Polémico estreno
El porqué de la inquietud de «Adolescencia», la serie que ha arrasado en Netflix
La ficción de Stephen Graham y Thorne trata los problemas de las redes sociales, los «incels» y la manosfera
Solo el título es un imán. Para los padres la palabra mágica que nos hace entrar en convulsión, nos aprieta los miedos para expulsarlos como una metralleta sin control porque si algo tenemos claro a estas alturas es que nuestra adolescencia no es la suya. Y eso nos invade de un miedo que no es suyo ni nuestro es de este mundo construido por otros y del que todos somos víctimas. Es por eso, quizá, que la miniserie de cuatro episodios de menos de una hora de Stephen Graham que se emite en Netflix ha arrasado en pocos días. Y lo cierto es que te atrapa y no te suelta con una resolución técnica que hace que respires las emociones y que explores más allá de lo que se cuenta.
Graham nos lleva al extremo, a la peor de las situaciones, para después exponer otras cuestiones fundamentales que son las que nos atañan a todos.
Una de las grandes claves de esta serie es que ves a una familia convencional. Podrías ser tú. Y eso es un dardo al corazón que atraviesa y no te abandona en ningún momento. A los pocos minutos del primer capítulo nos meten en el meollo del asunto. Unos cuantos policías entran a la fuerza en un domicilio: ¿El motivo? Arrestar a Jamie Miller, un niño de 13 años acusado de asesinato. Un niño de 13 años con cara de bueno de una familia cualquiera de un lugar cualquiera. Será después donde el actor Graham y creador de la serie junto a Jack Thorne hagan la magia de destripar al personaje. De ver qué hay detrás de esa imagen inocente de un niño de 13 años que podríamos tener cualquiera en casa. ¿Qué conocemos o desconocemos de nuestros hijos? Indagan, atraviesan, transitan de una manera brillante, técnica y emocionalmente la oscuridad de una mente turbia de un niño en apariencia normal. Un chaval convencional, mientras destripan las entrañas de la temida adolescencia actual: el peligroso juego en el que se mueve la manosfera y el territorio de los incels, que cuenta, además, con perversos tutores en la red.
La serie tiene un punto de inflexión para la trama y para el espectador que marca el salto generacional. Se trata del policía que lleva a cabo la investigación. Un tipo preparado para el espectador adulto que ve la serie. Su hijo, también adolescente, y con el que no llega a tener un trato demasiado fluido, hace de puente con el caso, y derriba los muros cuando le hace conectar con la realidad, la suya y probablemente la de muchos: «Estás haciendo el ridículo, no estás haciendo la lectura correcta». Nada es lo que parece en los mensajes de las redes sociales. Hace tiempo que intuimos que los jóvenes se comunican en clave, pero, ¿hasta qué punto?
Detrás de ese lenguaje se esconde también el abuso, el odio, otro bullying menos visible y campañas a manos de extraños, haters, que encuentran territorio fértil en la semilla de la inseguridad de edades complicadas.
Es por eso que el protagonista, Jamie Miller, interpretado por un extraordinario Owen Cooper, siente el acoso a través de las redes sociales, es vulnerable al sentirse feo, no se siente querido, no tiene pertenencia y está sobreexpuesto a mensajes incel. «Es un niño vulnerable, y entonces oye estas cosas que tienen sentido para él sobre por qué está aislado, por qué está solo, por qué no pertenece a ningún sitio, y las asume. No tiene los filtros para entender lo que es apropiado», explica Thorne, autor de la serie junto a Stephen Graham.
Pero ahondemos en este mensaje. ¿Qué son los incels? Es la abreviatura de «célibe involuntario» en inglés (involuntary celibate). Se describe así a una persona que se siente frustrada por la falta de experiencias sexuales. Forman una comunidad y ha sido investigada por las consecuencias sociales que provoca sobre todo en edades de inmadurez. De la manosfera o machosfera, las comunidades antifeministas, ya se ha tratado en otras series, también lo hace «Adolescencia», no como eje sino lanzando la idea y dejándola en el universo para que el espectador la maneje a su antojo. Sin lugar a dudas, la obra da que pensar, a título personal y social. La necesidad de legislar el acceso a un mundo ilimitado y peligroso es urgente.
Temas polémicos
En el caso de la serie de Netflix, «Adolescencia», el escritor Thorne se inmiscuyó en las redes para intentar meterse en la piel de los jóvenes como lo es el protagonista. Una de las desagradables sorpresas fue darse cuenta de que este tipo de información no provenía de manera única de los medios de «referencia»: «No era sólo Andrew Tate. No eran los peces gordos de la manosfera», afirma. «Eran los blogs más pequeños y gente hablando de un videojuego y explicando a través de él por qué las mujeres te odian», afirma. Sin lugar a dudas, lo más inquietante.