Opinión

Primeros pasos de León XIV: disipadas todas las dudas

A un Papa carismático e innovador le sigue otro llamado a dar estabilidad, y viceversa

El Papa León XIV recorre la plaza de San Pedro en Papamóvil por primera vez antes de la misa de inicio de su Pontificado, a 17 de mayo de 2025, en Ciudad del Vaticano. Con esta ceremonia se marca el inicio del ministerio petrino del estadounidense Robert Prevost, el Papa León XIV. Prevost se convierte así en el 267 Pontífice de la Iglesia tras el fallecimiento el pasado 21 de abril del Papa Francisco. Se espera la presencia de más de 150 delegaciones internacionales y cerca de 200.000 fieles....
Misa de inicio de Pontificado del Papa León XIVStefano SpazianiEuropa Press

A las puertas del cónclave en el que fue elegido León XIV, muchos se preguntaban si el designado sería conservador o progresista. Dualismo a todas luces inadecuado. Aunque no hay nada más parecido a un cardenal que otro cardenal, y que cualquier clasificación era poco apropiada para diferenciarlos, estos no son clones. Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio e historiador de la Iglesia, aseguró que la inmensa mayoría de los cardenales electores coincidían en continuar con las reformas del Papa Francisco. Y que, de haber alguna diferencia capaz de aglutinarlos, habría que observar que mientras unos estarían especialmente capacitados para establecer y consolidar esas reformas, otros además se sentirán llamados a emprender otras nuevas.

En estos diez primeros días de pontificado, y tras la celebración ayer de la misa de inicio de su ministerio petrino, podemos sin duda decir que han quedado disipadas todas las dudas: León XIV va a priorizar estabilizar la irreversible reforma del Papa Francisco.

Me atrevería a señalar que con los papas contemporáneos se cumple una especie de patrón: a Papa carismático e innovador le sigue un Papa llamado a dar estabilidad a sus innovaciones y reformas, y viceversa. Siempre en la permanente «novedad en la continuidad». Si escrutamos este previsible «patrón», Francisco fue, con respecto a Benedicto XVI, un innovador, como San Juan XIII lo fue con respecto a Pío XII, y San Juan Pablo II con respecto a San Pablo VI. Y parece que este nuevo pontificado estará marcado por el asentamiento de las reformas emprendidas por Francisco, más que por sorpresivas innovaciones, como lo fue el pontificado de San Pablo VI con respecto a San Juan XXIII, o de Benedicto XVI con respecto a San Juan Pablo II. El ministerio petrino es el mismo, pero parece que a algunos les toca más innovar, y a otros asentar lo innovado para que lo reformado sea irreversible.

Nos confirman esta previsión, por un lado, la trayectoria, personalidad y estilo de Robert Francis Prevost. Y, por otro lado, los signos, palabras y gestos de estos primeros diez días de pontificado. Con respecto a lo primero, nos encontramos ante el primer Papa misionero de la historia de la Iglesia, en el sentido estricto de lo que son los misioneros «ad gentes», a saber, que dejan su familia, su patria, su cultura natal, para insertarse en otro mundo, en otra cultura, donde evangelizar a los pobres explícitamente (anunciándolo) e implícitamente (con el testimonio de la caridad concreta y la defensa de la dignidad humana). Para reivindicar una Iglesia misionera que ve el mundo desde las periferias, de nuevo nos ha llegado un Papa periférico, de un periférico Perú (donde aún tiene su corazón), y de un barrio de su Chicago natal que es una periferia en los opulentos Estados Unidos. De hecho, estamos ante un Papa que aglutina otras muchas características con concomitancias «bergolianas»: es un religioso (agustino), es un obispo con «olor a oveja» (implicado en la suerte del Santo Pueblo de Dios más sencillo y humilde), en complicidad con el camino emprendido desde el Concilio Vaticano II por las iglesias en el continente americano (Medellín, Puebla, Santo Domingo, Aparecida), y traído por Francisco a Roma para ayudarle en una de las competencias más importantes del Papa: la elección de los obispos de todo el mundo. Tal vez Prevost ha sido el prefecto que más ha despachado con Francisco en los dos últimos años: todos los sábados. Y si se va a ir a vivir al Palacio Apostólico, lo va a hacer buscando otra fórmula para no verse aislado, que fue el motivo de Francisco para quedarse en Santa Marta. Ha dejado entrever que quiere vivir en comunidad, por lo que probablemente se llevará al Palacio Apostólico a algunos religiosos, con quieres compartir en familia el peso del pontificado.

En cuanto a sus palabras en estos días, ha dejado bien claro que la hoja de ruta de Evangelii Gaudium de Francisco sigue vigente, que no va a callarse ante los atropellos de los poderosos, y que defenderá la justicia social y el clamor por la paz «desarmada, desarmante y perseverante». Ayer en la misa del inicio del pontificado dijo que seguirá denunciado un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres, y cito a quienes evidentemente son sus tres principales referentes: San Agustín, León XIII y Francisco. Describió claramente cómo entiende este ministerio: dejándose interrogar por el mundo de hoy, y no como un líder solitario, ni como un jefe que se hace dueño de las personas confiadas, sino llamado a encontrar la armonía en la diversidad, como el director de una orquesta que hace confluir todos los instrumentos en una sola melodía porque su principal objetivo es «fortalecer una Iglesia unida fermento para un mundo reconciliado».