Salud cardiovascular

Microbiota, aliada de la insuficiencia cardiaca

Un nuevo estudio clínico sostiene que restaurar el microbioma mejora el pronóstico y el tratamiento de esta enfermedad

Insuficiencia cardiaca
Insuficiencia cardiacaT. Gallardo - T. NietoLa Razón

En los últimos años se ha desarrollado un creciente interés por conocer la relación entre microbiota intestinal y salud cardiovascular. Numerosas investigaciones otorgan gran relevancia al conjunto de microorganismos que habitan en nuestro intestino en la prevención y el tratamiento de numerosas patologías, entre ellas la insuficiencia cardiaca (IC). Coincidiendo con el «Mes de la insuficiencia cardiaca», el «American College of Cardiology» (JACC) ha publicado los resultados de un estudio clínico que sostiene que la microbiota podría ser clave en el tratamiento de esta enfermedad. Restaurando la microbiota intestinal es posible ofrecer un cambio de paradigma en la forma de cuidar a los pacientes con IC y allanar el camino hacia mejores resultados clínicos a través de una atención más personalizada. Estamos, según muchos expertos, ante una potencial estrategia terapéutica para prevenir la insuficiencia cardíaca.

Inflamación crónica

El desequilibrio de la microbiota intestinal se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Al producirse dicha inestabilidad se desencadenan procesos de inflamación crónica que, a su vez, pueden dañar el tejido cardíaco, alterar la función del corazón y contribuir a la progresión de la enfermedad. «La microbiota produce ciertas sustancias que pueden tener un impacto en la salud cardiovascular. Es el caso de los ácidos grasos de cadena corta, como el butirato, que ha demostrado reducir la presión arterial y ejercer efectos beneficiosos a nivel metabólico. Sin embargo, cuando la microbiota está desequilibrada -lo que se conoce como disbiosis-, se altera la producción de moléculas beneficiosas y nos encontramos con un exceso de otras que no lo son tanto y que pueden desencadenar una respuesta inflamatoria, contribuyendo al riesgo cardiovascular» declara Olalla Otero, doctora en Biología y experta en microbiota. «Conocer el impacto de estos microorganismos en la IC pone el foco en la modulación microbiana como un pilar más en el abordaje de estas patologías».

Se trata de una noticia muy esperanzadora para los enfermos de IC. A pesar de los avances terapéuticos, esta dolencia caracterizada por la incapacidad del corazón de bombear sangre al resto del cuerpo de forma eficiente tiene un pronóstico muy grave y se asocia con un riesgo significativo de morbilidad y mortalidad. «Cuando escuchamos la palabra cáncer nos ponemos en lo peor, algo que no ocurre con esta patología por desconocimiento. La IC tiene una mortalidad superior a la mayoría de los cánceres. De hecho, por desgracia, muchos pacientes que sobreviven a un cáncer fallecen después a consecuencia de IC. Debemos concienciar a la población acerca de la gravedad de esta dolencia y la importancia de detectar sus síntomas con rapidez y acudir al especialista a tiempo. La prevención y la detección precoz son fundamentales a la hora de mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los afectados», declara Alejandro Recio Mayoral, presidente de la Asociación de Insuficiencia Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Dieta mediterránea y ejercicio

El experto sostiene que hay que cambiar el sistema y orientarlo a mantener al paciente fuera del hospital. «Esto supondría un ahorro significativo para el sistema y una mejora muy importante para afectados y cuidadores». Y en este punto la microbiota tiene mucho que aportar. Está demostrado que los pacientes con IC están predispuestos a la disbiosis, que promueve un estado proinflamatorio determinante en la enfermedad. Cada vez existen más evidencias de que trabajando esta alteración del microbioma se puede reducir la carga inflamatoria y mejorar el pronóstico. Curiosamente, según el doctor Recio, «la dieta mediterránea es una pieza clave para combatir la IC. Este patrón de alimentación es la primera aproximación terapéutica real para tratar el problema y disminuir los factores de riesgo cardiovascular».

El estudio de la microbiota viene a unirse a la farmacología y a las Unidades de IC y se convierte en una nueva e interesante vía para el abordaje del tratamiento y el manejo de los pacientes que conviven con esta patología.

La enfermera, una figura esencial

Las Unidades de Atención Cardiaca han proliferado en España durante la última década, suponiendo una revolución en el tratamiento de la enfermedad. La enfermera experta en IC es la pieza angular en el funcionamiento de este sevicio; el nexo entre el especialista y el paciente. Se encarga de dirigir la educación de autocuidados, enseñando a pacientes y cuidadores los síntomas a los que deben prestar atención y los cambios que han de implantar en su estilo de vida para detectar una posible descompensación y evitar a toda costa la hospitalización y el avance de la enfermedad.