Toxinas

Detectan una extraña toxina en el aire por primera vez y estallan las alarmas

Ha ocurrido en Estados Unidos y ha sentado un peligroso precedente de lo que podría ocurrir en el futuro, por lo que los científicos están preocupados

Estados Unidos descubre una peligrosa partícula flotando en su aire
Estados Unidos descubre una peligrosa partícula flotando en su aireTim MossholderPexels

Los descubrimientos científicos más inquietantes suelen llegar ante la ciencia de una forma normalmente inesperada. Aparecen de repente, como invitados no deseados, mientras estás ocupado mirando hacia otro lado. Y cuando se trata de contaminantes invisibles flotando en el aire que respiramos, esa sorpresa puede convertirse rápidamente en alarma.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Colorado Boulder salió a los campos de Oklahoma con un objetivo claro: estudiar cómo se forman las partículas en la atmósfera. Era trabajo rutinario, ciencia básica, el tipo de investigación que rara vez sale en las noticias. Pero sus instrumentos detectaron algo que no debería estar allí, algo que nadie había encontrado antes en el hemisferio occidental.

Lo que comenzó como un estudio atmosférico normal y corriente se ha convertido en una señal de advertencia sobre un problema que podría estar mucho más extendido de lo que imaginábamos. Y lo más preocupante es que la fuente podría estar en algo tan común como los fertilizantes que se usan en millones de hectáreas agrícolas.

Veneno en el aire

Tal y como explican en SciTechDaily, Daniel Katz, estudiante de doctorado en química, estaba procesando datos rutinarios cuando los patrones isotópicos en su pantalla le hicieron detenerse en seco. Lo que sus instrumentos habían captado en el aire rural de Oklahoma eran Parafinas Cloradas de Cadena Media (MCCPs), un contaminante orgánico tóxico que nunca antes había sido detectado en la atmósfera del hemisferio occidental.

El hallazgo es especialmente alarmante porque estas sustancias están siendo evaluadas para su regulación por el Convenio de Estocolmo, el tratado global que protege la salud humana de los químicos más peligrosos y persistentes. Mientras que en la Antártida y Asia ya se habían documentado estos contaminantes, nadie sabía cómo medirlos en nuestra atmósfera hasta ahora. Y lo que han encontrado sugiere que el problema podría ser mucho mayor de lo esperado.

Las MCCPs se utilizan en fluidos para trabajar metales y en la fabricación de PVC y textiles. Pero aquí viene lo más complicado del asunto: los investigadores sospechan que los contaminantes detectados provienen de los fertilizantes biosolidos, es decir, lodos de depuradora procesados que se esparcen por los campos como abono “ecológico”. Cuando estos lodos se extienden sobre la tierra, los compuestos tóxicos pueden liberarse al aire que todos respiramos.

“No podemos demostrar directamente que está sucediendo”, admite Katz con la cautela típica de un científico, “pero creemos que es una forma razonable de que estos tóxicos terminen en la atmósfera”. Los fertilizantes de lodos de depuradora ya han demostrado liberar compuestos similares, añade, lo que refuerza la hipótesis.

La historia se vuelve más oscura cuando consideramos el contexto. Las “primas pequeñas” de las MCCPs, las Parafinas Cloradas de Cadena Corta (SCCPs), ya están reguladas desde 2009 por la EPA en Estados Unidos precisamente porque se descubrió que eran perjudiciales para la salud humana. Viajan largas distancias, persisten en la atmósfera durante años, y causan daños que apenas estamos empezando a comprender.

Ellie Browne, profesora de química y coautora del estudio, señala una ironía cruel: “Siempre tenemos estas consecuencias no deseadas de la regulación. Regulas algo, pero la necesidad del producto sigue ahí, así que lo reemplazan con otra cosa”. En este caso, al prohibir las SCCPs, la industria simplemente cambió a las MCCPs, que ahora resultan estar flotando sobre nuestras cabezas.

El equipo utilizó un espectrómetro de masas de ionización química con nitrato, tecnología punta que permite identificar compuestos químicos en el aire. Durante un mes completo, midieron el aire las 24 horas del día en el sitio agrícola. Fue durante el análisis meticuloso de estos datos cuando Katz notó los patrones isotópicos anómalos que delataban la presencia de las MCCPs.

Lo más preocupante es que la composición de las MCCPs es similar a los PFAS, esos “químicos eternos” que se descomponen tan lentamente que prácticamente duran para siempre en el medio ambiente. De hecho, la presencia de estos químicos en los suelos llevó recientemente al Senado de Oklahoma a prohibir los fertilizantes biosólidos, una medida que ahora parece profética.

Ahora que los investigadores saben cómo detectar las MCCPs en el aire, el siguiente paso será medirlas en diferentes épocas del año para entender cómo varían sus niveles estacionalmente. Pero las incógnitas son enormes: no sabemos exactamente qué hacen estos compuestos cuando están en la atmósfera, cómo interactúan con otros contaminantes, o cuáles son sus efectos a largo plazo en la salud humana.