Opinión

En riesgo de suicidio

Llevamos tres años en España con récords de suicidios

Un sueño por Paloma PEDRERO
Paloma Pedrerolarazon

Ayer Stop Suicidios, junto a 37 plataformas más, reclamó en una manifestación en Madrid que se hagan políticas urgentes para mejorar la atención sanitaria de las personas con problemas de salud mental. Llevamos tres años en España con récords de suicidios. Somos, después de Bosnia Herzegovina, el país donde más ansiolíticos y antidepresivos se consumen. Y no, no se ayuda a las personas en riesgo de cometer suicidio. Casi todos tenemos un caso cerca de alguien que no quiere vivir. Algunos no lo expresan con palabras, otros lo dicen claramente, otros se sienten tan abandonados que si tuvieran valor lo harían ya. Yo personalmente vivo con la amenaza de un familiar muy querido. Cuando la situación se vuelve insoportable la llevamos a las urgencias del hospital público más cercano. Cinco, seis horas allí, visita con el psiquiatra, más pastillas y a casa. La próxima consulta con su especialista de cabecera puede tardar semanas o meses. No hemos conseguido nunca un ingreso, algo que sería muy beneficioso ya que, probablemente, tiene el tratamiento desajustado. Pero, según el «protocolo», no hay lugar para este tipo de pacientes. No hay tiempo ni espacio, ni protestas de los sanitarios ante la falta de recursos y psicólogos, ni prioridad de las autoridades por resolverlo. No hay voluntad.

A veces pareciera que ven normal que 11 personas se suiciden al día; si no quieren vivir qué le vamos a hacer. Yo respeto profundamente a quienes deciden que la vida ya no les concierne y prefieren dejarla, pero estoy segura de que hay otros que se van por puro abandono, por pura desolación de vivir en una sociedad que produce tristes a mansalva y luego no sabe cómo cuidarlos. Sí, el problema es estructural, nuestro mundo mercado, y ahora digitalizado, produce monstruos en los cerebros.

Sin embargo, mientras esto no cambie, hay que ayudar como sea a los desesperados. Una clínica privada viene a costar 3000 euros al mes.

Otra vez los cortos de dinero a la maldita calle.