Videojuegos

Los eSports tienen su propio VAR

Refuerzan sus controles para combatir las trampas, los amaños o el dopaje

Una macrocompetición de deportes electrónicos celebrada el pasado 8 de julio en Colonia (Alemania) / EFE-Epa
Una macrocompetición de deportes electrónicos celebrada el pasado 8 de julio en Colonia (Alemania) / EFE-Epalarazon

Los deportes electrónicos (eSports) siguen con su crecimiento imparable y se preparan para hacer frente a viejas amenazas que resurgen de la mano de la profesionalización del sector: las trampas, los amaños o el dopaje, entre otras. Para ello, la Liga de Videojuegos Profesional (LVP) une fuerzas con Esports Integrity Coalition (ESIC) con el objetivo de lograr «una reglamentación más garantista y transparente» y se aferra a sus fortalezas respecto a los deportes tradicionales: «Llevamos dos décadas usando el VAR».

Así lo ha explicado Sergi Mesonero, cofundador de la LVP, que detalla que desde hace cerca de veinte años «todas las partidas de competiciones oficiales están grabadas, con la posibilidad de hacer un seguimiento de cada uno de los movimientos». «Tenemos un VAR por naturaleza», ha sentenciado Mesonero (en referencia al árbitro asistente de vídeo que se está implantando en el fútbol) durante una entrevista concedida a Portaltic.

Este veterano del sector insiste en que en fútbol un jugador puede exagerar una caída para intentar forzar algún tipo de penalización, pero asegura que en el caso de los eSports «los controles son enormes» y niega que se hayan producido trampas en competiciones oficiales en los últimos cuatro años. Quedan atrás casos como el de un jugador de Counter Strike que intentó meter un pendrive para instalar un software que le otorgase ventaja en el juego o el de un profesional del Call Of Duty que trató de usar un mando modificado.

Incluso en el caso de las competiciones no presenciales, los jugadores tienen que conectarse a servidores con software especiales, realizar pruebas de identidad con los administradores o someterse a un control exhaustivo de las IP para que no haya trampas durante las partidas.

Pese a ello, el sector sigue dando pasos para velar por la integridad de las competiciones de videojuegos y luchar contra las trampas y otras formas de manipular las competiciones. Entre las aportaciones de la ESIC destaca el ‘código anticorrupción’, que se pone ahora en marcha y vela por la integridad de la competición, monitorizando las apuestas y evitando la manipulación de resultados para beneficiarse de ellas.

Se prevé que las apuestas en eSports crezcan, desde el punto de vista de facturación, a más de 100.000 millones de dólares en los próximos cuatro años, según el documento aportado por la ESIC al que ha tenido acceso Portaltic. Una cifra «aproximada» - precisa Mesonero - que incluye el mercado negro, activo principalmente en países como Rusia o China. «En el caso de España los volúmenes de las apuestas son muy pequeños», añade.

El organismo internacional manifiesta su preocupación por los grupos de crimen organizado y sindicatos de apuestas corruptos, que recurren al soborno y la violencia para el amaño de partidos. «Una situación para la que los eSports no están preparados actualmente», según la ESIC. Por este motivo, además de la reglamentación se busca formar a los profesionales del sector, de manera que entiendan que el simple hecho de «difundir información privilegiada, incluso sin ánimo de lucro, puede constituir un delito».

Hasta ahora los casos de amaño de partidos en las competiciones oficiales son aislados. Uno de ellos lo protagonizó Alexey ‘Solo’ Berezin, que fue suspendido de por vida en 2013 para todos los eventos de ‘Starladder’ al descubrirse que hacía apuestas contra su propio equipo.

El miedo a este tipo de castigos puede ser motivo suficiente para aplacar esta plaga. «En las competiciones amateur y online las trampas deben estar a la orden del día, como en el caso del mundo del ‘gaming’ en general, pero lo que se juegan los jugadores profesionales es suficientemente importante como para desincentivar estas prácticas», agrega Mesonero, que confía en la atención máxima por parte de los clubs, jugadores y los organizadores de los torneos, quienes cuentan ahora con una línea telefónica confidencial abierta por la ESIC para denunciar posibles intentos de amaño.

