Barcelona

«Hay gente que vende lo que sea como excusa para ligar»

Wallapop ha logrado revolucionar el mercado de segunda mano fomentando el intercambio de barrio y la curiosidad de sus usuarios del mismo barrio

Agustín Gómez/ Fundador de Wallapop
Agustín Gómez/ Fundador de Wallapoplarazon

Wallapop ha logrado revolucionar el mercado de segunda mano fomentando el intercambio de barrio y la curiosidad de sus usuarios del mismo barrio

Los artículos de segundamano eran algo casi denostado hasta hace poco, pero con la crisis se ha producido un cambio cultural, en el que la reventa es algo casi «cool». Un claro ejemplo de ello es Wallapop, una aplicación para los smartphones que fomenta la venta o intercambio de artículos a nivel local. Fundada en septiembre de 2013 por Agustín Gómez, Gerard Olivé (fundador de BeRepublic) y Miguel Vicente (fundador de LetsBonus) –con el respaldo de Atresmedia, Caixa Capital Risc, el fondo de capital riesgo Bonsai, Godó o Zeta–, ha logrado más de 3 millones de descargas en España, Francia y Reino Unido, un volumen de ventas diarias de 1,5 millones de euros y un catálogo de productos en España que supera los 40.000.

-¿Wallapop es sólo una aplicación más de compra-venta de artículos usados u ofrece cosas distintas?

-La clave ha sido que ofrecemos información a nivel local y fomentamos los intercambios en el barrio. Además, el sistema es muy rápido. Sólo necesitas 30 segundos para subir un artículo. En el resto de aplicaciones o páginas web es necesario registrarse, rellenar formularios...

-Lo cierto es que tiene un punto adictivo ¿Cómo se puede explicar que Wallapop pueda llegar a «enganchar» tanto como las redes sociales?

-Lo que más llama la atención de Wallapop es que te da la posibilidad de descubrir cosas. A los usuarios les gusta mirar lo que venden sus vecinos, amigos..., una curiosidad similar a la que despierta Facebook. El contacto es más personal. De hecho, gente que nunca había comprado nada de segunda mano y nos dice que lo que más le sorprende es que se encuentran con gente normal. Esto es «amateur» y cercano. Las webs de clasificados tienen un perfil más profesional, en las que hay gente que se gana la vida vendiendo sus «gadgets».

-Pero las redes sociales también sirven para ligar...

- (Risas) Nosotros no ponemos ninguna restricción a las conversaciones y hemos visto que hay mucho ligoteo, que también se hace un uso social de la aplicación. A veces, la gente pone cosas a la venta como excusa para ligar o, como el caso de coleccionistas o aficionados a determinados objetos, que entran para buscar a gente con sus mismos gustos y entablar una amistad.

-¿Saben que muchas familias os agradecen que su trastero parezca más grande?

-Hay gente que vacía el trastero para ganar unos euros, pero también hay personas que prefieren regalar o intercambiar cosas antes que tirarlas. Uno de los comentarios que la gente nos hace es que les damos la posibilidad de buscar algo que nunca comprarían nuevo. Ése es mi caso, que a mis 40 años me he comprado una tabla de surf. Si una ola me parte la espalda y tengo que dejarlo, por lo menos no he hecho un gran desembolso.

-Entonces, ¿puedo vender a mi suegra? Pero advierto que no admito devoluciones...

-Siempre que no sea indigna... (risas). Lo cierto es que nos gustan mucho las bromas y las permitimos. Hay muchos usuarios que venden cosas absurdas y les dejamos. De hecho, hay varios perfiles de Twitter que se dedican a anunciar los productos más «frikies» de Wallapop. No nos importa, nos gusta ese juego. Lo que sí hacemos es un seguimiento exhaustivo para que nadie venda nada ilegal.

-¿Qué es lo más «frikie» que han vendido?

-De todo. No sabría decirle. Desde un canto rodado, la cruz de una iglesia, un disfraz de plátano o nuestra cama elástica. Aunque cabe todo, ropa, teléfonos móviles, apartamentos...

-Al utilizar la aplicación, sorprende la cantidad de ropa de segunda mano que hay disponible...

-Nosotros también nos hemos llevado una sorpresa al ver tanta oferta de productos de moda, algo que hasta ahora no era muy habitual. Ha habido un cambio cultural respecto al consumo. Tras la recesión, Alemania y Gran Bretaña ya sufrieron este cambio y ahora las cosas de segunda mano son consideradas «trendy», con mercados tan populares como el Candem Town de Londres. En España, este tipo de tiendas ya comienzan a asentarse en Barcelona o Madrid. Este cambio en los hábitos de consumo ha llegado para quedarse.

-¿Qué ganan ustedes con esto?

- De momento nada. Queríamos crecer y después plantearnos la monetarización. A partir de septiembre haremos pruebas de pago para aquellos vendedores que quieran promocionar sus productos, pero sin distraer a nuestro público y sin que nuestro muro se convierta en un foro de profesionales. Después daremos el salto a Latinoamérica y EE UU.

-¿Está de acuerdo con la idea de que en España es muy complicado poner en marcha un proyecto por la falta de ayudas?

-No es cierto. En España se puede emprender, hay mucho talento. Tenemos ingenieros espectaculares que le dan cien vueltas a los de Silicon Valley, ayudas institucionales y apoyo financiero privado. Lo único que se necesita es una buena idea y desarrollar un proyecto de manera profesional.

Los entrevistados hablan de LA RAZÓN

«Soy lector habitual de la edición de LA RAZÓN en Cataluña, aunque también hojeo lo que hacen otros periódicos. Lo que más me gusta es que las informaciones son objetivas y de calidad. En las entrevistas y en los reportajes queda reflejado que detrás de cada uno de los artículos hay un trabajo previo del periodista muy importante»