Tecnología
La vacuna contra el COVID-19 no lleva chips, pero éste será el primero que te implantarás
No había pruebas ni evidencias, pero el colectivo negacionista lo tenía clarísimo y acusó a Bill Gates de estar detrás de todo este supuesto entramado
Durante el último año, uno de los grandes argumentos negacionistas del COVID-19 ha sido que las vacunas no estaban previstas para salvar vidas, sino para inocularnos algún tipo de chip con el que tenernos controlados. No había pruebas ni evidencias, pero este colectivo lo tenía clarísimo y acusó a Bill Gates de estar detrás de todo este supuesto entramado. Como era de esperar, sus argumentos han quedado en papel mojado... aunque hay algo en lo que realmente tienen razón: ya nos podemos implantar estos microaparatos en nuestros cuerpos. De hecho, existen empresas que comercializan con ellos y hasta te los llevan a casa.
Otras, en cambio, ya se los están incorporando a sus trabajadores. ¿Con qué objetivo? Cada uno que piense lo que quiera: algunos dirán que es para controlar sus movimientos en horario de trabajo; otros, que es para facilitar la vida del trabajador en su puesto. Sin embargo, las intenciones de Epicenter, una compañía sueca pionera en este campo, son muy claras: están diseñados para mejorar la funcionalidad, actuando como “tarjetas de banda magnética” que permiten a los empleados tener “puertas abiertas, operar con impresoras o comprar batidos con un movimiento de la mano”.
“El mayor beneficio es la conveniencia”, dijo Patrick Mesterson, co-fundador de la compañía en una entrevista concedida a AP. Desde 2015, su proyecto lleva colocando estos circuitos bajo la piel humana y, desde entonces, más de 150 trabajadores ya lo han incorporado. “Básicamente, este chip reemplaza una gran cantidad de cosas disponibles en otros dispositivos, ya sean tarjetas de crédito o claves”.
Los interesados en este avance se enfrentaron a una inyección, a través de la cual el microchip (del tamaño de un grano de arroz) era incorporado en una de sus dos manos. Según los responsables, este proceso es totalmente seguro, aunque genera demasiados interrogantes en cuanto a la seguridad y la privacidad. Por ejemplo, el chip almacenará información sensible, como cuánto tiempo estará trabajando la persona o cuáles son sus gustos gastronómicos al comprar en una máquina.
“Por supuesto, poner cosas en tu cuerpo es toda una gran decisión que tomar y lo fue incluso para mí al principio”, añadió Meterson. “Pero por otro lado la gente se ha estado implantando otras cosas en su cuerpo, como marcapasos o cosas para controlar su corazón (stents, por ejemplo). Eso es algo muchísimo más serio y grave que tener un pequeño chip que sirve para comunicarse con los dispositivos”. Otros, en cambio, advierten de las amenazas potenciales (como la posibilidad de piratear el dispositivo) que podrían dar a los hackers acceso a información sensible, como nuestro estado de salud.
“Los datos que usted puede obtener de un chip que está incrustado en el cuerpo son muy diferentes de los datos que se pueden obtener de un teléfono inteligente”, explicó Ben Libberton, un microbiólogo en el Instituto Karolinska de Estocolmo, a AP. “Conceptualmente, se podrían obtener datos sobre su salud o se podrían obtener datos sobre su ubicación o sobre la frecuencia con la que está trabajando, el tiempo que está trabajando, las veces que ha ido al baño y cosas por el estilo”.
El futurista Neuralink
Neuralink es una revolución para la que, posiblemente, aún no estemos preparados del todo. El transgresor objetivo de Elon Musk no es otro que leer nuestra mente y convertir su tan debatido microchip en un intermediario para que nos comuniquemos directamente con cualquier tipo de máquinas, ya sean robots, ordenadores, móviles… Y, claro, eso da algún que otro miedillo. ¿Podría llegar a controlar nuestros pensamientos? ¿Incluso modificar nuestros intereses? Sin duda, el proyecto implica dudas más que razonables para la mayoría de los mortales que, por el momento, no cuentan con las debidas respuestas.
Es cierto que el pasado agosto, mes en el que se presentaron los primeros avances, numerosas voces alertaron de los decepcionantes resultados que traía consigo el esperado avance. Sin embargo, las últimas noticias parecen haber cambiado su opinión. Durante un encuentro realizado a principios de este mes en la red social Clubhouse, el director general de Tesla rompió los esquemas de los más escépticos al confirmar que ya habían implantado el aparato inalámbrico en el cráneo de un mono.
“Ahora puede jugar a videojuegos usando sólo su mente”, explicó al respecto. Esta revelación pone de manifiesto un dato de especial trascendencia: el acople es de tipo inalámbrico, lo que eliminaría cualquier tipo de cable y, por lo tanto, también cualquier riesgo de infección en el cerebro. De la misma forma, conforme éste se vaya desarrollando, cabe esperar que llegue a regiones cada vez más profundas del mismo, incrementado así la información que puede recopilar y las accionas que puede desencadenar.
La llave mágica
También la compañía belga Newfusion ha incorporado ya esta novedad a sus empleados. Algunos de sus trabajadores también se han implantado un microchip bajo la piel. Según la información que aparece en Le Soir, dicho implante está situado en la zona entre los dedos pulgar e índice y tiene como objetivo utilizar el cuerpo como llave (puesto que permite abrir puertas) y como clave (ya que los que lo incorporen pueden encender su ordenador sin tocarlo).
✕
Accede a tu cuenta para comentar