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Europa confía en Indra para reforzar su superioridad aérea

Los cazas europeos cuentan con una clara supremacía en combate, pero la constante evolución de los sistemas antiaéreos amenaza con terminar con este reinado. Indra lidera el programa de Investigación y desarrollo europeo REACT II que está tratando de impedirlo

Cazas Eurofighter del Ala 11
Cazas Eurofighter del Ala 11EMADEMAD

En las instalaciones de Indra, todo está listo para comenzar a trabajar en el programa de ataque electrónico REACT II, impulsado por la Unión Europea, y que reúne a 21 empresas de diez países, entre las que destacan la italiana Elettronica, la alemana Hendsoldt o la sueca Saab, que conforman su núcleo duro.

La multinacional española tomará el mando de una iniciativa estratégica, financiada por el nuevo Fondo Europeo de Defensa y que cuenta con el apoyo de distintos ministerios de Defensa, entre los que destaca el español, que la está liderando.

La compañía coordinará los trabajos para asegurar que las aeronaves militares europeas del futuro conserven su capacidad para penetrar las defensas de cualquier adversario y moverse de forma segura en zona hostil.

Como explica el director de Programas Europeos de Defensa y OTAN de Indra, Pablo González, «las fuerzas aéreas de los países de la UE se enfrentan a Sistemas Integrados de Defensa Aérea (IADS, por sus siglas en inglés) y a Sistemas Anti Acceso y de Denegación de Área (A2/AD) cada vez más sofisticados».

Se trata de sistemas complejos, dotados de radares y misiles capaces de detectar y abatir aeronaves a cientos de kilómetros de distancia, y que operan de forma completamente interconectada, integrando en muchos casos medios navales, aéreos y terrestres.

Tratar de superar una barrera como esta es una tarea enormemente arriesgada para cualquier caza, pero incluso en el caso de que lo consiguiese se activarían los Sistemas de Antiacceso/ Denegación de Área, que emplean radares y misiles de corto alcance para reducir al mínimo sus posibilidades de movimiento.

El problema que plantea esta situación es que, sin el control del espacio aéreo, la capacidad de un ejército para poner las botas sobre el terreno se ve drásticamente reducida, y con ello sus posibilidades de intervención, de disuasión y la seguridad de todos los ciudadanos.

El objetivo de Indra y sus socios es asegurar que la balanza del dominio aéreo sigue inclinada del lado europeo. El director de Sistemas Aeroportados de Indra, Raúl Pajarín, explica que «dentro de REACT II se desarrollarán sistemas embarcados que utilizan tecnologías activas y pasivas, esto es, capaces de ‘‘escuchar’’ los pulsos que emiten los radares del adversario y emitir ondas electromagnéticas que interfieran con los mismos con el fin de denegar por completo las capacidades de defensa aérea del enemigo».

Estos sistemas se instalarán, por ejemplo, en aviones dedicados a labores de ataque electrónico, encargados de interferir con las defensas enemigas desde grandes distancias, fuera del alcance de sus misiles, para facilitar que otras aeronaves propias realicen incursiones sin ser detectadas, una táctica que en el argot militar se conoce como Stand-Off Jamming.

También se podrán instalar en drones preparados para intervenir directamente en zona hostil y cegar los sistemas del adversario desde una posición mucho más cercana, facilitando los movimientos de las aeronaves aliadas que se encuentren por detrás de ellos, en lo que se conoce como Stand-In Jamming.

La Comisión Europea subraya que, además, estas tecnologías de ataque deberán facilitar «misiones de mando y control de defensa electrónica y actividades electromagnéticas y cíber».

Todas estas capacidades son decisivas, explica Pablo González, «para crear burbujas que protejan a las formaciones de aeronaves aliadas, permitiendo su libertad de acción en el teatro de operaciones, por lo que existe una clara necesidad de contar con ellas».

El proyecto parte del trabajo realizado en una primera fase, REACT I, en la que Indra y sus socios ya han estudiado los escenarios de operación y las amenazas potenciales que los pilotos europeos encontrarán dentro de 15 ó 20 años y han generado la arquitectura, especificaciones y el diseño preliminar de las tecnologías de ataque electrónico. «El objetivo que abordaremos en la segunda fase es su desarrollo y el de los prototipos para demostrar su eficacia», subraya Raúl Pajarín.

El proyecto goza además de un respaldo especial de los ministerios de Defensa más importantes del continente, y muy especialmente del Ministerio de Defensa español, que lo ha impulsado desde el primer momento. España, Francia y Suecia han cerrado en este sentido lo que se conoce como un Acuerdo de Cooperación Estructurada (PESCO), un compromiso para asegurar que el desarrollo y la puesta en servicio de estos sistemas se llevará a cabo de forma colaborativa, con la máxima premura y garantizando la interoperabilidad de los sistemas.

REACT II se apoya por otra parte en el liderazgo de Indra como una de las principales empresas de defensa electrónica del mundo y en su papel como coordinador nacional del programa FCAS, en el que se está desarrollando el sistema de combate aéreo del futuro europeo. Toda una demostración de cómo Indra está desarrollando hoy las tecnologías que nos protegerán mañana.