Por segunda vez consecutiva, Space X se está enfrentando a obstáculos en sus lanzamientos del cohete Starship. A finales de febrero la nave se autodestruyó y hoy su etapa superior, conocida como Ship, también estalló en pedazos. Para Space X esto representa varios problemas a futuro.

El primero de ellos es un obvio retraso en lo que se refiere a los lanzamientos de la segunda generación de satélites para el sistema Starlink de SpaceX. Un retraso que produce un efecto en cascada: de acuerdo con Morgan StanleyStarship y Starlink están entrelazados. Por un lado, el desarrollo de Starship permite lanzamientos más baratos de Starlink, mientras que las ganancias de Starlink, un sistema que ofrece internet satelital a más de 70 países, financia los avances de Starship. Pero hay más.

También tenemos sus efectos sobre el Programa Artemis, la misión que pretende regresar a la Luna y establecer una base de larga duración allí y para ello se utilizarían equipos de Starship. De hecho, la NASA lo eligió como el único sistema de aterrizaje humano lunar para las misiones tripuladas Artemis III y Artemis IV planificadas.

Si los accidentes se siguen produciendo a un ritmo similar, todo el programa se verá afectado y podría retrasarse años. Esto afectaría económicamente a Space X y complicaría la rueda que permite avanzar, invertir y mejorar el sistema.

Finalmente, una crisis en Space X también retrasaría la investigación científica. Debido a su naturaleza privada, la empresa de Elon Musk no tiene que justificar gastos ni seguir cánones burocráticos, lo que le permite ser más rápida en ciertas tareas. Y más económica en otras. Cada vez más universidades, agencias espaciales y organizaciones científicas utilizan los servicios de Space X para enviar satélites y desplegar telescopios en el espacio. Las demoras en el desarrollo de las aeronaves como Starship es una rueda que afectará el desarrollo científico, con ello ralentizará el conocimiento necesario para establecer una base en la Luna, influirá en la confianza de la NASA, creará un alto en los lanzamientos de los satélites Starlink, algo que influirá en la economía de Space X… y la rueda volverá a dar un giro.