Estreno

«Enemigos», una historia tan incómoda y necesaria como brillante

La cinta dirigida por Valero y coprotagonizada por Christian Checa y Hugo Welzel pasa por cines antes de llegar a Prime

Una escena del rodaje de «Enemigos»
Una escena del rodaje de «Enemigos»Prime Video

¿Tienes enemigos? ¿Qué se hace con ellos? Estas preguntas –simples en apariencia, demoledoras en el fondo– marcan uno de los momentos clave de «Enemigos», la película de David Valero, que ya ha llegado a las salas de cine antes de su aterrizaje en la plataforma Amazon Prime Video. Una cinta valiente, redonda, que no puedes dejar pasar.

A simple vista, podría parecer que «Enemigos» es una película sobre el bullying. Y es cierto. Pero también es mucho más que eso. Es un viaje honesto y profundo hacia la infancia y adolescencia de muchos. Hacia esa etapa donde se fraguan los vínculos, los traumas, la identidad… y, a veces, los enemigos. Con una sensibilidad poco frecuente y sin caer en el maniqueísmo, Valero y su coguionista Alfonso Amador construyen un relato tan incómodo como necesario, donde los límites entre víctima y verdugo se desdibujan, y donde el espectador se ve obligado a mirar de frente aquello que prefiere evitar: ¿Qué nos convierte en quiénes somos? ¿Qué hacemos con la rabia, el miedo o la culpa?

Chimo (interpretado con una intensidad contenida por Christian Checa) y ElRubio (Hugo Welzel, en un trabajo magnético y físico) son dos adolescentes de un mismo barrio. Uno, víctima de años de acoso. Otro, el rostro visible de la violencia. Lo que parece una historia ya contada mil veces, se transforma aquí en un viaje de capas y preguntas: ¿De dónde nace el odio? ¿Quién decide quién es el verdugo y quién la víctima? ¿Y qué pasa cuando las etiquetas ya no sirven?

La narración evita deliberadamente los clichés. No hay buenos ni malos puros, ni moralejas edulcoradas. Lo que hay es vida. Personas jóvenes enfrentadas al desconcierto de crecer sin referentes sólidos, con mochilas emocionales llenas de carencias, abandonos y heridas invisibles. La construcción del guion, firmado por el propio Valero junto a Alfonso Amador, respira verdad. Se nota que hay memoria personal detrás, que esta historia nace de la experiencia y no del artificio. Y eso se percibe en cada diálogo, en cada silencio y en cada decisión narrativa.

Si algo destaca en «Enemigos», además de su dirección precisa y honesta, es el trabajo actoral. Christian Checa y Hugo Welzel sostienen la película con una madurez apabullante. Checa, al que ya vimos en «En los márgenes», compone a un Chimo lleno de matices, a la vez vulnerable y contenido. Welzel, por su parte, dota a «El Rubio» de una fiereza casi animal, pero sin perder la humanidad que late bajo su rabia. Juntos construyen una relación compleja, tensa, profundamente real.

El reparto lo completan nombres sorprendentes y a la vez sólidos como Estefanía de los Santos, Luna Pamies, Sara Vidorreta, José María Peinado y José Manuel Poga, que aportan densidad emocional a los personajes secundarios y enriquecen el universo de la película sin robar protagonismo al núcleo central.

David Valero firma aquí una obra madura. No impone una tesis, no dirige con subrayado. Deja que las escenas respiren, que los personajes se contradigan, que el espectador se incomode. Porque «Enemigos» no quiere convencer: quiere provocar una conversación íntima con quien la ve. Una conversación que empieza cuando se apagan las luces de la sala y sigue días después.

Uno de los puntos diferenciales de esta cinta es su banda sonora, concebida como hilo narrativo emocional. El productor musical Steve Lean, pionero de la escena urbana en España, firma una propuesta ecléctica junto a Remate y con la participación del campeón de freestyle Bnet, que ha creado varios temas improvisados específicamente para la película.

Está producida por José Antonio Félez («Modelo 77», «La isla mínima») y Alberto Félez («La chica de nieve», «Modelo 77») quien también está a cargo de la producción ejecutiva junto a Cristina Sutherland («El hijo zurdo», «La chica de nieve»). La experiencia de este equipo se traduce en una película cuidada hasta el último detalle, que no deja flecos ni decisiones al azar. La distribución ha recaído en Vértice 360, del grupo Squirrel Media, que ha apostado por un estreno en salas antes de su llegada a Prime Video, donde estará disponible para los más de 200 millones de suscriptores de la plataforma en todo el mundo. Está claro que esta cinta tan incómoda, como necesaria y brillante merece un visionado en pantalla grande.