Viajes

La amabilidad de Cabárceno recibe al visitante por su 30º aniversario

El centro de naturaleza más importante de Europa abre sus puertas tras el periodo de confinamiento, con más fauna y diversión que nunca

La leyenda surgió por la errónea creencia de los ratones podían trepar por el interior de la trompa del elefante, causándoles una gran incomodidad | Foto: Alfonso Masoliver Sagardoy
La leyenda surgió por la errónea creencia de los ratones podían trepar por el interior de la trompa del elefante, causándoles una gran incomodidad | Foto: Alfonso Masoliver SagardoyAlfonso Masoliver Sagardoy

En el punto exacto en que termina el Macizo de Peña Cabarga y comienzan los primeros resquicios de Santander, en esta frontera que delimita la naturaleza cántabra de un verde arrollador y los primeros edificios de piedra gris, se encuentra el escenario de un pacto. Que es entre la naturaleza y el hombre creador de edificios de piedra. En un mundo violentado por los escenarios del cemento, las nubes artificiales de la industria y los químicos fluyendo a la vez que los ríos, son necesarios pactos de este estilo, donde el animal encuentra un refugio para pacer con la tranquilidad que requiere. Pero no se equivoque el lector. No hablo únicamente de cebras grevy, guepardos, elefantes, cervatillos, osos pardos, gorilas, hienas, ankoles y orix. Hablo de hombres, mujeres y niños, humanos en general, un tipo de animal más complejo que todos los anteriores, pero igualmente necesitado de buscar un refugio fresco al que acudir.

Los dromedarios también quieren conocer a los visitantes, así lo parece al acercarnos a ellos.
Los dromedarios también quieren conocer a los visitantes, así lo parece al acercarnos a ellos.Alfonso Masoliver Sagardoy

En Cabárceno está su refugio y el resto de los animales les reciben. Con una bondad asombrosa. Porque hacen falta ciertas dosis de bondad cuando, tras haber recogido en las sagas de sus memorias colectivas las traiciones que han sufrido a manos del ser humano, todavía desdeñan las 10 o 20 hectáreas de terreno que tienen para trotar y se acercan a las vallas donde observan pasmados los visitantes. Uno percibe esta sensación mágica, el animal casi quiere acercarse a nosotros en este terreno sagrado donde hombre y naturaleza se encuentran. Cada día se forjan nuevos pactos entre uno y otro lado, hasta que, en ocasiones, los lados desaparecen.

Una mina de hierro convertida en Parque Natural

El origen de Cabárceno está en su piedra rojiza, irguiéndose en preciosas columnas y de aspecto quebradizo. “Algunos dicen que Augusto conquistó Cantabria porque le parecía una tierra hermosa, por el verde y lo fresco y todo eso”, comenta el veterinario jefe del Parque, Santiago Borragán, abarcando con un gesto del brazo el entorno que nos rodea, “pero no es cierto. Lo que buscaba era este hierro que todavía hoy podría sacarse de la piedra. Y lo encontró, tras muchos años de guerra”. Se agacha, rebusca entre los guijarros del camino y coge una pequeña pepita de hierro oscuro, brillante bajo el sol del norte.

Todavía se puede sacar hierro de la que fue una de las canteras más importantes del poderoso Imperio romano. Todavía suenan, para las mentes fortalecidas en la imaginación, los sonidos de dos mil años de picar, arrancar y maldecir de los mineros que extrajeron hierro de la montaña hasta 1989. El mismo año en que abrió el Parque.

Las largas columnas de piedra que observa el visitante son producto de esta minería. Cavaron y extrajeron las entrañas de la montaña hasta darle una forma parecida a un paisaje lunar, limpia de toda vegetación posible y coloreada únicamente por este tono rojizo y las esquirlas de hierro que nos muestra Santiago. A partir de ese hierro se forjaron las espadas romanas y cristianas, derramando sangre siria, andaluza y sarracena; los cañones castellanos que triunfaron en Lepanto, los cañones ingleses que torpedearon a las tropas alemanas escondidas en las trincheras. Dos milenios de guerras se han alimentado del hierro de Cabárceno y moldeado a su vez el relieve de Cantabria. Hasta que la mina cerró y el Presidente cántabro, Juan Hormaechea, decidió sembrar la zona con una inmensa variedad de árboles y plantas para crear el Parque de la naturaleza más grande de Europa.