En 2017 se repartieron 24,8 millones de dólares en premios en metálico en el conjunto de las competiciones de eSports a nivel mundial, frente a los 15,6 del torneo masculino de Wimbledon o los 12 millones del US Master de golf, por poner dos ejemplos; lo que unido a la formación de clubs a nivel local y estatal ayuda a la profesionalización del sector, que acaba traduciéndose en una mejora de los sueldos.

Según el ‘Libro blanco de los eSports en España’, publicado por la Asociación Española de Videojuegos (AEVI) para conciencias sobre el impacto de los deportes electrónicos, hay cien jugadores profesionales en el país, que ganan una media de entre 1.500 y 2.000 euros brutos al mes. «Los hay mileuristas y otros que pueden estar cobrando 60.000 euros o incluso algo más», detalla Sergi Mesonero, que eleva la cifra de jugadores a cerca de 200 (actualizando los datos de hace un año presentados en el informe).

Muchos ‘gamers’ confiesan entre bromas desayunar Red Bull, pero por suerte para ellos esta bebida no está entre las sustancias prohibidas. Tampoco las organizaciones tienen muy claro cómo actuar con los posibles casos de dopaje en los deportes electrónicos. Al ser preguntado por este tema, Mesonero reconoce que «no hay un conocimiento previo que diga qué sustancias pueden mejorar el rendimiento» en los eSports y, por lo tanto «se actúa un poco a ciegas».

Las organizaciones coreanas se han adherido a la Agencia Mundial Antidopaje y siguen su lista de sustancias, pese a que muchas de ellas no tengan ningún efecto positivo sobre los profesionales de los eSports. La otra política que se ha seguido es simplemente prohibir medicamentos que traten los problemas de atención y que se considera que podrían tener repercusión en el rendimiento.

«Se han realizado centenares de controles antidopaje en los últimos tres años y todos han dado negativo», afirma Mesonero, quien indica que toda esta preocupación «viene de un único caso existente, que además fue reconocido a posteriori por el propio jugador». El cofundador de la LVP no ve en el dopaje un tema por el que preocuparse.

El Comité Olímpico Internacional ha dicho por activa y por pasiva que los eSports ‘ni están ni se les espera’ en Tokio 2020 o en París 2024. Los deportes tradicionales y los electrónicos son dos sectores muy diferentes y el principal problema radica en que las competiciones de los eSports están ligadas a un videojuego en concreto, que es un producto comercial de una determinada compañía, lo que no garantiza - entre otras cosas - su continuidad en el tiempo.

«Introducir esta realidad al ámbito del olimpismo tiene muchas dificultades», reconoce Mesonero, que al mismo tiempo defiende que el sector «no necesita ningún espaldarazo». «El interés de los Juegos Olímpicos (JJOO) por los eSports es más bien para intentar compensar la pérdida de atracción que los JJOO están teniendo sobre la población más joven. Los JJOO necesitan a los eSports más que los eSports a los JJOO», ha aseverado.

En este sentido, el sector ve como algo «utópico» la futura presencia de los eSports como disciplina olímpica, aunque no se descarta que puedan realizarse algunas actividades en paralelo a los Juegos Olímpicos de Tokio, la ‘Meca’ del mundo de los videojuegos.

Por último, al ser preguntado por una posible burbuja en el mundo de los deportes electrónicos - como la que se ha vivido en otros sectores -, Mesonero ha reconocido que no se trata de un mercado asentado, pero añade que nadie dentro del sector duda de que vaya a seguir creciendo. «No creo que la industria tenga una burbuja, pero sí que creo que puede haber unos activos que están extremadamente sobrevalorados», ha sentenciado. EP