Especial energía

¿Puede realmente Europa prescindir del gas ruso?

Los Estados miembros de la UE se ciñen al plan REPowerEu para reducir la dependencia energética

Oportunidad para España

Son necesarias fuentes alternativas
Son necesarias fuentes alternativasArchivo

La guerra entre Rusia y Ucrania ha marcado la agenda política y social de la Unión Europea durante el último año. Los graves sucesos que se están desarrollando en las zonas de conflicto han hecho que los Estados miembros de la UE hayan reaccionado y tomado las primeras medidas, más allá de las sanciones administrativas impuestas a Rusia.

Por otro lado, la guerra en Ucrania ha sido el elemento que faltaba para posicionar a toda Europa en una situación de crisis generalizada que ya empezó a fraguarse con la pandemia de la COVID-19 y que ha afectado a todos los países, no solo de la Unión Europea, sino a escala mundial.

Fuerte dependencia

Los países europeos arrastran desde hace décadas una fuerte dependencia energética del gas natural y el petróleo procedentes de Rusia, factor que agudiza aún más la crisis actual. Según datos ofrecidos por el Center for Global Affairs & Strategic Studies de la Universidad de Navarra, en el año 2021 «el 38% del gas natural que se consumió en Europa era ruso». En algunos países la dependencia era total, como Letonia y República Checa (100%), o muy alta, como en Eslovaquia (85%) o Hungría (95%), llegando a cotas también alarmantes como el 65% en Alemania, el 54% en Polonia o el 43% en Italia. En España la dependencia era del 8,9%.

Ante esta situación, la UE se puso manos a la obra para trabajar en un plan de reducción de la dependencia energética y, además, avanzar en los ambiciosos objetivos de descarbonización y transición ecológica impuestos por la Agenda 2030. El pasado mes de mayo la Comisión Europea presentó en Bruselas REPowerEu, un plan que «da respuesta a las dificultades y perturbaciones del mercado mundial de la energía causadas por la invasión de Ucrania por Rusia», como se destacó en su presentación.

Otras vías de abastecimiento

Sin embargo, el gas no es la única fuente de energía que importan los países miembros. La energía renovable cada vez avanza más rápido. Aunque actualmente el porcentaje de exportación (para los productores) o importación (para los países dependientes) de estas fuentes renovables es pequeño, se prevee que en pocos años llegue a duplicarse.

En España contamos con una infraestructura y producción de energías renovables por encima de la media europea, y gracias a este desarrollo, nuestro país es capaz de exportar parte de esta producción a países vecinos, como Francia.

Sin embargo, en este camino puede haber alguna traba, pues se corre el riesgo de cambiar la dependencia de una potencia a otra. Las renovables necesitan componentes fabricados con las llamadas materias primas críticas, elementos muy poco comunes y difíciles de extraer y manipular. Esto ocurre, por ejemplo, en las placas fotovoltaicas para obtener energía solar. Estas placas tienen muchos componentes elaborados con sílice, siendo China el máximo y casi único productor de estos elementos en el mundo.

El gigante asiático, sin embargo, está empezando a mostrar signos de apertura, lo cual favorecería a ambas partes. En todo caso, el objetivo de hacer desaparecer la dependencia en materia energética no se lograría, y es importante no perder de vista este matiz.

En este sentido, desde la Comisión Europea se está trabajando en un proyecto de ley europea, que se presentará a debate el próximo 8 de marzo. Lina Gálvez, videpresidenta de la Comisión de Industria, Investigación y Energía y eurodiputada, comenta para este periódico que «esta ley estará basada en la sostenibilidad medioambiental, social y económica, para reforzar el reciclaje, las capacidades y la investigación e innovación en materiales y procesos. No podemos pasar de una dependencia en combustibles fósiles a otra de materias primas críticas».

Otras vías de abastecimiento

Otra fuente puntera en Europa, aunque en nuestro país no se ha avanzado en el mismo sentido que en otros Estados miembros, es la energía nuclear. Un informe elaborado por la consultora Bloomberg para la Comisión Europea destaca datos muy interesantes. Las centrales nucleares están consolidadas en muchos países de Europa. Aunque muchas de ellas fueron construidas hace varias décadas, se han actualizado y reciclado. Además, están amortizadas y su emergía es limpia y segura.

Francia está a la cabeza de Europa en producción de energía nuclear, muy por delante de otros países como Alemania, Suecia o España.

Por su parte, Gálvez explica que hay que asumir que «la energía nuclear existe y desde luego hay Estados miembros que la van a seguir utilizando, a pesar de los grandes inconvenientes de seguridad e impacto ambiental que generan, sin contar con que sigue sin haber una solución para la gestión de sus residuos y que no supondría una reducción de la dependencia, ya que no disponemos de uranio».

Almacenamiento

Otra de las grandes preguntas sobre la energía es el almacenamiento de los recursos producidos. Gálvez apunta que «España juega un papel clave en este sentido, siendo pionera en renovables, participando en proyectos europeos de desarrollo de baterías, con el BarMar y siendo un hub estratégico para el de hidrógeno verde».

La Unión Europea, continúa, «está apostando mucho por el hidrógeno verde, especialmente con la Estrategia Europea del Hidrógeno, para contribuir al objetivo de descarbonizar la economía en 2050. El hidrógeno verde es un vector energético y tiene el potencial de funcionar de manera versátil como, por ejemplo, para el almacenamiento energético o para descarbonizar el sector del calor».

Además del hidrógeno verde, dentro del plan REPowerEU se da especial importancia a otras fuentes de energía, como el gas natural Licuado y el biometano. La producción y almacenamiento de estas fuentes de energía se plantea especialmente favorable en nuestro país. El plan europeo, además de diversificar las importaciones energéticas de otros países, está basado en otro punto de vital importancia en la estrategia de descarbonización de la Unión Europea: desterrar el consumo de combustibles fósiles y hacer así más eficiente la lucha contra el cambio climático.

Como explica Lina Gálvez, «el desarrollo de renovables no es solo una opción, tenemos que hacerlo porque no hay alternativa y tenemos que luchar contra el cambio climático». La transición, continúa Gálvez, «no va a ser fácil, cambiar nuestra forma de producir, consumir, vivir incluso... debería implicar medir el coste o beneficio económico de otra manera». En este sentido, las políticas de los Estados miembros serán determinantes para aplicar las directrices europeas de manera unilateral y con un objetivo común.

Oportunidad para España

Con todo, parece que España puede jugar un papel protagonista en el futuro de la producción, almacenamiento y exportación energéticos, pudiendo convertirse en el nuevo puerto de gas para Europa. Al no existir aún infraestructuras para el transporte del gas por gasoductos, la solución pasa por la importación de GNL en buques metaneros, un proceso que ya se lleva haciendo muchos años y en el que la situación de la península ibérica es imprescindible. En concreto, el 8,4% del gas importado a Europa lo recibe España. Sin embargo, los proyectos de nuevos gasoductos provenientes de Argelia pueden cambiar la balanza.

Solo el devenir del tiempo y cómo sea la resolución del conflicto bélico en Ucrania dará con la respuesta a estos interrogantes, pero todo parece indicar que a Europa le espera un futuro a medio plazo más verde, sostenible y menos dependiente. Solo así se puede cambiar el paradigma y pasar de una situación de dependencia a una de suficiencia energética, pues actualmente, concluye Gálvez, «tanto la producción como el procesamiento se encuentran muy concentrados y la UE depende en gran medida de sus importaciones».