Opinión

La libertad de Android, ¿en peligro?

Poco a poco, Android se va convirtiendo en un sistema operativo cada vez más cerrado

Sistema operativo Android
Sistema operativo AndroidUnsplash

Desde el principio de la era de los smartphones, Android se ha jactado de su naturaleza abierta. Ese fue siempre su mantra, su bandera frente a la jaula de oro que era el ecosistema de Apple. Poder instalar una aplicación de cualquier sitio, sin pasar por la tienda oficial, era más que una característica: era una filosofía. Pero como bien sabemos los que llevamos años en esto, la seguridad es la criptonita de la libertad. Y Google ha decidido que, para proteger a los usuarios, la libertad tiene un precio.

La compañía ha anunciado su plan para verificar la identidad de todos los desarrolladores de aplicaciones de Android, sin importar si publican en la Play Store o no. En los próximos años, las aplicaciones que no cuenten con esta verificación simplemente dejarán de funcionar en la mayoría de los dispositivos Android, un cambio que podría ser la mayor concesión de la historia del sistema operativo en nombre de la seguridad.

La paradoja de la seguridad: del salvaje oeste a un nuevo control

Google no siempre fue tan estricto. En los primeros días de Android Market, la curación de contenidos era casi inexistente. De hecho, era posible publicar herramientas en la tienda oficial que permitían obtener acceso root en los teléfonos. Con el tiempo, la compañía ha trabajado para mejorar la reputación del sistema, con mecanismos de detección y revisión que han reducido, aunque no eliminado, la prevalencia de malware.

La justificación de Google para esta nueva iniciativa es clara: la seguridad. La empresa afirma que las aplicaciones instaladas de fuentes externas a la Play Store tienen 50 veces más probabilidades de contener malware. Es un argumento convincente, que se refuerza con los datos obtenidos tras obligar a los desarrolladores de la Play Store a verificar sus identidades en 2023, lo que, según Google, ha provocado un "descenso precipitado" en el fraude y el malware. Como explican en su comunicado, es como un "control de identificación en el aeropuerto".

No obstante, esta medida representa un giro radical en la filosofía de Android y un movimiento muy al estilo de Apple. Para que un desarrollador pueda distribuir su aplicación fuera de la Play Store, tendrá que pasar por una nueva consola para desarrolladores, registrar el nombre del paquete y las claves de firma de sus aplicaciones. Lo que Google no hará, de momento, es comprobar el contenido de las aplicaciones.

Por otro lado, esta nueva política afectará a casi todos los dispositivos, ya que Google dice que las aplicaciones no verificadas solo se podrán instalar en los "dispositivos Android certificados". Esto incluye virtualmente cualquier dispositivo que venga con los servicios de Google preinstalados, una fracción increíblemente grande del mercado, dejando fuera solo a una porción "minúscula" fuera de China.

En este sentido, los planes de despliegue ya están en marcha. Las primeras pruebas de este sistema comenzarán en octubre de este mismo año. En marzo de 2026, todos los desarrolladores tendrán acceso a la nueva consola. Para septiembre de 2026, el plan es lanzar la función en países clave como Brasil, Indonesia, Singapur y Tailandia, con una expansión global prevista para 2027.

¿Google, encerrada en su propio laberinto? El conflicto entre seguridad y control

Google Pixel 8 Pro
Google Pixel 8 ProGoogleGoogle

Esta medida se anuncia en un momento crucial para Google. La empresa perdió recientemente su apelación en el caso antimonopolio contra Epic Games. Como resultado, un tribunal ha ordenado que Google debe permitir que otras tiendas de aplicaciones y contenidos de la Play Store sean alojados en otras plataformas.

Por lo tanto, es difícil no ver esta nueva iniciativa como una forma de que Google retenga el control en un mercado que, por orden judicial, se está abriendo.

Asimismo, esta decisión podría ser una respuesta a un problema real: la mayoría del malware que afecta a Android se propaga a través de repositorios de aplicaciones de terceros, canales de Telegram y webs fraudulentas. Por lo tanto, Google podría estar actuando de forma preventiva para proteger a sus usuarios. Sin embargo, el método elegido, al crear una especie de "lista blanca" de instalación, es agresivo y podría ser visto como una forma de reforzar su poder.

La dura lección de una filosofía que llega a su fin

El anuncio de Google marca, sin duda, un antes y un después para Android. El sistema operativo que se jactaba de su libertad y su naturaleza abierta está, poco a poco, cerrando sus puertas. Ya no es el salvaje oeste que conocimos en sus inicios. La búsqueda de la seguridad, la protección de un ecosistema masivo, ha llevado a Google a copiar una página del manual de Apple. Otra más, después de haber anunciado, hace solo unos meses, medidas que dificultarían enormemente el desarrollo de ROMs de terceros.

La pregunta ahora es: ¿qué significa esto para el futuro? Por un lado, una mayor seguridad para los usuarios menos técnicos, que podrán navegar por el ecosistema con menos miedo. Por otro, es el fin de una era para los desarrolladores y los usuarios avanzados, que ven cómo su libertad de elección se reduce.

El riesgo es que estos requisitos mínimos de verificación crezcan con el tiempo, convirtiendo a Android en un jardín vallado, similar a su principal competidor. Al final, la seguridad se ha impuesto a la libertad, y Android, sin ser una jaula, se parece cada vez más a una.