Estreno

"Rompehielos": Nada es lo que parece en el solsticio de invierno

AMC+ estrena en exclusiva «Rompehielos», serie de thriller nórdico con tintes de mitología finlandesa

Un barco rompehielos es quizá el peor sitio para aislarse
Un barco rompehielos es quizá el peor sitio para aislarseAMC+

El frío, desde el punto de vista de la termodinámica es la ausencia de calor; no es en sí mismo una entidad física, sino una sensación que produce nuestro cerebro. Pero en «Rompehielos», la serie que estrena hoy en exclusiva AMC+, el frío es un personaje más en las áridas extensiones heladas de Finlandia, cuando durante las semanas que rodean el solsticio de invierno, la noche se apodera por completo del paisaje. En ese escenario se desarrolla este thriller nórdico creado por Mia Ylönen, que sigue las desapariciones de una tripulación a bordo de un barco varado en las heladas aguas de Finlandia, mezclando el género del nordic-noir con elementos mitológicos invernales. La serie consiguió alzarse con el premio MipDrama Coup de Coeur en Cannes este pasado año.

¿Solos en el hielo?

La trama nos presenta a una pareja de Guardacostas, Sanna Tanner (Jessica Grabowsky) y Joonas Kapanen (Mikko Leppilampi) que se desplazan a una zona alejada para una misión de rescate del Alba, un buque rompehielos. Sin embargo, en plena tormenta y con la cercanía de la noche más larga y oscura del solsticio quedan atrapados en la embarcación. Al llegar al barco, descubren un cuerpo congelado atado a un respiradero, y a un grupo de supervivientes con un comportamiento hermético y paranoico. Mientras espera a que pase la tormenta y tras perder a su compañero Joonas en las aguas heladas, Sanna trata de averiguar qué sucedió en el rompehielos antes de su llegada, pero parece que todos tienen algo que ocultar. Cuando los miembros de la tripulación empiezan a desaparecer en extrañas circunstancias, un antiguo cuento popular sobre espíritus vengativos perdidos en el mar empieza a cobrar vida, sumergiendo a la guardacostas en una carrera a contrarreloj para resolver el misterio antes de convertirse en la próxima víctima. El espectador nota el frío desde el primer segundo de metraje y la sensación térmica se relaja pocas veces. Eso unido a la época del año de oscuridad total y las constantes ventiscas añaden complicaciones que suman tensiones a la trama. Nada más llegar al rompehielos la claustrofobia se hace patente y la guardacostas empieza a encontrar falta de conexión entre las distintas versiones de lo que ha pasado. Con su compañero desaparecido y en compañía de una tripulación llena de secretos y mentiras, Sanna debe hacer acopio de toda su experiencia para intentar salir airosa de la situación.

El problema es que hay demasiado en juego. No sólo Sanna tiene que lidiar con su trabajo, sino que desde que comenzó la misión de rescate se agolpan en su cabeza visiones y voces relacionadas con la muerte de un ser querido. Estas manifestaciones parecen querer decirle algo que iremos desentrañando con el discurrir del argumento y que nos descubrirá vinculaciones insospechadas entre el reparto. El espectador pronto se verá inmerso en un misterio que tiene lo mismo de mitología que de verdad, entrando en una espiral de sucesos sin prácticamente sentido, y sombras que sugieren que no están solos en el hielo. Además, entre la tripulación destaca la capitana (la única mujer en ese cargo en un rompehielos), Helena Antola (Riita Havukainen), su segunda al mando, Laura Hongisto (Seidi Haarla), que tiene sus propios intereses, y el resto de tripulantes que parecen dificultar de muchas maneras (misteriosas y aterradoras) que la misión de rescate llegue a su fin. Especial atención al personaje del jefe de máquinas Eemil Kauranen (Eero Milonof), que parece consumido por algún tipo de oscuridad y demuestra un comportamiento muy violento. La mismísima guardacostas establecerá una relación muy cercana con Toni Muurika (Roderick Kabanga), pero nunca estará segura del todo de la implicación del marino. Las líneas argumentales que van surgiendo de la noche y las bajas temperaturas acabarán confluyendo con una resolución que parece digna de un capítulo de Jessica Fletcher o Hercules Poirot. «Iceabreaker» puede confundir a algunos espectadores que esperan encontrarse algo parecido a «True Detective: noche polar», y sin embargo el ambiente de aislamiento que produce la historia consigue enfocar todas las sensaciones, visuales y auditivas, hacia el fin último de un misterio vital sin responder. Si quieren completar la inquietud después de cada episodio, de los seis que componen la primera temporada, dejen los créditos finales y estremézcanse con los sonidos polares. Un spoiler: la creadora nos aseguró que vendrán más temporadas.

Beber de la mitología finlandesa

►La serie «Rompehielos» juega perfectamente al despiste uniendo a la tensión habitual de un thriller y la desesperación de frío y oscuridad, componentes de la mitología danesa. Como confesó a LA RAZÓN la creadora Mia Ylönen: «La inspiración viene de la mitología del solsticio de invierno, cuando la noche es más larga». Resulta que según la mitología finlandesa, «durante el solsticio de invierno, alrededor del 21 de diciembre, los muertos están más cerca de los vivos». Ylönen explica que leyó «sobre eso hace como 10 años y es muy interesante». Así que con esa historia como partida usó ese momento mitológico nórdico para relacionar al personaje de la guardacostas que intenta estar más cerca de una persona que amaba y ha muerto: «Tiene una segunda oportunidad de decir adiós gracias a este solsticio de invierno en nuestra serie. Para mí eso fue realmente interesante. Y ubicarlo en un lugar muy único».