
Confesión
Bill Gates, fundador de Microsoft, ebrio al tomar su mayor decisión: "Voy un poco borracho esta noche, así que no soy muy coherente"
El magnate y fundador de Microsoft habla en su último libro sobre uno de sus momentos más duros en los inicios de la compañía que lo impulsó a lo más alto

Normalmente, imaginamos a Bill Gates como el genio de la informática que levantó un imperio. Pero en su nuevo libro de memorias, "Source Code", el cofundador de Microsoft nos regala una mirada mucho más humana y sorprendente a sus años de juventud, revelando un momento crucial en los inicios de su compañía que estuvo marcado por la frustración, la presión... y una noche de fiesta en Harvard. Un instante de sinceridad casi brutal, capturado en una carta escrita bajo los efectos del alcohol, donde él mismo advertía: "Voy un poco borracho esta noche, así que no soy muy coherente".
La vida del joven Gates: Harvard, fiestas y una empresa a distancia
Retrocedamos a mediados de los años 70. Un joven Bill Gates intenta (a su manera) compaginar sus estudios en la prestigiosa Universidad de Harvard con la gestión de una pequeña empresa recién nacida llamada Micro-Soft, ubicada en Albuquerque y dirigida en el día a día por sus socios Paul Allen y Ric Weiland.
Gates, aunque brillante, no era precisamente un alumno modelo: solía saltarse las clases para concentrarse en la programación o, como revela en su libro, para socializar (en algunas ocasiones, llegando a probar ciertas sustancias prohibidas). Gracias a su amigo Steve Ballmer (quien más tarde sería CEO de Microsoft), Gates amplió su círculo social e incluso se unió a uno de los exclusivos y algo arcaicos clubes masculinos de Harvard, el Fox Club, con sus fiestas de etiqueta y rituales secretos.
Pero bajo esa fachada de estudiante despreocupado, crecía un conflicto interno. Micro-Soft empezaba a despegar, pero con el crecimiento llegaba la complejidad. Gates, desde la distancia, sentía que las cosas no se estaban gestionando bien. Le llegaban noticias preocupantes: creía que habían cobrado poco a General Electric por un trabajo importante, los gastos de viaje de los empleados estaban descontrolados, había facturas pendientes de cobro y, lo más grave, su principal cliente, MITS (fabricante del Altair), no estaba pagando los royalties correspondientes a las versiones de BASIC con memoria extra, un dinero vital para la supervivencia de la incipiente Micro-Soft.
La tensión acumulada estalló a principios de noviembre de 1975. Después de una noche de fiesta "poco habitual" con Ballmer y sus amigos del Fox Club: "salí a beber por primera vez este semestre", confiesa en el libro. Gates volvió a su habitación de la residencia universitaria. Impulsado por la frustración y, admitámoslo, el alcohol, se sentó y escribió una larga y dura carta a Paul Allen y Ric Weiland.
Con una honestidad sorprendente, comenzaba advirtiendo sobre su estado: "Puede que no sea muy coherente, pero he decidido escribir esto esta noche, así que voy a hacerlo."
Pese a la advertencia inicial, la carta era un reflejo claro de sus preocupaciones. Aunque dedicó una parte a directivas técnicas de otros proyectos, la mayor parte era una dura crítica sobre la gestión de Micro-Soft. Gates se quejaba amargamente de todo lo que consideraba que se estaba haciendo mal: el control de gastos, la supervisión de los empleados, el seguimiento de clientes, las negociaciones de contratos, la falta de una tarjeta de crédito para la empresa, una multa de 800 dólares... y, sobre todo, la incapacidad para cobrar los royalties de MITS.
Su frustración era más que palpable: "Gastar 14.000 dólares desde que me fui y no pensar en el flujo de caja o en ocuparse de los royalties de la memoria es el camino para mandarnos al garete". No se mordió la lengua al final: "Para todo lo que se habla de trabajo duro y largas horas, está claro que no habéis hablado de Microsoft juntos ni habéis pensado en ello individualmente, al menos no lo suficiente. El compromiso simplemente no se está cumpliendo." Firmaba, casi irónicamente, "Vuestro amigo, Bill."
Una mirada más intima al magnate
El propio Gates matiza que ese tono duro no era inusual en él. Siempre fue el más exigente, el que temía constantemente que todo se hundiera si no eran extremadamente cuidadosos. Recordaba el fracaso de otras startups y veía las dificultades de MITS para gestionar su éxito inicial. Sabía que eran jóvenes aprendiendo sobre la marcha todos los aspectos de un negocio más allá de programar.
Si bien el título de este artículo habla de su "mayor decisión" (la de tener el valor de escribir y enviar esta carta a sus socios), quizás sea más preciso decir que esta carta, escrita en un momento de vulnerabilidad y bajo la influencia del alcohol, fue un punto de inflexión revelador.
Muestra al Gates de 19 años con una intensidad, una atención al detalle casi obsesiva (incluso bajo los efectos del alcohol) y una ansiedad por el éxito que definirían su carrera. Fue una descarga de presión y una llamada de atención a sus socios que evidenciaba la tensión insostenible de dirigir una empresa en crecimiento mientras intentaba (a su manera) seguir siendo un estudiante. Aunque no lo diga explícitamente, este episodio demuestra perfectamente las fuerzas que, poco después, le llevarían a tomar la verdadera gran decisión: dejar Harvard para dedicarse en cuerpo y alma a Microsoft.
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