Toros

Sevilla

El Juli, un grande en la guerra de paraguas

El madrileño corta una oreja en una tarde de incesante lluvia en la Maestranza de Sevilla

El diestro Julián López "El Juli"durante la corrida estrella de la feria de Abril de Sevilla, hoy en la Maestranza,
El diestro Julián López "El Juli"durante la corrida estrella de la feria de Abril de Sevilla, hoy en la Maestranza,larazon

El madrileño corta una oreja en una tarde de incesante lluvia en la Maestranza de Sevilla

Sevilla. Cuarta de abono. Se lidiaron toros de Garcigrande, grandones. El 1º, deslucido; el 2º, desigual de ritmo, complicado por el derecho y a menos; el 3º, complicado; el 4º, desigual de ritmo; el 5º, de buena clase aunque le falta final; el 6º, con peligro. Lleno de «no hay billetes».

Morante de la Puebla, de butano y azabache, estocada (silencio); pinchazo, estocada, aviso, tres descabellos (pitos).

El Juli, de azul y oro, dos pinchazos, estocada (silencio); buena estocada, descabello (oreja).

Talavante, de pizarra y oro, pinchazo, estocada, dos descabellos (silencio); dos pinchazos, estocada buena, descabello (silencio).

No sé, no sabía, si llegaría ni cerca ni lejos la faena soñada pero a los cinco minutos de empezar estábamos calados hasta los huesos. Si Sevilla es dura ya de pura piedra y tetris, entramos en jaque mate bajo la lluvia. En la guerra de paraguas se nos fue la tarde, porque nadie abandonaba el lugar. La esperanza no decaía a pesar de que el cielo no dio tregua ni un puñetero minuto. El que estuvo más cerca de hacerlo fue el toro. Maldita sea. El primero de Garcigrande, turno Morante, para estar en situación, salió con las fuerzas y la bravura en el descuento. No tenía ni para mendigar. Y por ahí no tragó Morante. La espalda empapada lo agradeció. Brevedad ante la nada. Premeditación en el tercio de varas hubo con el cuarto. Dos encuentros forzosos en contra del último tercio. Y no fue. Desigual el toro de ritmo y desdibujado Morante. También con la espada.

A ras del suelo las manos en las verónicas de recibo. Saludo de Juli. Quite cadencioso, el toreo en silencio y remate que multiplicó por dos para más gloria, que lo tuvo todo. Tijerilla tal vez. Con despreció quizá. Torería en esencia. A El Juli le replicó Talavante y la plaza enmudeció. Sonaba la lluvia. Lo mejor fue el remate y prendernos la atención. Sobrado fue el comienzo de faena de Juli. Y transmitió. Por la derecha no era claro el toro y le avisó. Aviso sobre aviso, peligro inminente en el horizonte. Resolvió al natural con una buena tanda y le ganó la partida al toro que le faltó entrega y continuidad. Con las manos desafiando las alturas paró al quinto. Bonitas las verónicas tan bajas y una media a ralentí. Muy despacio quiso volver a torear después del primer buen puyazo. Y lo consiguió. Los tiempos suyos. Inequívocamente. Los de El Juli. Le faltó final al toro pero el mejor sin duda de la tarde. Había torero. Centrado con el Garcigrande sacó una tanda de naturales extraordinaria, después cuando había conseguido el milagro de hacer tocar la música, se fue desdibujando la faena entre la falta de celo del toro y algún enganchón. Su pundonor fue el reenganche, el nexo de conexión, la brújula a la que agarrarnos mientras Julián se aferraba al toreo, muy por abajo, templado y en busca del ritmo. Y a él fuimos de lleno. Tras la espada Julián y el trofeo. Le ganó la batalla a la guerra de los paraguas.

A Trujillo el tercero le puso a prueba de veras. Midió, esperó y acortó distancias cuando la distancia ya era mínima. Torerazo de plata. Codicia tuvo el toro y buena clase. Engañosa. Se tapó el animal por el pitón diestro y se descubrió al natural con varias coladas. No era claro. Ni quiso. Y Talavante plantó cara con parsimonia en mitad de la lluvia. El sexto se lo quedó todo por dentro: reservón y muy mirón, no quería cruzar ni el primer envite. Abrevió Talavante. Juli se había llevado la tarde. Sin tregua de lluvia y calados. Julián López. Decíamos.