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Teología de la Historia

La providencial fundación del Tibidabo por san Juan Bosco

En los designios de la Providencia no existen meras coincidencias

El parque de atracciones del Tibidabo ofrece diversión con atracciones para todas las edades larazon

El fundador de los salesianos Don Bosco, hoy san Juan Bosco, sentía una gran devoción hacia el Sagrado Corazón de Jesús, y el Papa León XIII le había rogado que reanudara la construcción en Roma de una Basílica dedicada precisamente al SCJ, que había sido iniciada en 1870 a petición del Papa beato Pio IX.

La "caída de Roma" el 20 de septiembre de ese mismo año, significó el final de la milenaria soberanía de los papas sobre los Estados Pontificios y provocó que se paralizarse su construcción, que será reanudada en 1880, para prácticamente concluirla en 1886. Una circunstancia absolutamente providencial será la causa de que Don Bosco extendiera esa devoción a España a continuación, mediante la promoción del templo dedicado al SCJ en la cumbre del monte Tibidabo de Barcelona.

En la ciudad condal residía por entonces una mujer chilena, esposa de un hacendado barcelonés, de nombre Dorotea de Chopitea. Era una mujer profundamente piadosa y especialmente dedicada a la educación de los niños, lo que la llevó a establecer una estrecha relación con los salesianos que se dedicaban a esa tarea en Barcelona, ayudándolos económicamente. En 1886, ya concluido en templo dedicado al SCJ en Roma, Don Bosco se puso en viaje hacia Barcelona para tomar posesión en nombre de la familia salesiana de las diversas donaciones recibidas y establecer las directrices correspondientes para llevar a cabo la misión encomendada. Esa fecha sería el 8 de abril y estaría en la ciudad condal casi un mes, hasta el 6 de mayo de aquel 1886.

Estando en el tren de Turín a Barcelona, el traqueteo del tren le resonaba en su corazón "tibi dabo", "tibi dabo", "tibi dabo".. , expresión latina que significa "te daré a ti". San Juan Bosco se dirigirá, preguntándole al Señor: "¿qué me vas a dar?". Estuvo en Barcelona casi un mes atendiendo todas las obras apostólicas que deseaban poner en marcha, y al concluir su tarea para regresar a Turín, estuvo en la Basílica de la Merced patrona de la Ciudad para darle las gracias por tantos favores y poner en Sus Manos todas las iniciativas que pensaba emprender.

Era el 6 de mayo y allí mismo, seis barceloneses le hicieron entrega de la escritura de propiedad de la cima del Tibidabo. La habían adquirido al conocer que se pensaba construir en aquel mismo lugar un casino que dominaría la ciudad. En el momento de hacerle entrega a Don Bosco de la escritura y oír la referencia al "Tibidabo", su corazón le dio un vuelco recordando la experiencia recibida en el tren, y agradeció profundamente emocionado esa donación, diciéndoles a los caballeros que eran claros "instrumentos de la Providencia" . Para añadir que "en esa cima se edificaría un Templo dedicado al SCJ que daría mucha gloria a Dios".

El origen del nombre Tibidabo

El monte se llamaba "Tibidabo" porque los monjes Jerónimos habían estado de misiones en Barcelona poco antes, también a finales del siglo XIX, y promovieron diversas denominaciones bíblicas a lugares urbanos como el Paseo del Valle de Hebrón p el monte Carmelo, entre otras. Al subir a aquella cima y contemplar la gran urbe a sus pies junto al mar, evocaron el pasaje de los evangelios donde Jesús, antes de dar comienzo a su ministerio público, estuvo 40 días de ayuno en el desierto, donde experimentó las conocidas tentaciones del diablo. De las tres en concreto, aquella que narran los evangelios en la que, llevándole a lo alto de un monte con una gran ciudad a sus pies, le dirá para tentarlo: "Todo esto te daré −Tibi dabo− si postrándote, me adoras". "Todo eso" que le daría, correspondería al poder de este mundo, y esa expresión "te daré", en latín es "tibi dabo", que es el origen de su conocida denominación.

