Finanzas
Robo advisor, cómo invertir a través de un algoritmo matemático
El negocio de los gestores automatizados asciende en España a 6.000 millones de euros y cuentan con cerca de 200.000 clientes. Su peso sobre el total de la inversión colectiva es aún pequeño, apenas un 1%, por lo que cuentan con un importante potencial de crecimiento
Para Jack Bogle (New Jersey, 1929), la inversión tenía mucho más de suerte que de habilidad. El fundador de Vanguard mantenía que batir al mercado a largo plazo era extremadamente difícil, por lo que el azar, a su juicio, tenía un papel fundamental a la hora de obtener o no rentabilidad en los fondos gestionados por administradores profesionales. También consideraba que los costes excesivos de esta gestión ,derivados de las comisiones, lastraban los rendimientos. Por ello, ideó un fondo que no necesitaba gestión. En 1976, lanzó Vanguard S&P 500, el primero de la historia en el que podían invertir inversores particulares y cuya gestión no requería de ninguna habilidad especial, ya que se limitaba a replicar el índice, invirtiendo en acciones de empresas en la misma proporción en que estaban representadas en la referencia. Una forma de inversión que no requería de ningún análisis complejo ni dependía de la astucia de un avezado analista. Era el principio de la llamada inversión indexada, una forma de gestión pasiva, con un enfoque a largo plazo que busca generar rentabilidades de forma progresiva.
Partiendo de los principios de Bogle, y de esta estrategia de inversión sencilla, barata, diversificada y con rendimientos interesantes, nació en 2008 Betterment. En plena tormenta financiera, la desconfianza hacia los asesores era evidente, por lo que los fundadores de la fintech idearon un sistema de inversiones con muy poca intermediación. Nacían así los gestores automatizados, también conocidos como «robo advisors», un sector que ha experimentado un importante auge en los últimos años.
Los «robo advisor» se suelen centrar en instrumentos pasivos, como son los fondos indexados o los ETF´s. Un servicio de gestión online de carteras de inversión que, mediante algoritmos matemáticos, permiten crear portfolios bien diversificados, muy eficientes, adaptados al perfil concreto de cada inversor, con un coste sensiblemente más bajo que el de gestión tradicional, ya que requieren de menor actividad por parte del administrador, ya que la creación y el mantenimiento de las carteras se realiza de forma automática.
«Los ''robo advisor'' ofrecen la posibilidad de gestionar el patrimonio olvidándose de ello. No suelen asumir riesgos en la composición de carteras, por lo que el inversor no tiene sorpresas, ni para bien ni para mal. Es, por tanto, una forma interesante de invertir para todo aquel que no quiera involucrarse en el proceso, pero que quiera rentabilizar su patrimonio. No obstante, hay que decir que la gestión pasiva no deja de ser el consenso del mercado, es decir, la ponderación de las decisiones de todos los gestores activos, y esas determinaciones son las que establecen la composición de los índices y, en consecuencia, de la gestión pasiva. La una sin la otra no existiría», asegura Carlos Santiso Pombo, profesor del Máster en Finanzas Corporativas del IEB.
En los últimos años, los gestores automatizados han experimentado un fuerte crecimiento, especialmente en las economías desarrolladas. Una tendencia que se debe en gran parte al auge que la gestión pasiva en las últimas décadas, con una tasa de crecimiento hasta cinco veces superior a la de la activa. Por ejemplo, en Estados Unidos, sus cuotas de mercado en lo que a renta variable se refiere ya supera a la de la inversión tradicional. Siguiendo esta tendencia global, los "robo advisor" y la gestión pasiva en España han vivido un crecimiento muy rápido en los últimos cinco, llegando ya a aproximarse a los 200.000 clientes, y alcanzado un volumen gestionado en torno a los 6.000 millones de euros. Sin embargo, la gestión pasiva aún posee una cuota de mercado aproximadamente 10 veces inferior a la media europea, debido, según los expertos, a la excesiva bancarización de la población española, ya que la gran mayoría contrata los distintos productos financieros a través de su entidad. Si se tiene en cuenta que el patrimonio total de la inversión colectiva ascendió en España a 609.059 millones de euros, según datos de Inverco correspondientes al mes de julio, los gestores automatizados apenas representan en 1% del total del mercado, por lo que el potencial de crecimiento es bastante elevado.
Pionero
Indexa Capital fue el primer gestor automatizado de España. Fundado en 2015 por Unai Ansejo, François Derbaix y Ramón Blanco , está especializado en cartera de fondos indexados, pero también ofrece la posibilidad de invertir en planes de EPSV individuales, en planes de pensiones de empleo, fondos de fondos o seguros de vida. «Detectamos que existía una diferencia de rentabilidad muy importantes entre los fondos indexados frente a los que comercializaban los bancos, por lo que vimos que había una necesidad que precisaba ser cubierta. Así, nos animamos a trasladar a España un sistema que ya estaba funcionando con éxito en Estados Unidos, ofreciendo la posibilidad a cualquier tipo de inversor de acceder a fondos indexados», explica Unai Asenjo sobre los orígenes de la compañía.
