Inteligencia Artificial

La opinión de una experta sobre Alba Renai: “Estamos creando cosas que parecen personas y el problema es que es muy real”

Esta es una de las conclusiones de una docente de IA sobre la presentadora de Supervivientes desarrollada con esta tecnología.

Alba Renai
Xuso Jones con Alba Renai... La presentadora parece casi parece. InstagramInstagram

Ya han pasado casi 10 años desde que nació Lil Miquela, la primera influencer virtual. Desde entonces la tecnología ha avanzado mucho, tanto como para que nos enfrentemos a una presentadora, Alba Renai, desarrollada por inteligencia artificial, una “presencia” (por llamarla de algún modo) que habla, interactúa y tiene personalidad propia. Pero ¿qué hay detrás de ella?

Para comprender mejor la tecnología y sus implicaciones, hemos hablado con Gema Fernández Blanco, docente en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Utrecht, Países Bajos y afiliada a investigadora en el Centro de Automática y Robótica de la Universidad Politécnica de Madrid.

El dilema lleva años en la palestra, muchos más que Lil Miquela. Podríamos decir que comenzó con una adaptación del cuento El Congreso de futurología de Stanisław Lem (el autor de Solaris, entre otros clásicos), publicado allá por 1971. En 2013 el director Ari Folman, se inspiró en esta obra del autor polaco y estrenó El congreso. En esta película se retrata a una actriz (interpretada por Robin Wright) que firma un contrato según el cual los estudios harán una copia de ella y la utilizarán como les plazca.

Los primeros pasos para crear un personaje ficticio, pero que pareciera (King Kong, por ejemplo) se dieron gracias al uso de imágenes CGI, aquellas creadas por ordenador. “Es una técnica que lleva años, pero ha avanzado mucho – nos explica Fernández Blanco -. En este caso, de Alba Renai, también se habría utilizado ChatGPT o un sistema similar, para el lenguaje, modificando características para que se mantenga uniforme y le gusten, por ejemplo, ciertas cosas. Y luego se habrá usado captura de movimiento. También una técnica antigua, pero que ha mejorado mucho”.

Fernández Blanco destaca que aún hay cosas que mejorar, por ejemplo ha observado que el movimiento de la boca no es perfecto en cuanto a la sincronización con sus diálogos. Pero la presentadora es apenas la punta de un iceberg.

“En donde más dinero genera esto es en la industria pornográfica, por ejemplo, en Only Fans. Y aquí hay una parte ética que está mezclando gente que no existe con fotografías que usan a través de generadores como ChatGPT o MidJourney, los cuales están entrenados con gente real. No tengo claro de quien es la propiedad intelectual, si es del programa, del procesador de texto, o si tiene derechos de autor o del software. No tengo claro que esté definido este tipo de derechos”.

Y luego hay un debate mucho más profundo. Alba Renai es apenas una anécdota en un programa de entretenimiento, pero es un paso hacia algo mucho mayor, en cuanto a peso, influencia y calado en la sociedad. “A nivel de dilema ético – confirma Fernández Blanco – la pregunta es ¿cuál es la diferencia entre verdad y mentira? A un humano le otorgamos características y responsabilidades de humanos. En cambio, cuando vemos una máquina o un avatar no le otorgamos una realidad o responsabilidad. Es como una marioneta, solo que, a medida que avance la tecnología, ya no veremos una marioneta. Queda muy poquito para que no podamos distinguir entre un humano y un avatar”.

Esta experta en la tecnología y sus posibles usos (y abusos) también destaca que a la hora de crear este tipo de personajes “los sesgos aplicados suelen ser muy estereotipados”. En pocas palabras, vemos la figura femenina que hasta hace unos pocos años era un reclamo habitual para vender productos de belleza o de moda. Y no es extraño que termine en Only Fans. Y aquí volvemos a los derechos: ¿a quién pertenecen? A esto hay que sumarle que en pocos años la tecnología avanzará aún más gracias a que Alba está constantemente bajo entrenamiento: cuánto más aprende del equipo que la desarrolla y de lo que se le pide, más real parecerá a nuestros ojos.

“Estamos creando cosas que parecen personas – concluye Fernández Blanco -, cuando no sepamos distinguir le vamos a dar responsabilidad, conocimiento y capacidades que habitualmente solo corresponden a humanos. Imagino que, a nivel de un extra, como en este caso de Supervivientes, me parecen interesante, pero dependerá mucho del nivel de aceptación. Si la gente rechazará ver las noticias presentadas por una máquina, no se impondrá”.