Ciencia y Tecnología

Vidas por control remoto

Ejecutar tareas rutinarias a distancia proporciona confort y constituye una fuente de ahorro económico y eficiencia energética

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Ejecutar tareas rutinarias a distancia proporciona confort y constituye una fuente de ahorro económico y eficiencia energética

Encender la calefacción y el horno desde la oficina, a través del smartphone, para que al llegar a casa la temperatura sea agradable y la comida esté preparada. Bajar las persianas sin levantarse de la cama. Saber quién llama al videoportero a kilómetros de distancia. Interconectar el automóvil con la vivienda... El control remoto de nuestras vidas es toda una realidad, que ayuda a hacer el día a día más fácil.

Los avances tecnológicos que, desde hace tiempo, ofrece la industria automovilística, como la posibilidad de abrir el coche a distancia o de climatizar el habitáculo por zonas, aún no están tan extendidos en los hogares, donde se acepta tener la calefacción a la misma temperatura en todas las habitaciones, por ejemplo. Sin embargo, y a raíz de la irrupción de los teléfonos inteligentes, casi todas las tareas rutinarias podrán ejecutarse por control remoto que, además de proporcionar confort, constituye una fuente de ahorro y eficiencia energética.

Conexión coche-casa

La aplicación «Home Net», de Volkswagen, hará posible interconectar los automóviles con las viviendas, mediante cámaras con las que podrá controlarse la situación. Si alguien olvida las llaves o necesita entrar en su casa, bastará con realizar una llamada y acercar el rostro a esa cámara. El Volkswagen I.D. (prototipo presentado en París en septiembre) transmitirá la imagen a la pantalla «Digital Cockpit» del coche y, posteriormente, el conductor podrá abrir la puerta de la vivienda mediante una app.

Otra forma de controlar el coche a distancia es el «Piloto de aparcamiento». En concreto, el prototipo Volkswagen I.D. busca de forma autónoma un lugar de estacionamiento. El conductor deja el vehículo en una zona marcada en la entrada de un parking y lo activa a través de una app. A continuación, el I.D. se pone en marcha. Como si se tratara del modo de conducción autónoma «I.D. Pilot», el I.D. reconoce otros automóviles, y a los peatones. «El coche se aparca solo en una plaza libre o, si necesita recargarse, busca una plaza de aparcamiento con cargador», explican desde la compañía.

Una aplicación que ya está disponible para los eléctricos y también para los híbridos enchufables de Volkswagen es «Car-Net e-Remote», que permite saber a distancia desde el smartphone si las puertas están bloqueadas, el nivel de carga del vehículo o dónde está aparcado. El servicio de aire acondicionado de esta app posibilita disfrutar de la temperatura que se desea en el interior del vehículo antes de ponerse en marcha. Asimismo, el administrador de la batería permite iniciar y detener el proceso de carga desde casa, lo que supone un importante ahorro, si se tiene en cuenta que los precios de la electricidad pueden variar de una hora a otra. Otra funcionalidad de esta plataforma es el envío de direcciones al GPS del vehículo desde cualquier ordenador.

Mecanismo de seguridad

Además del «boom» de los smartphones y de la sencilla usabilidad de las app, el mayor impulso al control remoto viene derivado de la aparición de las redes de banda ancha. «La conexión a internet mediante ADSL o fibra óptica y las redes móviles 4G han permitido esa capacidad de gestionar cualquier elemento desde cualquier parte del mundo». David Alvira, gerente comercial de ID Domótica, afirma que, partiendo de la comodidad del control remoto de un equipo electrónico, existen multitud de aplicaciones de esta tecnología, como es el caso de la astronáutica.

A nivel de usuario, el control remoto permite responder ante posibles accidentes e incidencias con una mayor celeridad. Puede alertar de caídas eléctricas, de fugas de agua, de gas, de humo... Y es que «si hoy en día no se concibe el control de una televisión sin mando a distancia, en pocos años no se concebirá el control de todas las instalaciones de una vivienda o edificio desde un dispositivo móvil», destaca Alvira.

Los usuarios suelen buscar este tipo de tecnologías pensando en la seguridad, para enterarse inmediatamente de si entra un ladrón en casa, e incluso para verlo en tiempo real desde el móvil gracias a las cámaras. Tomando el ejemplo de una hipotética inundación, Noel Fuentes, cofundador de Indomotiq, sostiene que el damnificado querrá recibir inmediatamente una notificación tipo «push» al móvil. Pero a la vez, y de forma automática, que se cierre la electroválvula general del agua para evitar daños mayores.

Soluciones integradas

Los dispositivos de control remoto constan de cuatro partes bien diferenciadas: la actuación física, la medición física, la comunicación y la inteligencia del dispositivo. Y mientras que la parte física es la que les permite interactuar con el medio o elemento a controlar, la comunicación es la que hace posible su gestión remota. Alvira revela que existen muchas tecnologías para cada una de las partes, y que dependen de las magnitudes físicas que se deseen medir, de las cargas eléctricas que se quieran controlar y de la comunicación a emplear. Y el gerente comercial de ID Domótica apostilla que el gran reto es lograr que todos los dispositivos de una instalación puedan entenderse entre sí y ser gestionados desde un mismo lugar.

Esta integración se centra en las tecnologías de comunicación y en los protocolos. Las tecnologías de comunicación son medios físicos utilizados por los dispositivos para comunicarse. Existen muchas: buses cableados, infrarrojos, bluetooth, zigbee, Wifi, IP, etc. No obstante, que dos dispositivos utilicen una misma tecnología de comunicación no garantiza su compatibilidad, por lo que para que dos dispositivos sean compatibles entre sí deben compartir un mismo protocolo de comunicación.

Se ha pasado del mando de la televisión al «mando de la casa». Y este control ya puede realizarse a través de la voz. Incluso Alvira destaca que en ciertos estudios se está trabajando sobre la posibilidad de generar «ambientes digitales», donde a través de sensores concretos, la vivienda «aprenda» nuestros comportamientos y actúe en consecuencia, de manera autónoma.