Estreno

Un final que es el principio de algo más grande

Disney+ estrena la segunda y última entrega de "Andor", serie protagonizada por Diego Luna y precuela de "Rogue One"

Cassian Andor (Diego Luna) se muestra con todas sus limitaciones y alguna que otra virtud
Cassian Andor (Diego Luna) se muestra con todas sus limitaciones y alguna que otra virtudDISNEY+

Saber el final de una serie normalmente es una experiencia amarga, porque cualquier giro argumental o sorpresa queda opacada por el acercamiento a un desenlace inevitable. Sin embargo, eso no pasa con "Andor", la magnífica serie creada por Tony Gilroy que narra el paso del personaje de Cassian Andor de ladronzuelo de poca monta a héroe de la galaxia, en los sucesos anteriores a lo que sucede en la película de Star Wars "Rogue One", y que supone la primera victoria rebelde al robar los planos de la temida Estrella de la Muerte. Hoy se estrena la esperada segunda temporada que es un emocionante juego de espías y misiones imposibles, y que prepara perfectamente el terreno para todo lo que sucederá después.

La primera entrega de "Andor" tenía todos los ingredientes para conseguir el éxito que tuvo. Un personaje ambiguo pero con posibilidades ("Mátame o reclútame"), Cassian Andor (un rejuvenecido Diego Luna) se implica de lleno en las labores rebeldes que le va proponiendo Luthen Rael (Stellan Skarsgård), un personaje al que conoceremos mejor, e incluso el origen de su entrega contra el Imperio, en esta segunda entrega. Ya les adelanto que la primera misión me recuerda muchísimo a «Firefox» con Clint Eastwood, así que no echarán de menos las escenas de acción porque empezamos por ellas. Que la vida de Cassian no sea fácil es siempre un aliciente. Son incontables la cantidad de veces que está a punto de morir, y a veces por fuego amigo. En un planeta remoto, Gangi Moon, le esperan angustiados los personajes a los que amamos en la primera entrega: el hijo del herrero de Ferrix, Wilmon (Muhannad Ben Amor), Brasso (Joplin Sibtain), Bix Caleen (Adria Arjona) y por supuesto, B2EMO. También los malos: el desagradable Syril Karn (Kyle Soller) y su madre, Eedil (Kathryn Junter) y la temible Dedra Meero (Denise Gough). En la parte rebelde siguen Mon Mothma (Genevieve O’Really), Cinta (Varada Sethu), Vel (Faye Maesay), y del Imperio, el impasible Partagaz (Anton Lesser) y el no suficientemente odiado Krennic (Ben Mendelsohn). Como pasea este malo la capa.

Todo por la rebelión

Es difícil en tan poco espacio radiografiar una serie que ha dado tanto a los fans de Star Wars, pero también a aquellos que creen en los caminos de la Fuerza para hacer cosas muy distintas con la franquicia. Las historias derivadas y los agujeros por rellenar son prácticamente infinitos. Siendo más oscura que sus hermanas, la serie "Andor" es capaz de triunfar sin espadas láser, Jedis, ni Yoda o Grogu. Las interpretaciones son frescas y melancólicas. La rebelión es sacrificio, sufrimiento y mucha muerte. Nadie quiere una serie amable. Los líderes de la rebelión están dispuestos a todo para ganar. Abundan la traición, la doble moral, las historias de amor sin final feliz y mucho bláster. En esta segunda temporada hay bodas y funerales, cada personaje tiene su propio arco antes del inevitable final y los sentimientos entre los protagonistas están a flor de piel con varios cantos del cisne. Hasta algunos soldados imperiales parecen personas durante unos segundos.

Y por supuesto Cassian Andor, el antihéroe, al que veremos flaquear, dar pasos atrás dudar, matar, querer, ganar y perder. Nos persigue la idea de cómo hemos visto transformar una mota de polvo en el universo a una pieza imprescindible para el triunfo de la rebelión contra el Imperio, y cómo todo lo que toca se transforma en una herramienta para la victoria. La segunda temporada, que comienza un año después de los eventos de la primera, de 12 episodios, cubre los cuatro años antes de que llegue "Rogue One". Disney+ lanzará tres capítulos a la semana formando cuatro arcos argumentales con un salto temporal de un año cada vez. "Andor" es sorprendente y excelente hasta el mismísimo final.