Cada vez más españoles se ven obligados a abandonar sus hogares, familias y amigos en busca de un futuro mejor. La crisis de la vivienda, los sueldos precarios y la falta de oportunidades laborales han llevado a miles de jóvenes a hacer las maletas y marcharse al extranjero. ¿El objetivo? Ahorrar y poder regresar con un buen colchón que les permita comprarse una casa o disfrutar de una vida más estable.
Precariedad laboral
Sergio Suela, el joven español que emigró a Irlanda: "Aquí 40 horas de un trabajo no cualificado son 2.500 euros”
Decidió probar suerte en Irlanda y en menos de una semana ya tenía ocho ofertas de empleo y un contrato en un hotel
Precisamente esto es lo que le ocurrió a Sergio Suela, un madrileño que, tras terminar sus estudios, se enfrentó a la cruda realidad del mercado laboral español. “No encontraba trabajo de lo mío y me salió esta opción. Sentí que me tenía que ir por un tiempo, y así fue”.
Ante la falta de oportunidades en España, decidió probar suerte en Irlanda. En menos de una semana ya tenía ocho ofertas de empleo y un contrato en un hotel. “Apliqué desde España, fue muy fácil. Desde que empecé a buscar hasta que hice las entrevistas pasó una semana, no más”, recuerda.
Sergio encontró su empleo a través de Indeed, una plataforma internacional de búsqueda de trabajo. “Lo conseguí mediante Indeed, la plataforma que se utiliza aquí. Mi primo estuvo en Irlanda hace dos años y me habló muy bien de la ciudad. Apliqué a ocho sitios y uno de ellos me llamó: el hotel en el que trabajo ahora”, explica.
Su llegada a Irlanda fue rápida y directa. En cuestión de días tenía trabajo y alojamiento gracias a que la misma empresa le proporcionaba una "staff house". La facilidad con la que se desarrolló todo contrastaba demasiado con la incertidumbre que él mismo sentía en España.
Condiciones laborales: “Aquí todo se paga”
En cuanto a las condiciones laborales, Sergio nota una gran diferencia. “He trabajado en España y en Irlanda. En Irlanda se toman muy en serio los tiempos de descanso, los días libres… y aquí todo se paga”, comenta.
Comenzó con el salario mínimo en su puesto de camarero, pero en poco tiempo vio cómo su sueldo subía. “Me han subido el sueldo dos o tres veces. Me permite ahorrar y vivir bien. Solo con las propinas pago toda la compra de la semana, salir, cenar… incluso viajar”, dice satisfecho.
Un poder adquisitivo muy diferente
Sergio reconoce que el poder adquisitivo en Irlanda no tiene nada que ver con el español. “Aquí se cobra el doble. Por 40 horas, un trabajo no cualificado te paga 2.500 euros brutos. No está mal”, explica.
Con ese sueldo, puede ahorrar, disfrutar del ocio, realizar viajes y volver de vez en cuando a casa. “He estado en Dublín, Belfast, Cork… y ya he vuelto a Madrid cuatro veces”, comenta.
Impuestos y sanidad: el otro lado de la moneda
No todo es positivo. Aunque las condiciones laborales y salariales son mejores, el sistema irlandés también tiene sus desventajas. “Aquí se pagan impuestos, y cuanto más tiempo llevas, más te retienen. Lo que no me gusta es que tengas que pagar la sanidad, aunque pagues impuestos. La sanidad, el dentista, el fisio, las consultas… todo se paga”, señala.
También critica el transporte y los servicios públicos. “Todo lo que son organismos públicos va un poco flojo".
“No puedo decir que mi vida haya mejorado, es distinta”
A pesar de su buena adaptación, Sergio no pierde el vínculo con España. “Yo quiero a España. No puedo decir que mi vida haya mejorado, es distinta. Estoy cómodo, estoy a gusto, vivo en un paraje natural y es todo más tranquilo. Pero España es mi casa, y siempre volveré”, confiesa.
Su historia es una más entre las de miles de jóvenes españoles que, tras formarse, se ven obligados a emigrar para poder vivir dignamente. Una generación que sueña con regresar algún día a un país donde la estabilidad económica no sea un privilegio, sino una posibilidad real.