Toros

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Talavante se reencuentra con Talavante

El diestro no quiso ser un simple padrino de repuesto

El diestro Alejandro Talavante da la vuelta al ruedo tras cortar la única oreja
El diestro Alejandro Talavante da la vuelta al ruedo tras cortar la única orejalarazon

Los padrinos fueron rulando durante la semana para al final acabar con el que estaba más cerca: Talavante. Rafa Serna se quedó sin maestro de ceremonias por la baja de Manzanares, operado recientemente de una lesión cervical.

Los padrinos fueron rulando durante la semana para al final acabar con el que estaba más cerca: Talavante. Rafa Serna se quedó sin maestro de ceremonias por la baja de Manzanares, operado recientemente de una lesión cervical. Sonó Ferrera y hasta se confirmó extraoficialmente. El desmentido del torero acabó con la opción más deseada. Está grabada a fuego aquella tarde de mayo. Cuando se me acaba la música me acuerdo de aquellas verónicas sin tiempo y de aquellos derechazos manzanaristas de Ferrera y la melodía sale sola, nota a nota en el silencio, como en la peli de Polanski en la que el pianista toca la partitura con las manos en el aire para que no se enteren los malos. Pero Talavante no quiso ser un simple padrino de repuesto. En el segundo de la tarde cogió el capote y cruzó despacio la plaza buscando el portón de chiqueros. Con el mismo aplomo esperó la salida gatuna del toro, que le acechó como acecha un león en la sabana. En ese momento se produjo la transformación del torero extremeño. Salió ese Talavante de la izquierda de platino, que aparece y desaparece de forma guadianesca. El sábado dijimos que el que fue, le espera. Y ayer Talavante por fin llegó. Su primera faena estuvo llena de fantasía, de naturales al ralentí, cosidos con la muñeca de seda y la cadera elástica que Dios le ha dado. La calidad del diestro extremeño frente a la calidad del toro de García Jiménez, Matilla, que todo queda en casa. Talavante podría ser el mandón solitario del toreo. Lo tiene todo para ser todo, aunque para eso hay que tener la actitud de echarse la fiesta a cuestas. Con la oreja del cuarto se quedó entreabierta la Puerta del Príncipe por la que salió la última y única vez hace diez años. Desde entonces no se ha pegado un natural tan largo como el que pegó aquel día Talavante. Mató el sexto tras caer herido Rafa Serna en el toro de la alternativa. Las esperanzas se desvanecieron a la misma velocidad que se le agotaban las fuerzas al último toro de la tarde y todo apunta que de la temporada. Serna tuvo una alternativa agridulce. Debe ser un sueño doctorarte en la Feria de San Miguel y encontrarte la plaza con un ambientazo de corrida de Farolillos. Se tiró a matar derecho como una vela y el toro lo prendió por la axila. Del brazo le salían rabiones de sangre. Al final no fue tan grave como parecía en un primer momento, pero no pudo disfrutar como se merecía –él y su padre, con el que se fundió en un abrazo tras el brindis– de este sol otoñal en el día más grande de la vida de un torero. La fiesta custodia la verdad porque los toros hieren y matan. Salir el día de la alternativa por la puerta de la enfermería también es un triunfo.