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Entrevista

«No sería una locura elegir un Papa que no entre en la Capilla Sixtina»

El historiador y comunicador destaca como candidatos dos nombres que no acuden al cónclave: el cardenal de Boston O`Malley y al arzobispo ucraniano Shevchuk

Giovanni Maria Vian GUILLERMO SIMÓN

Se cierra pontificado. Y los cardenales están llamados a buscar al 267 Sucesor de Pedro. Con algo más que una terna de favoritos, el historiador y comunicador Giovanni Maria Vian no solo es capaz de aportar nombres, sino también criterios. Y lo hace, no solo desde la experiencia de haber sido director de «L’Osservatore Romano», el diario de la Santa Sede, si no desde la pericia de conocerse el engranaje vaticano y de abordarlo con la perspectiva de quien ha investigado a fondo sobre los cónclaves de hoy y ayer.

- La era Francisco en un tuit.

- Un Pontificado con grandes promesas, pero algunas incumplidas.

- ¿Le deja manos atadas o libres al próximo Papa para actuar?

- Esto se verá a lo largo de estos días, semanas y meses. Cada Papa deja un legado, pero el Sucesor normalmente lo interpreta a su manera. El nuevo Pontífice tendrá que recoger la línea que este Papa ha indicado, en tanto que su planteamiento fundamental ha salido de la sede vacante anterior, del encargo que le hicieron los cardenales en las anteriores congregaciones generales.

Francisco siempre lo ha dicho. Jorge Mario Bergoglio llegó a la Santa Sede en un momento de crisis enorme. Esto le llevó a actuar en solitario, totalmente totalitario, en una Roma en la que anteriormente había desconfiado de las dos Curias principales: la del Vaticano y la de los jesuitas.

A lo largo de estos doce años se ha rodeado de colaboradores a los que tampoco se ha atado, ha sido siempre muy independiente.

- Cónclave a la vista. ¿Conviene un Papa curial o importado, como Jorge Mario Bergoglio?

- Convendría más un Papa que venga de fuera. En países como Italia se da el hecho de que sus ciudadanos no quieren asumir determinados trabajos como la agricultura o la construcción.

Alguien me dijo hace poco que tampoco el oficio de Papa. Es una misión que no todos quieren asumir por el desgaste que implica y por el escenario con el que se va a encontrar, tanto desde el punto de vista eclesial como sociopolítico, el próximo Obispo de Roma. Para no querer ningún italiano, lo que se dice es que quieren volver a recuperar el Papado después de un polaco, un alemán y un argentino... Es cierto, pero los italianos están divididos entre ellos y no tienen figuras de una relevancia incuestionable.

El candidato más importante, que es el antiguo secretario de Estado, Pietro Parolin y, hasta donde sé, aunque fuera se hable de él, no parece contar con tanto respaldo de puertas para adentro.

- Caso Angelo Becciu. ¿Tiene o no tiene que entrar en el cónclave? ¿Hay un decreto firmado por Francisco para vetarle el acceso a la Sixtina?

- Quienes tienen que decidir son los cardenales. Lo más sensato sería dejarlo entrar para quitar cualquier duda sobre el cónclave. Por un voto no va a inclinarse la balanza en un sentido u otro. Sin embargo, resuelven un problema porque el hecho de que pudiera impugnar el cónclave podría dejar la sombra de la duda siempre sobre la legitimidad de la elección. Según me han dicho, un cardenal no italiano creado por Francisco y partidario suyo habría comentado a los demás que no puede ni debe mandar después de haber fallecido. Los precedentes históricos de delitos y crímenes han votado. El referente más reciente es el cardenal Keith O’Brien, que reconoció comportamientos inapropiados a adultos. Desde el Vaticano le convencieron de manera eficaz que renunciara él a participar, no que le negaran entrar. En el caso de Becciu, no hay que olvidar que se le habría desposeído de sus derechos, no de sus deberes.

- ¿Tiene algún sentido hacer quinielas? Al menos dígame nombres...

- Te puedo decir dos nombres fuera del cónclave y tres de los que entrarán en la Capilla Sixtina. El cardenal emérito de Boston, Seán Patrick O’Malley, intachable por su lucha contra los abusos, y el arzobispo grecocatólico ucraniano Sviatoslav Shevchuk, que llegará en estos días a Roma para informar a las congregaciones generales sobre la crisis que está atravesando Ucrania por la invasión rusa. Por otro lado, si yo fuera cardenal votaría al arzobispo de Estocolmo, el carmelita Lars Anders Arborelius, un hombre sensato, que procede de una familia agnóstica, un converso ecumenista, políglota, con una mirada tradicional, pero muy abierta, en la línea del Papa Francisco.

El otro nombre que presento es el arzobispo de Marsella, Jean-Marc Aveline, que tiene un perfil conciliador. Cierro con un italiano, el franciscano Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, que está llevando muy bien el pastoreo en una situación difícil y trágica. Su mayor defecto es la edad porque acaba de cumplir 60 años. Es demasiado joven y puede esperar al siguiente cónclave. Sin embargo, por otro lado, nos hemos acostumbrado a ver a Papas viejos y enfermos y, quizá, ahora los cardenales decidan rebajar la edad de los candidatos.

- ¿De verdad es verosímil elegir a alguien como O’Malley, que no entrará en la Sixtina?

- No sería muy loco, más bien una revolución.