Poco después de aquella fecha, se construyó una pequeña ermita en la cima, que hoy sigue anexa al templo. La construcción de este comenzó en 1902 ya fallecido Don Bosco, pero siguiendo su orientación, y vendrá acompañada de numerosas dificultades y contradicciones en especial durante la Guerra Civil.

Recién comenzada la guerra, el 25 de julio de 1936, un grupo de anarquistas subieron al monte y anudaron una soga al cuello de la estatua del SCJ y lo derribaron, para fusilarlo a continuación y con un soplete cortarle la cara y la mano derecha, firmando la profanación con las siglas CNT-FAI. Es llamativo que esa dolorosa profanación guarda una terrible similitud con la que un pelotón de milicianos hiciera en la misma fecha fusilando la imagen del SCJ que coronaba el monumento situado en el Cerro de los Ángeles de Madrid.

Regresando hacia atrás en la Historia, en 1911 se celebró en Madrid el Congreso Eucarístico Internacional, y se acordó designar al Tibidabo como el "Montmartre español", en referencia al templo que preside ese monte de la ciudad de París y que el SCJ había expresado por medio de santa Margarita Maria de Alacoque su deseo de que se construyera. Asimismo el Congreso acordó considerar al Tibidabo como Templo Expiatorio Nacional en reparación de los hechos sucedidos durante la Semana Trágica de 1909 en Barcelona, donde fueron destruidos numerosas iglesias, ermitas y conventos.

El cumplimiento de la Gran Promesa

Finalmente, el Tibidabo será inaugurado en octubre de 1961 coincidiendo con el 75 aniversario de la donación a Don Bosco de la propiedad de la cima, y a 50 años del Congreso eucarístico de Madrid. Con ese motivo, el Papa Juan XXIII envió un mensaje en el que decía que el Tibidabo, junto al Santuario Nacional de la Gran Promesa en Valladolid −donde el beato Bernardo de Hoyos recibió la revelación del SCJ de que Su Sagrado Corazón "reinaría en España, y con más veneración que en otras muchas partes"− y el Cerro de los Ángeles, "son tres auténticos jalones que prueban el cumplimiento de la Gran Promesa". Y añadía que siendo seminarista se había consagrado al SCJ, pidiéndole no caer en ningún pecado venial “consentido”. Y asimismo dirá que en 1954, siendo cardenal, había celebrado misa en el santuario nacional de la Gran Promesa en Valladolid.

Esa declaración del Papa san Juan XXIII resume de manera precisa lo que acredita la Historia como un auténtico designio providencial del SCJ respecto a España. A Francia, por medio de santa Margarita Maria de Alacoque, el SCJ le había trasladado el deseo de bendecirla con una especial protección si el monarca reinante en aquel tiempo de 1689 −Luis XIV− se consagraba a Él.

A diferencia de Francia, donde la Casa de Borbón no atendió la petición y un siglo después se desencadenaría la Revolución, en España, la Casa de Borbón reinando ya en ella, tras la muerte sin descendencia en 1700 de Carlos II de Habsburgo, sí la realizará. Será en el Cerro de los Ángeles, centro geográfico de España ("su corazón"), por medio de Alfonso XIII en la fiesta de un rey español Fernando III el Santo, el 30 de mayo de 1919. Y, a diferencia del presidente de Ecuador, Gabriel García Moreno que pagó con su vida la consagración de su patria el primer viernes de mes de agosto siguiente ( devoción corazonista), Alfonso XIII lo pagó con el trono. Será el 14 de abril de 1931, doce años después como le había advertido la Masonería si efectuaba esa consagración.

También es un dato significativo a efectos del cumplimiento de la Gran Promesa de Valladolid que, a día de hoy, de las quince naciones consagradas al SCJ en el mundo, por el correspondiente poder político, trece de ellas formaban parte de la España que el 14 de mayo de 1733 recibió esa Promesa. De manera que está plenamente justificada la afirmación de Juan XXIII respecto a España y el Sagrado Corazón de Jesús.