Lucha contra la pandemia

Usan parte del virus SARS contra sí mismo

La clave está en la proteína en forma de espiga: el avance evita que las células se infecten para provocar la covid

Una sanitaria atiende a un paciente de la UCI
GRAFCAV4807. BILBAO, 28/04/2021.- Una sanitaria atiende este miércoles a un paciente de la UCI del Hospital de Basurto en Bilbao, que comienza a estar sobrecargada por la incidencia de covid-19. EFE/Miguel ToñaEFEAgencia EFE

A nivel celular, una de las bazas del virus que causa la covid, el SARS-CoV-2, es el uso que le da a la ya muy mencionada proteína espiga. Gracias a ella, el virus logra unirse a la membrana externa de nuestras células, como si fuera un arpón y «obliga» a la célula huésped a fusionarse con el virus. La clave está en la parte de «arpón»: al retorcerse en la capa exterior de la célula hace que sea muy difícil desprenderse de ella. Algunos tratamientos contra la covid funcionan adhiriéndose a la parte exterior de la proteína espiga, evitando que infecte las células, pero tienen sus inconvenientes. Uno de ellos es que no son efectivos contra las nuevas variantes porque esa parte de la proteína espiga ha mutado con el tiempo.

Con esto en mente, un equipo internacional liderado por Kailu Yang, de la Universidad de Stanford (EE UU), ha generado una molécula basada en la parte retorcida de la proteína (llamada HR2), precisamente la que se adhiere al virus. El trabajo de esta molécula es sencillo: evitar que la proteína del SARS-CoV- 2 se retuerza y la célula huésped no pueda desprenderse de él. Y lo consigue. Incluso se ha comprobado que evita que las células se infecten con nuevas variantes del virus. Esto se debe, según las conclusiones del estudio publicado en «Proceedings of the National Academy of Sciences», a dos motivos principalmente. El primero es que hay una parte de la proteína espiga que no ha cambiado con el tiempo.

«En el virus –explica Axel Brunger, coautor del estudio–, hay dos partes de la proteína espiga que se unen para formar este paquete. Así que simplemente tomamos una pequeña parte de este y, al sintetizar químicamente esa pequeña parte, puede insertarse en la proteína de pico y evitar que el virus infecte las células. También debemos señalar que desarrollamos una molécula de mayor tamaño que los estudios previos. Al probarla pudimos ver que esta molécula más grande funciona mejor».

Pese a que es una buena noticia ya que la molécula, a la que llaman inhibidor longHR2_42, sea un nuevo tipo de terapia antiviral para prevenir infecciones incluso con nuevas variantes, hay que tener en cuenta que el equipo está probando este inhibidor en ratones infectados con SARS-CoV-2 y tienen la esperanza de poder administrarlo a las personas a través de un inhalador para que llegue a las vías respiratorias, que es exactamente donde se busca tratar una infección temprana y así evitar que la infección se vuelva gave. «En el momento en que las personas comiencen a desarrollar un resfriado será el momento de tomarlo», concluye Brunger.

Pero falta tiempo y se debería ver si los resultados en ratones también resultan de igual impacto en humanos. Por lo que es un avance interesante, pero no una solución que pronto veremos en la calle.

Y los beneficios de la vacuna

Un análisis de los conjuntos de datos más extensos de los Estados Unidos ha propiciado a los investigadores de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai demostrar que la vacunación anticovid está asociada con menos ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y otros problemas cardiovasculares entre las personas infectadas con SARS-CoV-2, según publican en el «Journal of the American College of Cardiology».

Se trata del primer estudio que examina tanto la vacunación completa como la parcial y el vínculo con los principales eventos cardíacos adversos (MACE, por sus siglas en inglés) en los Estados Unidos, lo que confirma análisis similares realizados anteriormente utilizando el registro coreano de covid.

Los investigadores utilizaron la base de datos National Covid Cohort Collaborative (N3C), la base de datos integral nacional más grande. Desde su creación en 2020, el N3C ha recopilado y armonizado continuamente datos de registros de salud electrónicos de instituciones de todo el país.

En este estudio se incluyeron 1.934.294 pacientes, 217.843 de los cuales recibieron formulaciones de vacunas de ARNm de Pfizer-BioNTech o Moderna o tecnología de vectores virales de Johnson & Johnson. Riesgos proporcionales de Cox, una técnica estadística, se implementó para evaluar la asociación de vacunación con MACE.

«Buscamos aclarar el impacto de la vacunación previa en los eventos cardiovasculares entre las personas que desarrollan covid y encontramos que, particularmente entre aquellas con comorbilidades, como MACE previo, diabetes tipo 2, colesterol alto, enfermedad hepática y obesidad, hay una asociación con un menor riesgo de complicaciones. Si bien no podemos atribuir la causalidad, es evidencia de apoyo de que la vacunación puede tener efectos beneficiosos en una variedad de complicaciones posteriores a la covid», explica el autor principal Girish N. Nadkarni, profesor de Medicina en Icahn Mount Sinai, director del Instituto Charles Bronfman de Medicina Personalizada.