Medio Ambiente

El guirre remonta el vuelo

Gracias a una investigación española se han asegurado 22 km de tendido eléctrico para que esta especie en peligro crítico de extinción pueda surcar los cielos de Canarias sin riesgos

Un especialista coloca una mochilita con un GPS a un ejemplar de esta subespecie de alimoche
Un especialista coloca una mochilita con un GPS a un ejemplar de esta subespecie de alimochelarazon

Gracias a una investigación española se han asegurado 22 km de tendido eléctrico para que esta especie en peligro crítico de extinción pueda surcar los cielos de Canarias sin riesgos.

El guirre es una subespecie de alimoche endémico de Canarias. Concretamente de Fuerteventura y también de Lanzarote, isla vecina a la que van sólo durante la época de reproducción. Este territorio tan acotado explica en parte que la especie hay sido considerada en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La población de guirres descendió rápidamente en las islas durante la segunda mitad del siglo XX. Y su importancia no sólo se debe a su carácter endémico, al formar parte reconocible del patrimonio natural del archipiélago, sino también al servicio que estas rapaces realizan en el ecosistema, ya que se nutren de animales muertos, haciendo desaparecer los cadáveres de los espacios naturales.

Gracias a proyectos de recuperación, los 150 ejemplares con que se contaba en 1998 han pasado a ser casi 300 en 2015. La compañía Endesa ha participado activamente en estos programas de recuperación, de forma especial desde 2008. A primeros de este mismo año obtenían las conclusiones del último de estos trabajos. Un programa de investigación que ha desarrollado durante 2014-2015 en colaboración con la Estación Biológica de Doñana, entidad perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que lleva por nombre «Implicaciones ecológicas del uso de líneas eléctricas por guirres canarios mediante seguimiento radio telemétrico con GPS». La iniciativa se centra en estudiar el movimiento de esta subespecie del alimoche, con el fin de entender sus hábitos y los efectos de la presencia de las líneas de distribución en el modelaje de comunidades. Y es que «se sabe que las torres de luz pueden suponer un peligro para las rapaces por posibles electrocuciones si no están diseñados para ser seguros, aunque en el caso de las islas los postes aportan la posibilidad de ser el apoyo, oteadero y dormidero para estas aves de Canarias, ya que hablamos de zonas en las que escasean los árboles altos y la vegetación», explica Inma Ordóñez, especialista en biodiversidad del área de Biodiversidad, I+D+i ambiental y recursos hídricos de Endesa.

Durante el proyecto se han instalado equipos emisores en 27 ejemplares adultos, de manera que se ha podido seguir el movimiento de los guirres y estudiar qué uso hacen de los elementos disponibles en el suelo y en particular, las líneas eléctricas. «Hemos llegado a conclusiones muy interesantes. Por un lado ha permitido elaborar una lista de los lugares donde el riesgo es mayor para priorizar las actuaciones de adecuación de los postes eléctricos. Esto se hace cruzando los datos de cuáles son los palos que prefieren y donde están ésos que por su diseño representan un mayor riesgo para el vuelo de estos animales. Hemos visto que los guirres tienen preferencia por los palos de gran altura; también que utilizan más asiduamente aquellos que están cerca de los comederos especiales de rapaces o cerca del vertedero, punto donde se concentran también para alimentarse. Hay otros lugares que le gustan mucho fuera del periodo reproductivo y es que estas aves son muy gregarias menos en ese temporada en la que se alejan y vuelan hacia Lanzarote», matiza Ordóñez.

Entre 2011 y 2015 se han instalado balizas reflectantes para evitar el choque de la aves en un total de 22 kilómetros de líneas eléctricas de media tensión de Lanzarote y Fuerteventura. También durante 2014 y 2015 se llevó a cabo el aislamiento de varios apoyos de media tensión de Endesa para evitar la electrocución de estas aves. «La cuarta actuación es esta investigación que, por primera vez, se lleva a cabo con aves en movimiento. En paralelo, la empresa ha organizado una muestra con paneles y un vídeo centrados en el ejemplar de guirre Tamarán, el primero nacido en cautividad. La actividad se ha llevado a cabo en 2014 en Fuerteventura y Gran Canaria con la colaboración del Centro de Fauna Silvestre de Tafira, en Las Palmas de Gran Canaria, y las consejerías de Medio Ambiente de los Cabildos de Gran Canaria y Fuerteventura», explican desde la compañía eléctrica.

Una vez obtenidas las conclusiones de este estudio se está trabajando para adaptar las líneas de distribución de electricidad de las zonas en las que las aves son más vulnerables y se están planteando nuevas actuaciones porque «compartimos el territorio con esta especie», concluye Ordóñez.