Ferias taurinas

Cornada grave en el mejor momento

Morante, herido en el muslo izquierdo en Huesca con tres trayectorias de 30, 20 y 15 centímetros

Morante, en el momento de la cogida
Morante, en el momento de la cogidalarazon

La noticia saltó al filo de las siete de la tarde. Un apetecible mano a mano en Huesca. Dos figurones del toreo. Enrique Ponce había iniciado el camino. Estaba a un paso de rubricar su labor al segundo, de Gerardo Ortega, José Antonio «Morante de la Puebla». Entonces, llegó la colada. El animal, al que el genio sevillano había cuajado una notable faena –premiada a la postre con una oreja que paseó su cuadrilla– se frenó a la mitad del viaje. Se acostó en su embestida y sorprendió al torero. Certero, hizo carne en el muslo izquierdo. El pitón se abrió paso entre los músculos. Una fuerte cornada en el muslo izquierdo. Tres trayectorias. Segundos eternos colgado del asta. Morante cayó desmadejado tras el derrote. Su cara ensangrentada, con evidente gesto de dolor, mientras tapaba de atinar a taponar con sus manos el feo boquete de la verdad. Rápidamente fue conducido hasta la enfermería por sus compañeros. Allí, fue intervenido durante casi tres horas por el equipo médico del doctor Vaca, con la colaboración del doctor Val-Carreres –cirujano jefe de la plaza de toros de Zaragoza– desplazado hasta el coso de urgencia tras conocer la noticia del percance.

«Llego consciente en todo momento, entero y muy tranquilo a pesar del cornadón que llevaba encima; se le ha operado bajo anestesia general sin entubación», explicó el doctor Vaca al término de la operación. «Con la lógica cautela y si no hay contratiempos, el diestro podría permanecer alejado de los ruedos un periodo cercano a las tres semanas o incluso un mes», valoró el cirujano.

El parte médico es de aúpa. 65 centímetros de cornada distribuidos en una una trayectoria ascendente que diseca el fémur de 30 centímetros, otra más de 15 hacia dentro que alcanza la región inguinal y una tercera hacia fuera de 20, que llega a la línea áspera del propio fémur. Rotura de vasos perforantes con intenso sangrado, que obligaron a colocarle hasta cuatro drenajes y a una laboriosa tarea de reconstrucción muscular y dérmica.

Tras su paso por el quirófano y el correspondiente post operatorio, Morante de la Puebla fue trasladado a la UVI del Hospital de San Jorge de Huesca, donde quedará ingresado para las próximas jornadas. Su lugar en la Feria de la Begoña de Gijón, donde estaba anunciado para esta tarde, será ocupado por Alejandro Talavante, que repetirá en el coso de El Bibio tan sólo 24 después de su importante triunfo de ayer.

En la plaza de toros de Huesca, primera de la Feria de San Lorenzo, se lidiaron toros de Gerardo Ortega, de desigual presentación. Con nobleza, pero escasas fuerzas. Enrique Ponce, silencio, dos orejas, saludos, dos orejas y saludos; y Morante de la Puebla, oreja que paseó su cuadrilla. Lleno en los tendidos.

Tres horas de operación

«Herida en cara interna del muslo izquierdo con tres trayectorias ascendentes: una que diseca el fémur en la cara anterior de 30 centímetros; otra hacia dentro hasta la región inguinal de 15; y la tercera hacia afuera que llega a la línea áspera del fémur de 20; rotura de vasos perforantes con intenso sangrado». Pronóstico «grave».