El crecimiento de Indexa Capital ha sido exponencial, especialmente en los últimos cinco años, ya que ha pasado de 115 millones de euros bajo gestión a los 1.800 actuales, con alzas anuales del 70%. Su cartera media ha rentado un 40,7% desde el 31 de diciembre de 2015, frente al 8,3% de la compuesta por fondos equivalentes de gestión activa.
El perfil de su cliente es muy heterogéneo y, aunque Ansejo, asegura que su usuario tipo suele ser un hombre con una media de edad de 39 años, lo cierto es que también tienen entre sus clientes a menores, con cuentas abiertas por sus padres, y de edad avanzada (el mayor tiene 97 años). Asimismo, ha detectado un interés creciente por parte de las mujeres en este tipo de inversión. El pasado mes de julio la compañía comenzó a cotizar en el BME Growth con el objetivo de continuar creciendo y ofrecer una mayor confianza a sus clientes. Y es que, tal y con afirma Ansejo, este es un negocio que se fundamenta en la seguridad y en el «boca a oreja», ya que son nuestros propios clientes los que nos recomiendan.
InbestMe también está especializado en la inversión indexada, con un horizonte a medio y largo plazo (ente tres y diez años), ya que, como asegura su CEO, Jordi Mercader, «sabemos que la gestión activa es cara y poco eficiente a la hora de batir al mercado, por lo que creamos carteras diversificadas y ajustadas al riesgo de cada cliente. Con ello, actualmente, estamos logrando rentabilidades un 3% o un 4% anual por encima de la obtenida por los fondos de inversión», expone.
Además de la posibilidad de invertir en fondos indexados, InbestMe dispone de carteras orientadas al ahorro, sin riego y con una rentabilidad del 3,25%, que replican lo tipos de interés , además de ofertar carteras de planes de pensiones. Cuentan con once perfiles de riesgo diferente, que va del cero al diez, de manera que cada inversor elige el más conveniente en función de su objetivo de rentabilidad y de su resistencia al riesgo.
InbestMe también están especializado carteras de inversión socialmente responsable, es decir, aquellas que no solo tienen en consideración indicadores meramente económicos y de rentabilidad, sino que también se guían por criterios ESG. Y es que cada vez son más los inversores que tienen en cuenta criterios de sostenibilidad, sociales y de gobierno corporativo.
Mercader defiende la inversión pasiva, ya que el gestor de fondos no es ni mucho menos un «adivino», y si surge un acontecimiento inesperado, como el Covid o la Guerra de Ucrania, difícilmente se puede prever cuál va a ser el comportamiento del mercado. Por ello, destaca la importancia de la diversificación. «Nuestras carteras se suelen construir con un porcentaje de renta variable y otro de fija, que fluctúa en función del perfil del inversor, pero en las que también se incluyen activos inmobiliarios y oro. «Una cartera bien diversificada reduce el riesgo», añade.
Finizens, por su parte, ofrece carteras de inversión y planes de pensiones que se componen de 15 fondos indexados de clase institucional, dando acceso a más de 25.000 , que incluye renta fija global variable y bienes reales. Recientemente, ha ampliado su oferta de productos con el lanzamiento de una cartera de fondos indexados 100% renta variable (Perfil 6 Agresivo), complementando las demás cinco carteras indexadas que la firma ya ofrece al mercado. El objetivo de la nueva cartera es proporcionar una rentabilidad a largo plazo superior a la de un fondo indexado MSCI World y MSCI ACWI, estando destinada a aquellos inversores que deseen capturar de forma diversificad las rentabilidad que ofrecen los mercados de renta variable globales.
«La inversión indexada ha generado una rentabilidad histórica acumulada del 334% en 20 años, lo que equivale en igualdad de condiciones a un rendimientos entre dos y tres veces por encima de la gestión activa. Eso ha hecho que cada vez más los inversores se decanten por ella y por los ‘‘robo advisor’’, ya que, en igualdad de condiciones, proporciona más garantías acerca de los rendimientos de largo plazo, a la vez que reduce el riesgo para el inversor gracias a una mayor diversificación», asevera Giorgio Semenzato CEO de Finizens .
En cuanto a su rentabilidad particular, Semenzato indica que desde el lanzamiento de Finizens, hace seis años y medio, ha alcanzado un rendimiento acumulado del 45,4% en el caso de perfil de cliente más atrevido, con una rentabilidad promedio que se sitúa un 12,9% por encima de la media de los fondos de inversión comparable en España.
Asimismo, Finizens ha superado los 20.000 clientes en España abarcando un perfil de cliente muy variado, que va desde el inversor sin experiencia hasta el inversor profesional, cubriendo todas las edades y perfiles profesionales.
En definitiva, una forma de inversión que no requiere de conocimientos previos y que resulta rentable a largo plazo sin tener que dedicarle excesivo tiempo.
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