Ciencia y Tecnología
Un smartphone con ruedas
Un coche inteligente genera a diario una cantidad de información equivalente a un cuarto de millón de libros. Algunos ya deciden cuando cambiar de carril.
Un coche inteligente genera a diario una cantidad de información equivalente a un cuarto de millón de libros. Algunos ya deciden cuando cambiar de carril.
Una década atrás, cuando nació el primer iPhone, el teléfono móvil comenzó a dejarse de usar para llamar por teléfono y se convirtió en nuestra cámara, agenda, central de entretenimiento y sede de nuestras redes sociales. De acuerdo con un estudio realizado por eMarketer, en 2012 usábamos el móvil apenas 2,20 horas por día, una hora y cuarenta minutos en aplicaciones y 38 minutos en llamadas. En 2017, el tiempo que pasamos en las aplicaciones (desde WhatsApp a Netflix o plataformas de juego) se triplicó y las llamadas por línea se redujeron a menos de la mitad.
Esta revolución en los teléfonos móviles es la misma que están experimentando actualmente los vehículos inteligentes. Basta un dato para comprender de qué hablamos. Si un lustro atrás, nadie pensaba en comprar un coche conectado, hoy los vehículos con cámaras, conexión a la red y otras capacidades, los llamados smartcars generan unos 25 GB de información por hora (cifras del informe The Internet on Wheels and Hitachi, realizado por Hitachi). Para darnos una idea, 25 GB son más de 10.000 libros de 200 páginas. Por hora. Un solo vehículo. A diario, un coche inteligente genera una cantidad de información equivalente a un cuarto de millón de libros.
¿Cómo es posible esto? ¿En qué usan tantos datos? Hablamos con Nissan, uno de los pioneros en ubicar sistema de procesamiento de datos en todos sus vehículos para comprender hacia dónde vamos. «Solo del motor se analizan cerca de 17.000 parámetros – nos explica Abel Simón, uno de los responsables de tecnología de Nissan en conversación telefónica –. La cantidad de información total es enorme y eso se está convirtiendo en un desafío». No solo estamos hablando de sensores, cámaras, altavoces, luces,etc., sino también de la información que comparten los vehículos cuando llegan a intersecciones o los datos de señales inteligentes, sensores IoT y radares, entre otras.
Un ejemplo de esto es la evolución de la alerta de colisión frontal. Si antes estaba ubicada en vehículos de alta gama y consistía en una leve alerta, es decir, un sistema pasivo, ahora ya es habitual en muchos y es activa. De hecho, ya no hablamos de un sensor. «El sistema anticolisión frontal es activo – nos confirma Simón –, se sirve de la cámara de alta definición delantera y del radar instalado en el frontal para advertir la presencia de obstáculos en la dirección del coche y, en caso de peligro, si el conductor omite los avisos que el sistema emite, aplica presión de frenado para minimizar la velocidad hasta detener el coche por completo si fuera necesario» Nissan, por ejemplo, ha instalado estas alertas en casi todos sus modelos, incluso en la última versión del Micra. El sistema anticolisión no solo trabaja con la cámara delantera, sino que se sincroniza con la trasera para evaluar posibles riesgos al frenar por completo. Gracias a esto, el vehículo «decide» el mejor momento para detenerse, evaluando tanto la posibilidad de una colisión frontal como trasera.
Algo similar ocurre con la tecnología de cambio de carril: el Micra ya no solo avisa que estamos invadiendo el del vecino, sino que aplica una leve presión en una u otra rueda para corregir la dirección. Evidentemente la seguridad es prioritaria, tanto la vial como la digital: la información rara vez se almacena y más extraño aún es que se comparta. Para reducir más aún los riesgos, Nissan utilizar diferentes microchips (Qualcomm o Intel por ejemplo) lo que minimiza aún más las posibilidades de hackeo. Finalmente, para garantizar el correcto funcionamiento de todos los sensores, radares y cámaras, el vehículo es sometido a 15 días en una cámara específica, a 30º C bajo cero y luego otros tantos días a temperaturas por encima de los 50ºC.
Hasta aquí la seguridad y fiabilidad de los coches inteligentes. Pero, todo esto es el paso previo para que los vehículos dejen de utilizarse solo como medio de transporte. ¿Raro? Una década atrás los teléfonos solo servían para hacer llamadas y nadie los veía con potencial para mucho más.
El primer paso es el entretenimiento. La conexión a Spotify o cualquier otro sistema de entretenimiento en streaming ya es habitual. Pero al igual que ocurre con los móviles, los fabricantes buscan mejorar la experiencia audiovisual aliándose con los mejores. Bose y NIssan han creado para toda la gama, una instalación de sonido única para cada modelo, teniendo en cuenta desde el perfil de los asientos, la potencia del motor, la cantidad de ocupantes y la arquitectura del vehículo para que cada usuario pueda definir la potencia que quiere y dónde.
Otro aspecto es la salud. Del mismo modos que los móviles miden nuestras constantes vitales, Nissan está trabajando en el concepto Health & Well- Being (Salud y Bienestar): mediante diferentes sensores, los asientos analizan nuestra postura, temperatura y hasta nivel de fatiga para cambiar ciertos parámetros y mejorar la circulación sanguínea y adecuar la calidad del aire.
Para terminar algo fundamental a la hora de hablar de vehículos eléctricos. En alguna oportunidad hemos puesto el dedo en la llaga a este respecto: de poco sirve un vehículo electrónico si para cargarlo se utiliza energía provenientes de centrales que funcionan a partir de carbón u otros combustibles contaminantes. Nissan ya ha instalado en Dinamarca y en breve lo hará en el Reino Unido un sistema de panel solar para el Leaf (el eléctrico de la marca japonesa) que permite no solo cargarlo con energía eléctrica, sino que gracias a un algoritmo, también podrá vender la electricidad extra a la red local. Teniendo en cuenta los días de Sol en España, esperamos que esto pronto llegue a nuestro país. Sería lo más lógico y verde.
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