Desde dentro

Así es la fábrica de secretos de «Sueños de libertad»

LA RAZÓN recibe una clase magistral de cómo crear una serie diaria de la mano de Beatriz Duque y Verónica Viñé

Los actores se han sumergido en el universo de la familia De la Reina
Los actores se han sumergido en el universo de la familia De la ReinaAtresmedia

«Hace más de un año se nos pidió si era posible hacer una serie que podría ser un posible cambio de ‘Amar es para siempre’. Y hemos estado intentando sacar un argumento que nos pareciera el más adecuado. Pero costó encontrarlo», confesó Jaume Banacolocha, CEO de Diagonal TV, el día que se presentó en sociedad la nueva serie original diaria para Antena 3, «Sueños de libertad». Y detrás de esas palabras las creadoras de lo que se llama «la Biblia» de la serie, elaborada por las guionistas Verónica Viñé y Beatriz Duque.

Ambas se pusieron manos a la obra, primero para ubicar la ficción en la época actual, con móviles y todo tipo de modernidades. La pared de su lugar de creación se llenó entonces de cientos de post it de todos los colores. «De repente nos dicen que tiene que ser una serie en los años 50. Los años 50 son los años del hambre y la miseria en España. Hasta el año 53 todavía había cartilla de racionamiento para el pan», explica a LA RAZÓN Viñé, que matiza que es entonces cuando ubicaron «Sueños de libertad» en el año 1958: «Ya estaban firmados los pactos con los americanos. También querían algo que rompiera por completo con la línea de Amar». Tanto Viñé como Duque estuvieron muchos años en los guiones de «Amar es para siempre» y buscaron los puntos fuertes de una serie diaria. «Que era lo que al público le gustaba y lo que no, y aquello que echaba de menos», adelanta Duque, que desarrolla cómo empezaron a montar una historia con lo que les llegaba de la productora y la cadena: «Lo más difícil fue dar con el entorno idílico donde pudieran actuar nuestros personajes». Para ello ya no estaban siguiendo la serie turca que adaptaban, «Fugitiva», ya que es una serie destinada al prime time y más actual. Y como bien explican «ya que no tenemos el Bósforo, y ya que intentamos facilitar la producción, buscamos un sitio imaginario de la sierra de Madrid». Se fijaron entonces en Navacerrada y Miraflores, «pero acabó siendo en los montes de Toledo, donde Almodóvar grabó ‘La piel que habito’». Les sorprenderá saber que antes de ser dueños de una fábrica de artículos de tocador, la familia De la Reina, pudo haber poseído unas destilerías, un aserradero y hasta un balneario. Pero un pequeño envase de vaselina rosa fue la clave para Viñé y Duque: Miramos la historia de la familia, apasionados y muy modernos para la época. Con un edificio en la calle Ferraz y luego en Fernández de los Ríos (donde estaba la antigua Galaxia) en un edificio Neomudéjar». Estaba decidido: con casas cuna, como una guardería, duchas y todas las mujeres con uniforme: «Decidimos que en vez de hacer la plaza del pueblo, podíamos hacer como la fábrica, que tuviera su plaza, su cantina, su dispensario, las habitaciones de las chicas, todo». Y así comenzó a fraguarse «Sueños de libertad» con una «Biblia» más grande y otra más resumida, ambas con una elaborada portada hecha por la hermana de Viñé: «La larga es la más extensa de las que hacemos. Es el desarrollo de los personajes, en qué nos hemos basado y los personajes que necesitamos para contar esa historia», desarrolla Duque apoyada por Viñé en la versión corta: «Tiene más ‘bullet points’. Esta versión tiene más esquemas visuales y va por puntos para que no sea tan arduo y tiene la cronología para que no se pierdan». Los fans de la nueva serie diaria matarían por ver el esquema que relaciona a todos los personajes y desvela «las relaciones familliares, si se odian o se aman, todo a golpe visual». También confiesan las guionistas que han decidido introducir en la información, «en cada personaje, los secretos», porque una de las claves de una serie diaria, explica Duque, es que «el personaje no sea plano, sino lleno de secretos y aristas».

Y es que como destaca Viñé, «la diaria es ingeniería» y pudimos comprobar que nada se deja al azar e incluso hay un apartado de «amor y villanía, para que entiendan que hay amor y también hay malos». Ambas enseñan orgullosas la pared del despacho de trabajo donde se apilan cientos de post-its de todos los colores de unas 15 semanas, lo que les permite saber también si hay sobresaturación de un tema u otro. Rosa para la trama amatoria, verde para investigación, rojo para el maltrato («muy medido»), tramas de la fábrica y por personajes, con amarillo para Lucy y Luis. Ellas reciben también información por parte del equipo de rodaje que les va dando perlas de los personajes para poder adecuarlos e introducirlos en la trama, como «este sabe montar a caballo o sabe cantar». No nos podemos resistir a preguntar a dos guionistas que están respaldadas por años de éxitos en series por el secreto del triunfo que las unió en «Yo soy Bea». «Escribir con la tripa», se adelanta a decir Beatriz Duque que matiza: «Todos los personajes que hemos hecho siempre son... o una parte de nosotras, o una parte de nuestra madre combinada con nuestra abuela. O sea, son cosas muy de verdad que todo el mundo se reconoce en ellas».

Raíces profundas de todo un éxito: «#Luimelia»

►También somos muy fanes de la trama surgida a partir de «Amar es para siempre» que dio lugar a #Luimelia y quisimos saber más. «Surge en la Biblia de ‘Amar’ 7 con dos ejemplos muy graciosos. Uno era Luisita, que estaba basada en una adolescente que yo conocía, y Amelia, que era camarera del día y vedette de noche», nos cuenta Verónica Viñé, que además nos desvela que «estaba bastante basada en mi prima Mónica. Que era una especie de Barbra Streisand, que trabajaba en el hotel de mi tío y vivió en Sitges».