Verde que te quiero verde

Una persona, un caballo y una terapia bidireccional

Centauro Quirón desarrolla terapias asistidas personalizadas con animales

Casi 300 personas con diversidad funcional disfrutan de las terapias
Casi 300 personas con diversidad funcional disfrutan de las terapiaslarazon

En estos «diálogos» participan 25 caballos, 10 ponis, un burro y 20 perros por la vertiente animal y casi 300 personas con diversidad funcional, ancianos o en tratamientos relacionados con la salud mental, por la vertiente humana, grupo al que hay que sumar a los profesionales que lo hacen posible.

Cada semana se producen decenas de encuentros singulares en la ciudad de Murcia y alrededores. En estos «diálogos» participan 25 caballos, 10 ponis, un burro y 20 perros por la vertiente animal y casi 300 personas con diversidad funcional, ancianos o en tratamientos relacionados con la salud mental, por la vertiente humana, grupo al que hay que sumar a los profesionales que lo hacen posible. Técnicamente, estas quedadas reciben el nombre de «terapias asistidas con animales» y el centro Centauro Quirón es el que las hace posible desde 2006.

Cuando uno conoce una historia como la de Centauro Quirón y Pedro Ferrer, su principal responsable, a menudo se pregunta cómo comenzó todo. En este caso, la respuesta que marca ese itinerario suele sorprender por el orden de los factores. «La idea fue casi casual», reconoce el coordinador de la iniciativa. «Yo no tenía conocimientos sobre diversidad funcional, pero en aquella época buscaba una alternativa a la equitación para darle una vida diferente a los animales. Y si el mundo de los animales te engancha, no te digo el de la diversidad funcional. Se creó desde el principio una sinergia muy bonita», describe Ferrer.

Él, que con sus compañeros mejora la calidad de vida de muchas personas gracias a los animales, también halló en ellos esa salida que casi todo el mundo busca de adolescente. Ocurrió durante una noche de fiesta. Un amigo le ofreció continuarla a cambio de que por la mañana le acompañara a limpiar establos. «Meterme en ese espacio reducido y sucio con un animal tan majestuoso fue el punto de inflexión en mi vida, un momento mágico en el que comprendí que había venido al mundo a encontrarme con estos seres y cambiar su forma de vida».

Hoy, todos cambian formas de vida o, para ser más exactos, potencian las capacidades de su contraparte. En Centauro Quirón, la persona mejora gracias a las terapias, pero también lo hacen los animales. De hecho, estos ya ven su día a día de una forma más luminosa solo con estar allí. Todos los ejemplares provienen de situaciones complicadas: abandono, maltrato o donaciones por imposibilidad de cuidados, en el caso de los caballos, y directamente de la calle cuando hablamos de los canes. En ocasiones es el propio Seprona el que los pone a disposición del centro.

«Secreto» es, a juicio de Pedro Ferrer, el más significativo de los equinos. «Llegó con problemas de agresividad provocados por malas formas en la doma. Le colocamos con más caballos para que se reeducara, pero fue a peor. Pero comenzamos a utilizarlo en terapia, con mucho cuidado. Hoy, el animal ha ganado en autoestima, ha interiorizado muchas habilidades y ha perdido estrés y miedo: es un ejemplo para los demás».

Este caso paradigmático ilustra lo que cada ejemplar obtiene durante las terapias, estrategias que le permiten deshacerse de traumas, ganar confianza y en palabras del responsable, «ser feliz». ¿Y las personas? «Tienen muchos beneficios, los animales unifican para ellos varias terapias en una y ven a la persona en su globalidad. Son, además, muy motivacionales. No es lo mismo hacer un ejercicio en una sala que pasear con un perro al aire libre, o trabajar muscularmente la psicomotricidad o el control del tronco a lomos de un caballo», explica Ferrer, que concluye en la esfera emocional: «Además, al animal le da igual si alguien va en silla de ruedas o no, si se le escapa la saliva o no. No juzga».