Carreteras

¿Coches autónomos o tripulados ? Esa es la cuestión

Los coches autónomos son capaces de detectar obstáculos o peatones en la calazada y reaccionar
Los coches autónomos son capaces de detectar obstáculos o peatones en la calazada y reaccionarlarazon

La inteligencia artificial de estos vehículos ya está considerada legalmente como un conductor, pero, ¿es la respuesta?

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el tiempo que termine de leer este artículo morirán dos personas en el mundo debido a accidentes de tráfico. Una vida se pierde cada 25 segundos en carreteras, calles o avenidas. De hecho, según la misma entidad, es la principal causa de muerte entre los 18 y los 35 años y en 2030 será la quinta causa de muerte a nivel mundial. Una década atrás ocupaba el noveno puesto. Cada una de estas muertes tiene un coste afectivo, pero también económico y social. En un trabajo realizado para la OMS, Anna García-Altés, Josep M. Suelves y Eneko Barbería, del Observatorio del Sistema de Salud de Catalunya, cifraban en 1.400.000 euros cada muerte. Las lesiones provocadas por accidentes de tráfico cuestan, según Christophe Lobry-Boulanger, de la Federación Internacional de la Cruz Roja, 518.000 millones de euros, al año en el mundo, la mayoría de ellos en países con bajos ingresos y para los cuales este dinero representa entre un 2% y un 3% del producto interior bruto. El mismo trabajo realizado por Lobry-Boulanger estima que el 85% de los accidentes se podrían haber evitado.

¿Hay alguna solución para este problema? Recientemente el sistema de inteligencia artificial que controla el coche autónomo de Google ha sido considerado legalmente un conductor por la Administración de Seguridad de Trafico en Carreteras Nacionales de Estados Unidos (NHTSA), el equivalente a la DGT. Si bien esto es un importante espaldarazo, la realidad es que no existe ningún sistema infalible y culpar de un accidente a un vehículo no resuelve las estadísticas. También habrá que ver la eficacia de la ciberseguridad del sistema, algo que aún no se ha contemplado.

La otra gran esperanza pasa por cambiar las costumbres de conducción. Y para ello, visto que las modificaciones viales (rotondas, señalizaciones, radares, etc.) y las campañas publicitarias no tienen el rápido efecto buscado, se está utilizando la tecnología.

La mayoría de los accidentes de tráfico se producen por errores humanos, no sólo desatención de los conductores sino también temeridad de los peatones o ciclistas que cruzan por donde no deben. La solución para esto pasa por un tercer ojo, un sistema de constante alerta que prevenga cualquier posible accidente. Eso es justamente Mobil Eye. Básicamente es una cámara dotada de un sofisticado sistema de inteligencia artificial que registra todo lo que sucede alrededor del vehículo y reacciona en consecuencia. Hasta la fecha, 10 millones de vehículos lo tienen incorporado. «Gracias a esta tecnología –explica Gil Ayalon, miembro de Mobil Eye a LA RAZÓN– hemos reducido un 80% los accidentes y un 45% las demandas a las aseguradoras». El sistema consta de varios elementos: una cámara que realiza un barrido de todo lo que rodea al coche, interpreta los objetos potencialmente peligrosos (peatones, ciclistas, mascotas y otros vehículos) y envía una alerta, sonora y visual en caso de peligro. Mide la distancia al coche que nos precede, evalúa la velocidad de ambos, calcula el tiempo de frenada y si éste esta por debajo del nivel de seguridad, comienza a sonar una alarma. Algo similar sucede cuando se cruza un peatón o un ciclista se acerca por un ángulo muerto. Los parámetros de distancia y tiempo de alerta se pueden cambiar para dar mayor tiempo de reacción, hasta casi tres segundos de anticipación. Para conductores sordos hay una alerta extra: el volante tiembla levemente.

«Legalmente no está permitido tocar los frenos de los vehículos, pero estamos en contacto con el 90% de los fabricantes para que instalen esta tecnología de serie. Cuando vamos a comprar un vehículo, nos ocupamos del color, el entretenimiento a bordo, la potencia...pero se pregunta muy poco por la seguridad y ésta debería ser la prioridad. Con Mobile Eye hemos descubierto que se cambian las costumbres de conducción: al tenerlo en el vehículo somos más conscientes de lo que sucede y nuestra base de datos registra que quienes lo tienen instalado, a medida que avanzan en su uso, reciben menos señales de alarma, lo cual es un indicador que conducen con mayor precaución».

Pero no es el único descubrimiento, ni beneficio, que han conseguido reduciendo la siniestralidad. Mobil Eye comenzó a utilizarse en Israel, donde se desarrolló. Allí, los ayuntamientos locales lo utilizan para obtener información de los sitios donde más accidentes se producen, evaluar las razones (mala señalización, peatones temerarios, mal estado de la carretera, etc.) y resolverlo. Esto ha tenido varios efectos secundarios. El primero es disminuir accidentes, pero también ha permitido reducir gastos de combustible, evaluar las horas más adecuadas para los servicios públicos como recogida de basuras y, en breve, será capaz de recibir información y reaccionar a ella.