Jardinería
¿Con qué frecuencia debes regar tu huerto? Las 4 reglas que los jardineros siguen para no equivocarse
El riego es fundamental para obtener una cosecha abundante y de calidad durante toda la temporada
Mantener un huerto en perfectas condiciones no solo depende de la calidad de las semillas o del abono utilizado: el riego es uno de los pilares fundamentales para que las hortalizas crezcan sanas y sabrosas. Aunque cada jardín tiene sus particularidades, existen unas pautas básicas que los horticultores veteranos suelen respetar para optimizar el uso del agua y conseguir los mejores resultados.
¿Con qué frecuencia regar?
No existe una regla universal, pero la mayoría de expertos recomienda regar el huerto entre dos y tres veces por semana, siempre adaptando la frecuencia a las condiciones del suelo y el clima. Por ejemplo, si el suelo es arenoso, perderá agua más rápido y requerirá riegos más frecuentes que un terreno arcilloso. Además, durante los meses más calurosos o en periodos de sequía, conviene prestar especial atención a la humedad del suelo.
Un truco sencillo: introduce el dedo o una pequeña pala unos tres dedos de profundidad en la tierra. Si está seca a esa profundidad, es el momento de regar.
¿Cuándo es mejor regar?
El momento ideal para regar es a primera hora de la mañana, cuando las temperaturas son más frescas. Así, el agua se filtra mejor y se evita la evaporación excesiva. Además, el follaje tiene tiempo de secarse antes de que suban las temperaturas, lo que previene la aparición de hongos y otras enfermedades.
Regar al atardecer también es posible, pero conviene evitar mojar demasiado las hojas para que no permanezcan húmedas durante la noche.
¿Cómo regar de forma eficiente?
El sistema de riego por goteo o manguera exudante es el más recomendado por los expertos. Estos métodos permiten que el agua llegue directamente a las raíces, sin desperdiciarla ni mojar innecesariamente las hojas. El riego lento y profundo favorece el desarrollo de raíces robustas y evita problemas como el encharcamiento o la erosión del suelo.
Si riegas con manguera, hazlo a baja presión y apunta directamente a la base de las plantas. Evita el uso de aspersores, ya que mojan demasiado el follaje y pueden propiciar la aparición de enfermedades.
¿Cómo saber si estás regando demasiado?
El exceso de agua puede ser tan perjudicial como la falta. Algunas señales de que el huerto está recibiendo demasiada agua son:
- Charcos persistentes: Si el agua se acumula en la superficie o el suelo sigue empapado una hora después de regar.
- Raíces expuestas: El agua arrastra la tierra y deja las raíces al descubierto.
- Hojas marchitas o plantas que se pudren: El exceso de humedad favorece la aparición de hongos y la podredumbre de las raíces.
- Sabor insípido en las hortalizas: El agua en exceso puede diluir los nutrientes y afectar al sabor de la cosecha.
- Presencia de moho en la tierra: Un suelo demasiado húmedo puede desarrollar moho, perjudicando la salud de las plantas.