Viajes

Seis mujeres exploradoras que hicieron historia

Con motivo del día internacional de la mujer, rescatamos los nombres de seis importantes exploradoras. Gracias a ellas y sus trabajos, el mundo consiguió convertirse en un lugar mejor, más abierto a las diferentes culturas. Sus pasos por el camino ya no se olvidarán.

jpg
jpgFundation Alexandra David - NéelWikipedia commons

Jeanne Baret

Resultó complicado para Jeanne Baret ser la primera mujer en circunnavegar el mundo, allá por 1766. Compañera incondicional del célebre botánico francés, Philibert Commerson, se embarcó con él en la primera expedición francesa que logró completar la vuelta al mundo, entre 1766 y 1769, aunque los estándares de la época la obligaron a vestirse de hombre para ocultar su verdadera identidad al resto de miembros de la expedición. Su camino la llevó desde Francia a Brasil, Tahití, Madagascar e Isla Mauricio. Fue en esta última donde se descubrió su verdadera identidad y donde la abandonaron a su suerte, a ella y a Commerson, antes de proseguir con la expedición. Commerson murió poco después y Baret, sola y arruinada, se vio obligada a trabajar en una taberna hasta conocer a Jean Dubernat, un oficial de la marina francesa que se convertiría en su esposo. A su lado regresó a París en 1774, completando así su circunnavegación del mundo.

Jeanne Baret disfrazada como Jean Baré para participar en la primera circunnavegación francesa al mundo.
Jeanne Baret disfrazada como Jean Baré para participar en la primera circunnavegación francesa al mundo.larazon

La historia de Jeanne Baret quedó sepultada en el olvido hasta 2010, cuando la escritora Glynis Ridley publicó la novela El descubrimiento de Jeanne Baret, otorgándole todo el crédito que merecen sus investigaciones botánicas. De sus viajes trajo a Francia 30 cajas con 5.000 ejemplares de plantas, 3.000 de ellos desconocidos para la ciencia hasta ese momento. Un bonito detalle es que fue ella quien catalogó y nombró la flor de la buganvilla, llamada así en honor al Conde de Bougainville, líder de la expedición que más tarde la abandonó.

Margareth Moth

La historia de Margareth Moth empieza por su nombre. Reflexiva desde su juventud, se le ocurrió que una mujer nace con el apellido de su padre y al casarse, recibe el apellido del esposo; ella quiso tener su propio apellido y se puso el de Moth. Así empieza la historia de una de las mujeres más valientes, creando su propio nombre. Natural de Nueva Zelanda, consiguió su primera cámara fotográfica con ocho años, y tras convertirse en la primera camarógrafa de su país, comenzó a trabajar para la CNN en 1990. Entre sus trabajos destacan la cobertura del asesinato de Indira Gandhi (primera y única primera ministra de la India) y sus largos seguimientos de zonas de conflicto, especialmente en el Golfo Pérsico y durante la guerra civil de Georgia.

Margareth Moth, pocos años antes de recibir un disparo en Sarajevo.
Margareth Moth, pocos años antes de recibir un disparo en Sarajevo.larazon

Fue precisamente mientras cubría la guerra de Bosnia en Sarajevo cuando un disparo de francotirador le acertó en el rostro. Los médicos que la atendieron en el escenario no daban un céntimo por su vida, ella misma era consciente de que si se desmayaba no volvería a despertar, pero Margareth Moth era una persona fuerte, muy fuerte. Tras pasar más de una docena de veces por el quirófano para arreglarse las heridas, recogió su equipo y regresó al mismo lugar donde la dispararon... para seguir filmando. Al torrente de vida que transmitía solo tuvo fuerzas para llevárselo el cáncer de colon, en marzo del 2010. Periodistas de todo el mundo siguen ahora su ejemplo de valentía, honradez y olfato periodístico.

Egeria

Para encontrarnos con Egeria habría que retroceder hasta Galicia, a finales del siglo IV d. C. Captaríamos un breve destello de sus ojos y rápidamente desaparecería de nuestra vista, rumbo a uno de sus estrambóticos destinos. Porque esta mujer de una profunda religiosidad pero insaciable curiosidad viajó durante su vida por todos los recovecos del Imperio Romano, visitando los santos lugares y llegando tan lejos como la ciudad eterna de Constantinopla.

