Opinión
El tuerto entre ciegos sigue tuerto
El BCE bajará los tipos de interés, casi seguro, en junio, justo cuando el Gobierno tiene que elegir al sucesor de Pablo Hernández de Cos como gobernador del Banco de España
Marie Curie (1867-1934), la primera y única persona que obtuvo dos premios Nobel en dos disciplinas diferentes –física y química–, explicaba su método: «Debemos tener perserverancia y, sobre todo, confianza». La cita la ha aprovechado Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), para dar pistas sobre las intenciones de la institución que encabeza sobre el futuro de los tipos de interés. Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España y miembro del Consejo del BCE, adelantó la semana pasada que lo normal es que la reducción de tipos de interés empiece en junio. El precio del dinero bajará antes del verano, pero la apelación de Lagarde a la perseverancia significa que el BCE será muy prudente antes de volver a reducir el precio del dinero.
Por azares del destino, la bajada de tipos de junio puede coincidir con el relevo al frente del Banco de España porque el mandato del gobernador, que no es renovable por ley, expira esos días. Ángel Ubide, amigo de Pedro Sánchez, experto en los mercados y director general del fondo Citadel, figura entre los candidatos con más papeletas. Montserrat Martínez, vicepresidenta de la CNMV, sería la alternativa a Ubide, que tendría la ventaja para el inquilino de la Moncloa de haber sido el primero en colocar a una mujer al frente del Banco de España. Hay más aspirantes, por supuesto, como el ministro José Luis Escrivá, pero tampoco parece ofrecerle garantías al Gobierno al frente de una institución independiente. La decisión final está en manos de Sánchez y de su ministro de Economía, Carlos Cuerpo, pero el presidente tendrá la última palabra. Ubide llegó a defender que, en realidad, tampoco importa tanto el volumen de deuda pública de un Estado y que podría superarse el 150% el PIB sin problemas. Montserrat Maartínez, jefa de Gabinete de Fernando Restoy cuando fue subgobernador del Banco de España, no se ha significado sobre el asunto más allá de una cierta ortodoxia. Sánchez, no obstante, debería respetar la independencia del Banco de España, aunque intente que sea menos incómoda que algunas veces en los últimos años.
Pablo Hernández de Cos, quizá el mejor gobernador que ha tenido la institución, advertía la semana pasada en un par de ocasiones y foros diferentes, del riesgo que supone para la economía española la incertidumbre política, y que esa es también «la principal preocupación de los empresarios». Los datos –publicados el miércoles por el ministerio de Economía– sobre la inversión extranjera generan más dudas. El año pasado cayó un 18,5% con respecto a 2022, al quedarse en 28.215 millones de euros frente a los 34.614 millones del ejercicio anterior. No hay explicaciones claras y el ministro Cuerpo alude a la «incertidumbre internacional», pero la española también habrá influido. El Gobierno, claro, se aferra a lo que considera más positivo, como que el déficit se quedara en el 3,6% en diciembre pasado. Para Sánchez y para María Jesús Montero es un éxito porque son dos décimas menos de lo previsto, pero no deja de ser un agujero de más de 50.000 millones de euros que hay que tapar con más deuda y más impuestos. El Gobierno también se agarra a las palabras de Paolo Gentilone, comisario europeo de Economía, que dice que España está en «mejor forma» que el resto de países de la Unión Europea. Es cierto que el PIB subirá en 2024 un 1,9%, algo más de lo previsto, según el Banco de España, pero ese porcentaje, aunque sea de los más altos de la zona euro, no deja de ser raquítico. Por otra parte, mientras se anuncian cifras récord de afiliación a la Seguridad Social –más de 21 millones– el paro seguirá anclado alrededor del 11% de la población activa. Ahí está el dato de que el gasto en desempleo subió un 18% en 2023, a pesar de que había –en teoría– 353.000 parados menos. La «vice» Yolanda Díaz, la «Evita» gallega venida a menos, asegura que los fijos discontínuos sin trabajo son 55.000, pero casi la totalidad de los expertos dudan de esa cifra al cotejar los datos oficiales.
El escenario económico se vuelve todavía más incierto con la propuesta/exigencia en campaña electoral de Pere Aragonés, de ERC, de un pacto fiscal –al estilo del concierto vasco– para Cataluña. Incluiría un fondo de solidaridad con otras comunidades, pero «temporal». La ruptura del espacio fiscal español sería total aunque, eso sí, los «indepes» no quieren asumir la Seguridad Social –las pensiones– porque en Cataluña es deficitaria. En resumen, el España va bien del Gobierno es aquello del tuerto en el país de los ciegos, pero que no deja de ser tuerto, lo que no impide que cada uno siga con su matraca porque «debemos tener perserverancia y confianza», como decía Marie Curie.
El Anuario del Euro en los 25 años de la moneda única hacia la nueva normalidad
El Anuario del Euro, impulsado por la Fundación ICO del Instituto Español de Analistas, acaba de publicar su edición de 2024, coordinada una vez más por Fernando Fernández Méndez de Andés, y, esta ocasión, con el lema «Avanzar en tiempos de desinflacion, consolidación fiscal y desafíos a las políticas prudenciales». Incluye textos de 18 expertos, españoles y extranjeros, entre los que destacan Pablo Hernández de Cos, Paula Bejarano, Ángel de la Fuente o Jeromin Zettelmeyer.
El optimismo de las pequeñas empresas cae incluso por debajo que en la pandemia
En Estados Unidos proliferan los índices para todo. La National Federation of Independent Business elabora un índice de Optimismo entre las pequeñas empresas. El máximo lo alcanzó en agosto de 2018 y desde entonces ha estado por debajo. El punto más bajo fue en octubre de 2008, justo en plena Gran Recesión. El año 2024 ha comenzado en 89,4 puntos, por debajo incluso de abril de 2020, en plena pandemia, y lleva 26 meses consecutivos por debajo de la media de los últimos 50 años.
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