Televisión
Un hombre contra el reflejo de sí mismo
Protagonizada por el gran Paul Rudd en un papel doble, la nueva serie de Netflix utiliza una premisa de ciencia-ficción para reflexionar sobre crisis de identidad y asuntos conyugales
Si la mera presencia de Paul Rudd en el reparto de cualquier proyecto supone automáticamente una mejora ese proyecto –a estas alturas queda poca duda de eso–, una serie que incluye doble ración de Rudd debería tener el éxito artístico asegurado, o al menos eso es lo que deben de haber pensado los responsables de «Living With Yourself». En la nueva serie de Netflix el actor interpreta a Miles, empleado de una empresa de marketing deprimido y atrapado en una vida cómoda pero rutinaria. Pero también interpreta a Miles, la versión rejuvenecida de sí mismo, surgida de un spa en un centro comercial después de un misterioso tratamiento terapéutico que resulta ser una forma de clonación corporal y mental.
El nuevo yo no supone una transformación radical del antiguo; no es capaz de doblar el acero o de caminar sobre las aguas. Simplemente viste y se peina un poco mejor, cuenta anécdotas con algo más de gracia y es más resolutivo en el trabajo, y más atento y romántico con su esposa. ¿Y qué sucede con el viejo Miles? Los propietarios del spa tienen una solución simple: matarlo. Pero fracasan en el intento, y en la primera escena de la serie lo vemos saliendo de una tumba poco profunda, envuelto en celofán y ataviado con nada más que un pañal. Tras toparse con su doble su primera reacción es querer acabar con él, pero luego se da cuenta de que puede usar al clon para mejorar su propia vida. Por supuesto, no funcionará. ¿Cómo iba a poder hacerlo? Mientras contempla las evoluciones de la pareja, «Living With Yourself» destaca por su encantadoramente modesta aproximación a la ciencia-ficción, materializada en todas esas escenas que nos muestran a Rudd actuando enfrente de Rudd y exhibiendo una asombrosa habilidad a la hora de diferenciar a las dos versiones del personaje sin convertirlas en dos personajes diferentes. Asimismo, su premisa plantea una cantidad considerable de cuestiones interesantes, sobre nuestra obsesión colectiva por ofrecer imágenes mejoradas de nosotros mismos en nuestras interacciones con los demás y principalmente en redes sociales, o sobre los mecanismos de la vida en pareja y cómo aquellos rasgos de nuestros cónyuges que nos ponen de los nervios se vuelven inseparables de todo lo que nos hace amarlos.
Hay momentos en los que «Living With Yourself»deja clara una firme disposición para sumergirse en las profundidades de esas preguntas, pero durante la mayor parte de su metraje se limita a transitar por aguas poco profundas; buena parte de las complicaciones narrativas introducidas son eliminadas antes de resolverse sin motivo antes de obtener una resolución adecuada. También en ese sentido, la serie no se muestra particularmente interesada en sacar toda la punta posible a su ingeniosa premisa; no lleva a cabo una verdadera exploración de las implicaciones que conlleva el mundo alternativo en el que transcurre. Prefiere centrarse en una historia profusamente contada: la de un trabajo sin futuro, un matrimonio que se desmorona y un protagonista que, después de una serie de tribulaciones, comprende que tiene una vida bastante buena y que incluso las existencias más ordinarias tienen algo envidiable. Al final, la ironía inherente a esta ficción sobre personas clonadas es que ella misma da la sensación de ser una copia, y de no estar a la altura de aquello que replica.
- Por qué hay que verla por qué no: Siempre es un placer ver en pantalla al actor Paul Rudd, y aún más, por duplicado.
- El mayor acierto: Las dos versiones de Miles en mismo plano, a pesar de haber sido rodada de manera tradicional.
- Si le gusta también puede ver... La filmografía de Charlie Kaufman, y series como «The Good Place» y «Russian Doll».
- El dato: Rudd participó en teleseries como «Friends», «Parks and Recreation», «Wet Hot American Summer».
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