Opinión

Vivir sin pareja

La sociedad está hecha para parejas. La comida, los gastos, los viajes, la vivienda, las fiestas… Hasta las tareas accesorias están diseñadas para dos.

Soltero o en pareja, dos opciones de vida
Soltero o en pareja, dos opciones de vidalarazonLa Razón

Cada vez somos más los solteros, divorciados, viudos, incluso casados, que no queremos convivir en pareja. Más aún, según las últimas tendencias, somos más los que no queremos pareja. Les doy mi opinión basada en mi propia experiencia que, como decía aquel, es la madre de la ciencia. Llevo sin novio doce años. Doce benditos años sin enamorarme. He tenido algunos conatos fallidos, vean que lo intento. O era gay o estaba casado. Y ni loca me enrollo con un casado ni con un gay. Vivo felizmente con mi hijo joven y con mi perrita vieja. Ambos me comprenden, me aceptan en la salud y en la enfermedad, incluso me ven guapa sin estarlo. Ahora mismo siento que cohabito con dos ángeles. Y, sin embargo, me siento sola a veces. Estoy encantada con mis amigos, si bien en poco tiempo se me han muerto varios, demasiado pronto e inesperadamente, y no acabo de asumirlo. Mi familia y amigas siguen ahí, aunque alguna demasiado lejos geográficamente. Otras, cerca, me dan buena compañía. Estoy conforme, no me falta de nada, pero a veces me siento sola. La sociedad está hecha para parejas. La comida, los gastos, los viajes, la vivienda, las fiestas… Hasta las tareas accesorias están diseñadas para dos. ¿Quién se enfrenta al operario bruto que viene a ver una avería? Con el machismo persistente una mujer sola sigue en riesgo de exclusión; con el patriarcado boyante a una soltera sigue percibiéndosela como peligrosa entre ciertas gentes rancias. Vivo satisfecha en mi piso luminoso, pero, a veces, me siento desvalida. Y pienso que podría ser bonito encontrar otro ángel, como mi hijo y mi perra, pero de mi edad. Asimismo, tendría que atraerme sensualmente, ser libre y tener alas. Porque, aunque dicen que los ángeles no tienen sexo, yo necesitaría desear tanto su alma como su cuerpo. Además, le quiero colindante, pero cada uno en su casa con Dios en la de ambos. Imposible ¿no? Bueno, no hay que dejar de creer en los milagros.