tristeza, apatía o ansiedad, puede estar reflejando un malestar más profundo. "Un aislamiento repentino y sin causa aparente puede ser un síntoma de depresión encubierta", advierten.
Además, la desconexión emocional con ciertos grupos también puede influir. Con el paso del tiempo, nuestras prioridades y valores cambian, y es natural que algunas amistades pierdan sentido. Esta dinámica, conocida como selección afectiva, nos lleva a mantener relaciones que se ajustan mejor a nuestras nuevas necesidades, sin que medie necesariamente un conflicto.
En la actualidad, otro factor que influye notablemente es la tecnología. Aunque estamos hiperconectados, muchas veces nos sentimos más solos que nunca. "La constante interacción digital genera una sensación de cercanía, pero empobrece la calidad de los vínculos reales", señalan los psicólogos. El cerebro se habitúa a estímulos rápidos y poco exigentes, lo que puede disminuir el interés por el contacto cara a cara.
Ante esta realidad, la clave está en la autoobservación. Si quedarse en casa se vive como una necesidad placentera, como un descanso o un momento de paz, probablemente sea algo positivo. Pero si detrás de esa decisión hay tristeza, vacío o incomodidad, conviene prestarle atención.
"Si cancelar una cita te genera alivio, puede que esa relación ya no encaje contigo. Pero si te gustaría salir y no puedes, o si la soledad te pesa, es importante pedir ayuda y hablarlo", apuntan los especialistas.
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