Entrevista

Goyo Jiménez: "Este programa me ha recolocado el ego"

El humorista se reinventa en "Tu cara me suena", el exitoso programa de Antena 3

Goyo Jiménez: "Este programa me ha recolocado el ego"
Goyo Jiménez: "Este programa me ha recolocado el ego"Atresmedia

Con su humor afilado y su veteranía escénica, Goyo Jiménez llegó a "Tu cara me suena" para desmontar tópicos y, de paso, descubrirse a sí mismo en un formato tan imprevisible como exigente. En conversación con LA RAZÓN, el humorista reflexiona sobre el vértigo de reinventarse, el valor de hacer equipo y cómo un programa de televisión puede tener un impacto real en la vida de quienes están frente al televisor.

¿Cómo está viviendo esta experiencia en "Tu cara me suena"?

Estoy como en una montaña rusa. Me llamaron para hacer el casting como a cualquiera, sin expectativas, y pensé que no me iban a coger. Estaba convencido de que aquí se necesitaba gente más talentosa, más fresca. Fui con una cara de fatiga tremenda y, de repente, me puse a cantar, vi que el director sonreía... y ahí me relajé. Empecé a hacer el payaso, algo que jamás he hecho en mi vida, y la cosa fluyó. Y ahora estoy metido en esto, que es como estar con una mala pareja que sabes que no va a cambiar, y que, si alguien tiene que cambiar, eres tú.

¿Se esperaba este nivel de exigencia?

No, para nada. Aquí hay que estar a la altura. Esto es la Champions de la tele. Sabes que entras a un programa con once ediciones previas y que tienes que mantener el listón. La única manera de lograrlo es trabajar, trabajar y trabajar. Para mí, este trabajo es una ecuación: talento por trabajo elevado a constancia. Y si la X del talento es bajita, pues le metes más trabajo. Así es como lo veo.

¿Y cómo ha sido enfrentarse al canto y al baile desde su perfil de humorista?

Yo he hecho teatro musical, zarzuela, algo de canto... afino, pero no me considero cantante. Lo que tengo es experiencia y años de trabajo. Y, sobre todo, una vocación clara: entretener. No vengo aquí a demostrar nada. Ya pasé esa fase de inseguridad y narcisismo. Yo estoy aquí porque la gente me quiere, porque confían en que les voy a hacer pasar un buen rato. Y mi responsabilidad es esa, que disfruten.

¿Qué papel ha jugado el equipo en este proceso?

Fundamental. Este equipo es de lo mejor que me he encontrado en televisión. Desde maquillaje hasta producción, pasando por los coaches. Cuando te caes —y te caes muchas veces—, están ahí para levantarte. Y luego están los compañeros, que son una pasada. Gisela es como la Cenicienta que nos cuida a todos, Ana Guerra es el pegamento del grupo, y Bertín... imagínate, un tío con su carrera que se lanza a este reto con alegría. Te inspira a darlo todo.

¿Ha habido momentos duros durante los ensayos o grabaciones?

Claro. El humorista tiene que parecer siempre de buen rollo, pero hay momentos en los que te frustras, te enfadas contigo mismo. Yo me enfado mucho conmigo. Pero también he aprendido a relativizar. Mi padre falleció y al día siguiente estaba actuando. Porque mi forma de procesar el dolor es a través del humor, de la risa. La gente a veces me dice que no me tomo nada en serio. Y yo les pregunto: ¿dónde está el manual de cómo vivir la vida? No lo hay. Así que intento hacerlo con una sonrisa.

¿Qué ha sido lo más complicado a nivel físico, técnico o estético?

Las caracterizaciones. He tenido que afeitarme por primera vez en 17 años. Me dio un mareo. Me desperté por la noche, fui al baño medio dormido, vi mi reflejo en el espejo y pensé que había un tipo en mi habitación. ¡No me reconocía! Ni siquiera el teléfono se me desbloqueaba. La barba es el maquillaje de los calvos, y claro, sin ella... cuesta. Además, cinco horas sentado en maquillaje, prótesis, pelucas... es duro, aunque también muy divertido. Además, para los maquilladores soy un lienzo en blanco. Nos reímos mucho, hacemos bromas, cantamos. Se crea una energía muy bonita.

¿Qué ha aprendido de esta etapa?

Que nunca has llegado a ninguna parte. Hay que seguir reinventándose. Salir de lo cómodo, de lo que te funciona. Aquí me he jugado la imagen, el prestigio... todo. Pero es que la gloria está en afrontar el riesgo y superarlo. Como decía De Niro en una peli: si me arriesgo, es por gloria. Subes la montaña solo para llegar arriba, y esto es lo mismo.

¿Siente que "Tu cara me suena" lo ha cambiado como artista?

Sí. Aquí he tenido una epifanía. Me he dado cuenta de que mi papel como artista va más allá de lucirme. Si 1.700.000 personas están viendo esto, muchas de ellas quizás estén solas, tristes, pasando un mal momento. Y si este programa les arranca una sonrisa, ya merece la pena. Eso te recoloca el ego. Me importa menos mi imagen y más que esto funcione como equipo, que haga bien a los demás.