Entrevista

Mercedes Milá: «Soy tan pública que todo el mundo es dueño de un trocito de mi vida»

Recibió el Premio Jesús Hermida, ha estrenado «Milá y Levy» y graba «Milá vs Milá»

Mercedes Milá
Mercedes MiláLa RazónAcademia TV

Asus 71 años la periodista Mercedes Milá está imparable y a su obsesión por William Levy, a quien dedicó un programa entero, suma que ya está preparando la nueva temporada de «Milá vs Milá» en Movistar Plus+.

Ha pasado por varias fases: de la fascinación por las entrevistas, a presentar «Gran Hermano», y de vuelta a las entrevistas...

Es facilísimo: las entrevistas casi dejaron de existir porque ya no eran entrevistas, eran acuerdos. Era como pasar por los jefes de imagen, por los jefes de comunicación, por los departamentos de no sé qué... y hasta que llegamos al personaje que tú querías tener en primera persona, mirarle a los ojos y saber lo que piensa de verdad, se te había perdido por el camino. Y ya llegó un momento que eso me sacó del mundo de las entrevistas y estuve un tiempo fuera. Cuando me pasa eso me voy a estudiar algo por ahí. Y un buen día me ofrecieron «Gran Hermano», programa al que yo ya seguía desde hacía unos meses, y que me parecía muy interesante porque era un sitio donde lo que sucedía se veía al instante, diariamente y cada hora salían imágenes en video que llenaban los programas que trataban ese tema. Eso me pareció el chollo padre, porque siempre estábamos con qué hacer, que video poner, cómo montarlo, y esto era lo contrario: era un chorro de agua, era un chorro de sangre vivo saliendo hacia afuera. Y cuando me llamaron les dije que sí, porque me interesaba muchísimo. No tanto la miseria humana, que también, sino lo humano. Todo. Con las cámaras y los micros no había escapatoria. Si te interesan los seres humanos te tiene que interesar «GH». Y si no te interesan los seres humanos, es inútil porque no te va a gustar jamás ese programa.

Y volvió a las entrevistas porque en «Milá Vs. Milá» ya hizo la primera versión y está el camino hecho...

María Ruiz Calzado tuvo una idea brillante, que fue decir «como has hecho tantas entrevistas en el pasado, por qué no revisitamos esas entrevistas?». Y si los personajes viven, hay muchos que han muerto,, y quieren, podemos hacer un antes y un ahora. Y ha dado mucho de sí. Para mí ha sido emocionante y da mucho gusto; mucho.

¿Qué entrevista diría que no ha podido conseguir, que se ha quedado en el tintero?

Hay muchas personas que han muerto, que se me han quedado en el tintero, pero hay uno que vive pero jamás se atrevería a ponerse un micrófono y sentarse a que yo le hiciera una entrevista, que está viviendo fuera de España y es el Rey de España. El ex Rey, o sea el emérito. A ese sí que me gustaría hacerle una entrevista pero en serio. Y ahí sí que a la personalidad que yo conocí, escucharle en primera persona y trataría de tener los menos prejuicios posibles. Aunque es muy difícil, pero lo intentaría. Esa es la entrevista que creo que podría ser atómica.

Pero le consta que no va a pasar

No. Pero como la vida es una sorpresa diaria, nunca se sabe...

Que le sonara el teléfono, como con William Levy

Un día me suena el teléfono o me manda un Instagram el emérito desde Dubai. O desde dónde sea que esté, y dice «venga, tía», porque habla así, me encanta como es de directo: «Vamos a hacer esa entrevista que tú dices que no tengo cojones para hacer». A tope, ¿te imaginas?

¿Hay algún momento televisivo, en el que se hubiera cambiado por su hermano Lorenzo?

Fíjate que no lo he pensado nunca. Ahora me lo haces pensar. Cambiar, cambiar no lo sé, porque presentar un informativo durante cinco años me parece algo tan fuerte, tan duro, tan difícil, que no hubiera sido probablemente capaz. Y luego las corresponsalías son una lucha tremenda hasta que te haces con el lugar. Y cuando te haces con el lugar te tienes que marchar a los cinco años. No, no me cambiaría, pero le dejaría todo el espacio para que haga lo que realmente sabe hacer, que es comunicar; lo que sea. Mi hermano es una excelente comunicador: coge el micro y describe las escenas que hagan falta, te hace reír, te hace llorar... Es muy bueno.

¿Está orgullosa?

¿Qué quiere que se recuerde de Mercedes Milá?

Máxima libertad. Yo no pido nada.

Pero algo se escribirá

No tengo nada que reivindicar porque soy una persona tan pública que todo el mundo es dueño de un trocito de mi vida. Entonces, que digan lo que quieran, como si no quieren decir nada, nunca más.

¿Qué es fundamental en una entrevista?

Curiosidad. Genuina curiosidad. Porque eso te vale para todo, para el desconocido más desconocido y para el más famoso. Una vez que la tienes, empiezas a caminar y es como una trenza que vas haciendo: ahora de un lado, ahora del otro, hasta que veas hacer como un collage de esa persona. Y a mí lo que me gusta es que asome el alma; es muy importante y no siempre lo consigues.

¿Hasta cuándo tendremos Mercedes Milá? Por lo menos en lo profesional...

Hasta que me contraten. Mientras haya empresas dispuestas a pagar por lo que hago. Y yo tengo muchas ganas de seguir, seguir y seguir. A lo mejor hay un día que no puedo seguir porque no puedo, porque no me dan las piernas, porque no me da la cabeza... Bueno, pues ese día me iré, pero mientras tanto estoy ofreciendo mis servicios.