Sus ansias por conocer la llevaron a recorrer tres continentes, 5.000 kilómetros, montada en un borrico.
Sus ansias por conocer la llevaron a recorrer tres continentes, 5.000 kilómetros, montada en un borrico.larazon

Es Egeria una peregrina. Sus pasos la llevaron a Jerusalén, donde visitó el monte de Nebo, la tumba de Job y el mar de Galilea. Siria, Egipto y Turquía también fueron algunos de sus destinos. Fue en la tierras del Nilo donde conoció a San Valerio, y del santo surgió rápidamente una profunda admiración por la gallega, llegando a mencionarla en sus memorias con palabras de alabanza. Esta mujer, a la que podemos imaginar con los pies duros por las pisadas, envuelta en capas de ropa y con la vara firmemente apretada, salió de su casa en Galicia por el mero hecho de conocer los lugares sagrados de la innovadora religión cristiana, simplemente, con la misma naturalidad de una turista del siglo XXI. Quizás sea esta naturalidad tan humilde el porqué fue tan especial a ojos de cuantos la conocieron.

Alexandra David-Néel

A comienzos del siglo XX no era fácil hacerse un hueco en un mundo de hombres. Por eso Alexandra, cansada de que los académicos franceses no tuvieran en cuenta sus investigaciones por el hecho de ser mujer, decidió cerrarles la boca a todos accediendo a Lasha, capital del Tibet, que por aquél entonces tenía su entrada cerrada a cualquier extranjero. Para ello tuvo que disfrazarse de hombre, cubriendo su cara con hollín y el cuerpo con lanas de Yak. Escritora, cantante de ópera, budista, exploradora y anarquista, escribió más de 30 libros sobre la cultura asiática llevada por la fascinación que ejerció sobre ella, y se convirtió en un referente mundial para la filosofía oriental.

jpg
jpgFundation Alexandra David - NéelWikipedia commons

Sus viajes la llevaron a recorrer China y a sobrevivir el horror de la Segunda guerra chino-japonesa, conflicto que marcó profundamente su pensamiento. Pasó largas temporadas en Mongolia, Japón y Corea, antes de retirarse definitivamente en la villa francesa de Digne-les-Bains. Aquí dedicó sus últimos años a la narración de sus viajes y el desarrollo de su vida espiritual, hasta su muerte el 8 de septiembre de 1969, a la edad de 101 años. Sus cenizas fueron lanzadas al río Ganges por su secretaria y biógrafa Marie-Madeleine Peyronnet, en la ciudad de Benarés .

Laura Dekker

La persona más joven en circunnavegar el mundo en solitario es una mujer y se llama Laura Dekker. Cumplió su pedazo de aventura cuando apenas contaba con quince años. A bordo de un pequeño barco con 11.5 metros de eslora, la joven salió de Gibraltar el 21 de agosto de 2010, bajó por las Islas Canarias, recorrió 4.100 kilómetros del océano Atlántico hasta alcanzar el Caribe, cruzó el Canal de Panamá y visitó las Islas Galápagos. Descansó dos semanas. Tocó las Islas Marquesas, Tahití y la ciudad de Darwin, en Australia, esquivando arrecifes y tormentas. Descansó. Sorteó los barcos piratas del océano Índico y pasó 47 días navegando sin paradas hasta divisar Sudáfrica.

La joven Laura Dekker antes de comenzar su viaje alrededor del mundo.
La joven Laura Dekker antes de comenzar su viaje alrededor del mundo.Savyasachihttps://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.5/deed.en

Hizo su entrada triunfal en Ciudad del Cabo mientras se celebraba la Volvo Ocean Race y ya solo le quedaban por recorrer 5.600 millas náuticas hasta Sint Maarten, la isla holandesa del Caribe donde debía finalizar su viaje. Sopló fuerte el viento, resistieron las velas. El 21 de enero de 2012 llegó a su destino y escribió su nombre en el libro de la Historia.

Josephine Cecilia Diebitsch Peary

Tiene sentido que una de las exploradoras más reconocidas haya sido también la primera mujer blanca en realizar una expedición en el Ártico. También se explica que lo sea al haber descubierto que Groenlandia era una isla, y no una península como se pensaba hasta entonces. Nació en 1863, aunque su leyenda todavía perdura. Escribió tres libros sobre el ártico y la cultura inuit, y su pasión por las tierras heladas era tal, que pese a estar embarazada no dudó en participar en otra expedición durante el verano de 1893. Dio a luz en este viaje a su hija, Marie Peary, a quien la prensa de la época llamó el bebé de las nieves.

Retrato de Josephine Peary.
Retrato de Josephine Peary.E.S. Dunshee

No fue fácil ser Josephine Cecilia Peary. A principios de siglo XX acudió nuevamente a Groenlandia para rescatar a su marido, amputado de ocho dedos de los pies por congelación, y por el camino conoció que Robert Peary había tenido dos hijos con una mujer inuit. La heroína se enfrentó a una difícil situación. Sin embargo, por una razón o por otra, finalmente decidió no abandonar su marido y los tres convivieron como pareja hasta 1909, cuando Robert alcanzó a plantar la bandera estadounidense en el Polo Norte y regresaron a Washington.