Toros
Toreo, olés y ¡Viva España y viva el Rey! en su adiós de la vida pública
El Juli y Manzanares salen a hombros y Morante deja una buena faena a una gran y terciadísima corrida de Jandilla en la reinauguración de Aranjuez
Era una reinauguración y acabó siendo un adiós, inesperado, como los grandes hitos de la vida. Hacía tiempo que estaba confirmada la presencia del Rey para el homenaje previsto para su madre en la plaza de toros de Aranjuez, María de las Mercedes, gran aficionada, que dejó un digno sucesor en su hijo y que fue así a petición del propio Juan Carlos I en agradecimiento a la afición inculcada. Legado que han sabido recoger la Infanta Elena y sus hijos. Lo que iba a ser una tarde más de toros, o casi, del Rey se convirtió en el gran acontecimiento una vez anunciado que hoy era su último día con agenda institucional, cinco años después de aquel revolucionario anuncio de su abdicación. El Rey se retira de la vida pública, se retira a sus aposentos a los 81 años de edad. Con extrema puntualidad llegaron a la plaza, después de haber almorzado en Aranjuez entre amigos y familia a modo de despedida, y el Palco Real fue ocupado por el Don Juan Carlos, su hermana Doña Pilar, su hija la Infanta Elena y su hijo Felipe de Marichalar. Era la tarde, su tarde y el adiós. El himno cortejó la entrada con el público en pie y vino después el toreo mientras las gradas las ocupaban multitud de rostros conocidos. María Zurita con la periodista Susanna Griso, Juan Antonio Gómez Angulo, el empresario Pedro Trapote, el político de la formación VOX, Santiago Abascal, entre otros. Morante, El Juli y José María Manzanares, respetando el orden de antigüedad sagrado en la tauromaquia, brindaron al Rey, que ocupaba el palco real con una imagen a su derecha de su madre. Cuatro generaciones, al menos de manera simbólica, reunidas en la tarde con sabor a despedida. No fallaron los toros de Jandilla, muy terciados para la ocasión incluso difícil de asimilar en este impasse isidril y con muchas cosas dentro, sobre todo ese tercero bravo, que en varias ocasiones clavó los pitones sobre la arena por su propio ímpetu de embestir y hacerlo por abajo. Le tocó a Manzanares, ausente junto con Morante de la Feria de San Isidro, y le cortó el doble trofeo después de un estocadón y una faena desigual, pero que encandiló. Otra había paseado El Juli, de un noble ejemplar, con el que anduvo ligado y fácil y un bravo quinto al que dejó una faena centrada y con buenos momentos. Lo intentó Morante con el que abrió plaza, que se dejó hacer, pero no logró romper el hielo. Sabor tuvo la faena al cuarto, la que más, que tenía muy buen son y así su toreo, plagado de torería hasta el final, cuando el toro bajó revoluciones y se paró. Otro bravo ejemplar le esperaba a Manzanares de una corrida de Jandilla buena. El del cierre fue extraordinario: a ras de la arena tomó el engaño siempre y empujando hasta el final. Intermitente la faena del diestro alicantino, que pasó por cima y simas a pesar del triunfo. Dos trofeos y vuelta al ruedo para el toro. Pasarían después los toreros a la recepción del rey.
Y así acabó la tarde, entre triunfos, olés, “Viva España y viva el Rey”. La afición a los toros la mantiene bien viva, aunque se corte la coleta.
Ficha del festejo
Aranjuez. Corrida homenaje a Doña María de las Mercedes y presidida por el Rey Juan Carlos I.
Se lidiaron toros de Jandilla, muy terciados de presentación, anovillados y bonitos de cara. 1º , 2º, nobles y de buena condición; 3º, bravo; 4º, noble y a menos; 5º, buen toro, repetidor y bravo; 6º, bravo y humillador, extraordinario y premiado con la vuelta al ruedo. Lleno.
Morante, de caldera y azabache, pinchazo, estocada, descabello (saludos); estocada baja (oreja).
El Juli, de nazareno y oro, pinchazo, estocada (oreja); pinchazo, estocada (oreja).
José María Manzanares, de burdeos y azabache, estocada (dos orejas); estocada caída (dos orejas).
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