Feria de Abril
¿«Do lo escondes y traspones» Manzanares?
Las pisadas bravas que dejó en el albero «Cobradiezmos» las recorrieron ayer dos toros de Núñez del Cuvillo cuyas orejas –las cuatro– deberían estar en camino de alguna vitrina. Bueno «Tristón», un melocotón reunido y nacido morfológicamente para embestir; y superior «Pitiminí», que ya salió por los chiqueros planeando y surcando el albero en busca de leyenda. «Sevilla le ha puesto a Manzanares el capelo de cardenal», me dijo Raúl del Pozo en una entrevista cuando el idilio entre el de Alicante y la Maestranza era la lujuria de Marco Antonio y Cleopatra. Ahora, con el indulto candente de «Cobradiezmos», uno se acuerda de la locura de la tarde de «Arrojado» –primavera de 2011–, de la cadencia sublimada, del tiempo detenido en aquella faena histórica en la que acabamos majaretas. Todos, yo el primero. Sólo se puede entonar hoy el ubi sunt. Ese torrente estético, ese temple cadencioso, ¿«do lo escondes y traspones» Manzanares? Fueron dos orejas, una y una, que taparon en parte el naufragio. Y fueron dos orejas porque con la espada Manzanares sigue siendo Vasili Záitsev, el gran francotirador ruso de la batalla de Stalingrado. Hubo dos toros bravos y un torero bravo e inteligente. A José Garrido le tocó bailar con las dos más feas. Se la jugó a tumba abierta Garrido con su primero hasta acabar con las taleguillas hechas jirones. Quiere el diestro extremeño asaltar el fortín del escalafón. Y cargó de pólvora el único cartucho de guerra que tenía en Sevilla. Listo, pero firme, desengañó al toro por el pitón menos malo –el izquierdo– para volver a la carga por el pitón imposible, por el que el toro buscaba los tobillos a ritmo de navajazo. Las bernadinas crudas, con la espada abandonada en la arena, pusieron la plaza a temperatura de oreja, pero el toro tenía preparada la vendetta en la suerte suprema. Hizo la cruz Garrido y lo atropelló el diablo. La providencia lo salvó del hule. Hoy vuelve Núñez del Cuvillo y vuelve Morante. Con que le salga un primo hermano de «Pitiminí» o «Tristón» me conformo.
LOS TOROS- Pág. 66
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