
Apagón
Sam Altman, CEO de OpenAI, lo tiene todo preparado para sobrevivir a un gran apagón, e incluso al fin del mundo
Te agobiaste con el apagón de ayer? Sam Altman no: el CEO de OpenAI tiene un plan (y un arsenal bastante curioso) para sobrevivir al fin del mundo, ya sea causado por una IA rebelde o una catástrofe más "tradicional"

La sensación de impotencia durante el apagón de ayer fue generalizada. Ver cómo todo se paraba, desde la nevera hasta el Wi-Fi, nos recordó nuestra enorme dependencia de sistemas que escapan a nuestro control. Fue un pequeño aperitivo de lo que podría ser una situación de crisis más grave.
Pues bien, mientras nosotros nos preocupábamos por si la batería del móvil aguantaría, Sam Altman, una de las figuras clave en el desarrollo de la inteligencia artificial que podría cambiar el mundo, admitió ya en 2016 que uno de sus hobbies era prepararse "para la supervivencia".
Y no hablamos de tener un par de power banks y latas de conserva. Según cuentan en el New Yorker, Altman confesó tener un arsenal preparado para catástrofes como "un virus sintético letal" o, atención, una "IA rebelde que nos ataque". Su "kit" incluía (y citamos): "pistolas, oro, yoduro de potasio, antibióticos, baterías, agua, máscaras de gas del ejército israelí y una gran parcela de tierra en Big Sur (California) a la que puedo volar". Casi nada.
Es cierto que, más recientemente (en abril), Altman ha intentado quitarle hierro al asunto en un podcast, calificando su preparación como un "hobby divertido" y diciendo que nada de eso serviría si la Inteligencia Artificial General (AGI) "se tuerce". Pero no deja de ser llamativo que el líder de OpenAI, quien ha advertido públicamente que la IA supone un "riesgo de extinción" comparable a las armas nucleares o las pandemias, tuviera (o tenga) semejante plan B personal.
El kit de supervivencia del "padre" de ChatGPT
Repasemos ese supuesto kit de 2016: armas, oro (un valor refugio clásico), yoduro de potasio (usado en casos de exposición a radiación), antibióticos (para infecciones sin acceso a médicos), baterías, agua, máscaras de gas de grado militar y un terreno aislado accesible por aire.
Esto va mucho más allá de lo que cualquiera de nosotros pudo usar ayer. Demuestra una mentalidad "prepper" (preparacionista) llevada a un nivel que solo parece al alcance de los multimillonarios de Silicon Valley.
Y es que Altman no está solo en esto. Es sabido que otros grandes nombres de la tecnología invierten fortunas en planes de contingencia post-apocalípticos. Figuras como Peter Thiel (cofundador de PayPal y amigo de Altman) o Larry Page (cofundador de Google) han comprado terrenos remotos en lugares como Nueva Zelanda. De hecho, el New Yorker revelaba que el "plan B" de Altman era volar a Nueva Zelanda con Thiel si la sociedad colapsaba. Incluso existe un lucrativo negocio de construcción de búnkeres de lujo para esta clientela tecnológica paranoica.
Pero, ¿es esta obsesión por el "fin del mundo" (ya sea por IA, virus o guerra nuclear) una preocupación genuina o hay algo más? Críticos como Douglas Rushkoff, autor de "La supervivencia de los más ricos", argumentan que este enfoque en escenarios tipo "Terminator" es una distracción conveniente.
Según esta visión, hablar del riesgo existencial de una futura superinteligencia desvía la atención de los problemas reales y presentes que la IA ya está causando (desinformación, sesgos, pérdida de empleos) y, de paso, asegura a los líderes de las grandes tecnológicas un asiento en la mesa para moldear las regulaciones a su favor, dificultando la entrada de competidores.
Otros, como John Ramey, fundador del blog de preparación The Prepared, defienden que esta mentalidad "prepper" es lógica en Silicon Valley. Argumentan que si ves como inevitable el avance de tecnologías como la IA y anticipas los problemas que pueden derivarse, prepararse es una consecuencia natural.
Lo cierto es que Altman no es el único pez gordo de la tecnología lanzando advertencias apocalípticas sobre la IA. Elon Musk ha hablado del riesgo de que la IA "se vuelva Terminator" y Eric Schmidt (ex CEO de Google) la ha calificado de "riesgo existencial". El propio Altman testificó ante el Senado de EEUU que su mayor temor es que la IA avanzada "cause un daño significativo al mundo".
Mientras la mayoría de nosotros sufríamos ayer un apagón "convencional" y nos apañábamos como podíamos, figuras como Sam Altman parecen jugar en otra liga, contemplando (y preparándose para afrontar) escenarios que van mucho más allá de un simple corte de luz. Sea un hobby excéntrico o una preocupación real, sus palabras y acciones reflejan la profunda dualidad de quienes construyen una tecnología que, admiten, podría tener consecuencias catastróficas. Quizás el apagón de ayer, sin llegar a esos extremos, sí debería hacernos reflexionar a todos sobre nuestra propia preparación, aunque sea a una escala mucho más modesta.
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