Opinión

Interviene y controla que algo queda

El Gobierno de Sánchez, decidido a controlar empresas de forma directa, va a reinventar el INI franquista con la Sociedad Estatal de Transformación Tecnológica (SETT)

Pablo Hernández de Cos, Gobernador del Banco de España.
Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, acaba próximamente su mandatoGonzalo Pérez MataGonzalo Pérez Mata

Ludwig Von Mises (1881-1973), el gran referente de la Escuela Austríaca de Economía –liberal– y ahora también el nuevo presidente argentino, Javier Milei, defendía que «uno de los principales inconvenientes de todo tipo de intervencionismo es que resulta muy difícil revertir el proceso». La intervención también significa controlar, y cuando alguien alcanza el control de algo en la inmensa mayoría de las ocasiones se resiste a perderlo. El Gobierno de Pedro Sánchez, en esto con el aplauso entusiasta de Yolanda Díaz –pero también de Iglesias–, por no hablar de todos los «indepes» antiliberales, ha anunciado la creación de la Sociedad Estatal de Transformación Tecnológica (SETT), es decir, una SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales). Una versión siglo XXI del INI (Instituto Nacional de Industria) franquista, fundado por Juan Antonio Suanzes (1891-1977) a imagen y semejanza del IRI (Instituto para la Reconstrución Italiana) creado en 1938 por el régimen fascista de Benito Mussolini (1883-1945).

La nueva SETT, que nacerá con dinero prestado de la Unión Europea que habrá que devolver, tiene como uno de sus primeros objetivos adquirir alrededor de un 5% del capital de Telefónica, la empresa que preside José María Álvarez Pallete y que, de alguna forma, pretende controlar. La excusa es establecer una especie de línea de defensa de la españolidad de la compañia ante inversores extranjeros, algo que es Gobierno esgrimió tras el anuncio de que Arabia Saudí iba a controla casi el 10% de la operadora. Lo que en un principio, y con algo de precipitación, se planteó como una adquisición de acciones de Telefónica, se ha convertido en un proyecto más ambicioso, que espera disponer de unos 20.000 millones de euros y cuyo objetivo es controlar parte del sector tecnológico español. Algunos lo llaman el regreso del Estado, pero no es más que intervencionismo puro y duro y sentar las bases para que haya una serie de empresas –añadidas a las actuales– controladas por el Gobierno de turno. La SETT, por otra parte, lo que hará será duplicar las estructuras actuales de la SEPI.

El proyecto de la SETT, que el equipo de Sánchez quiere acelerar y no tendrá problemas para conseguirlo, coincide con la renovación de los tres grandes organismos supervisores del país, el Banco de España, la CNMV (Comisión Nacional de los Mercados de Valores), la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia), a los que se añadirá la de también nueva creación CNE (Comisión Nacional de la Energía), impulsada de forma muy directa por la ministra Teresa Ribera.

El relevo más importante –sin que los otros sean secundarios– será el de Pablo Hernández de Cos como gobernador del Banco de España, que termina su mandato, improrrogable, en mayo. El gobernador, además de ser por ley independiente del Gobierno, también es miembro eel Consejo del Banco Central Europeo (BCE), que presideen Christine Lagarde. Es, por lo tanto, un puesto estratégico para la economía española. La tradición, que rompió el PSOE en tiempos de Zapatero, dice que el Gobierno elige al gobernador y la oposición al subgobernador. Así ocurrió en 2018. Entonces el Ejecutivo de Mariano Rajoy, no sin haberlo hablado con los socialistas, nombró a Hernández de Cos, y dejó que designaran a su número dos, en este caso Margarita Delgado, como subgobernadora. El dúo ha funcionado bien y sobre todo de forma independiente, no sin conflictos con Nadia Calviño y con otros ministros, incluido el inefable José Luis Escrivá, que siempre soñó con ser gobernador.

Ahora, la duda es si se respetará la tradición o si Sánchez intentará nombrar a los números uno y dos del banco. Hay muchos candidatos, entre otros motivos, porque el puesto es quizá la cima que puede alcanzar un economista. David Vegara o José Manuel Campo han estado siempre en las quinielas, pero también acaba de irrumpir con fuerza Ángel Ubide, experto en mercados y operador de éxito, y la catalana Montserrat Martínez.

La relación y buena sintonía de Ubide con Pedro Sánchez apuntalarían su candidatura, aunque, claro, ahora el presidente tiene preocupaciones más urgentes. Es un profesional muy respetado, pero que también ha hecho sugerencias polémicas como, por ejemplo que no importaría que la deuda pública llegara al 180% del PIB, algo que quizá ahora no diría. El Gobierno, en cualquier caso, está decidido a controlar más empresas y, por supuesto, los organismos supervisores. Lo segundo es habitual, lo primero es más peligroso porque el problema –controla que algo queda–del intervencionismo es revertir el proceso, como advertía Mises.

Alquileres topados, menos oferta y precios más caros

El nuevo índice de referencia para los precios del alquiler entrará en vigor el próximo día 13 de marzo. Dependiente del Ministerio de Vivienda, que dirige Isabel Rodríguez, pretende conseguir una reducción notable de los precios de los alquileres en las llamadas zonas tensionadas. Los expertos, sin embargo, no lo ven tan claro. Las experiencias de otros países y de algunas ciudades en las que se han impuesto este tipo de normas apuntan a una reducción de la oferta y precios incluso más altos.

Vuelve la «exhuberancia irracional» que ignora el peligro de los bancos USA

Las principales bolsas mundiales coquetean con máximos, desde el Standar & Poor’s hasta el Nikkei, que vuelve por sus fueros 35 años después, sin olvidar al Ibex, alrededor de los 10.000 puntos. Los expertos lo explican por el exceso de liquidez en los Estados Unidos y Japón, al mismo tiempo que advierten sobre el comportamiento diferente de las empresas tecnológicas y los bancos, sobre todo los regionales americanos –algunos con problemas–, que serían ahora el mayor peligro.