El secreto está en el tamaño

El secreto radica en el tamaño, esta vez sí. 750 héctareas de parque cruzadas por 28 kilómetros de carreteras dan pie a este colosal centro de vida, donde los elefantes cuentan para ellos solos - en compañía de algunos ejemplares de antílopes que recrean un escenario todavía más amable - con 25 hectáreas de terreno. Para hacernos una idea de los tamaños que maneja Cabárceno, el zoo de Madrid cuanta con 20 hectáreas para todos sus animales. El zoo de Barcelona, con trece.

A partir de entonces, la naturaleza fluye con su armonía particular. Los paquidermos, colosales criaturas que en libertad caminan decenas de kilómetros al día, necesitan de estos amplios espacios para mantener su salud, la fuerza de sus piernas y el buen estado de sus pezuñas. Su habitual encierro en los zoológicos convencionales llevó a que, desde finales del siglo XVIII hasta la apertura de Cabárceno, únicamente once ejemplares de elefante habían nacido en cautividad. Y en los 31 años que lleva abierto el Parque, hasta 21 crías han nacido sin necesidad de ayuda artificial. Ni un solo parque del mundo cuenta con tantos ejemplares de elefante como el milagro de Cabárceno.

La felicidad que transmiten los gorilas se extiende al resto del Parque.
La felicidad que transmiten los gorilas se extiende al resto del Parque.Alfonso Masoliver Sagardoy

Es un santuario. El mimo con que los cuidadores alimentan, curan y comprenden a sus huéspedes se puede apreciar cuando uno pasea el Parque en compañía de Santiago. Hombres y mujeres como él han permitido que los animales y los humanos se encuentren en el punto de inicio una vez más, que es cuando la naturaleza se desarrollaba con su matemática particular y no hacía falta inyectarle leyes bochornosas ni pesticidas de exterminio para acelerar o retrasar su funcionamiento. Hoy podemos ser testigos de este milagro. Apreciarlo tan próximo de nuestros hogares es un regalo, sin lugar a dudas. Saber que en el parque se cuidan y desarrollan técnicas de repoblación para 23 especies en peligro crítico de extinción es un orgullo para todos nosotros.

La visita perfecta

Una visita al Parque pasa por un recorrido bien pensado que debería durar todo el día. Si es con niños, será incluso más divertido. Aunque su extensión es tal, que siempre quedará algo por ver para la próxima vez. Después de haber calmado a los demonios en su amplio reptilario, observando sin molestar a las escurridizas serpientes dormitando en sus cubículos, las carreteras llevan a su área más extensa, que es la de los osos pardos. Magníficas criaturas juegan y discuten, dormitan y devoran en un estado de semilibertad que ocupa 30 hectáreas. Y como se haría en los escenarios de un videojuego, el visitante elije por donde pasar, qué escenarios quiere visitar para conocer a criaturas sacadas del mundo de la fantasía.

Aquí están los leones de la mitología persa dormitando a la sombra de la piedra. Allí, caballos con un cuello que parece rozar el cielo y que los antiguos llamaron jirafas, de andares aparentemente lentos. Allá, extrañas vacas de cuernos prolongados se reúnen en un gracioso círculo de secretos. Cebras, muflones en convivencia con los ciervos y sin ninguna valla que les frene si quieren salir del parque. Pero, ¿por qué iban a salir? Sabes que Cabárceno es un éxito cuando los animales lo prefieren a cualquier otro lugar. Todo el misterio de la naturaleza se recoge en su espacio para ser observado por el visitante curioso y así aprender, con la paciencia que requiere, las diferentes costumbres animales que en ocasiones no se diferencian demasiado de las nuestras.

No puedes perderte el espectáculo del paisaje cántabro desde el teleférico de Cabárceno.
No puedes perderte el espectáculo del paisaje cántabro desde el teleférico de Cabárceno.Alfonso Masoliver

Desde el año 2016, un teleférico surca el cielo sobre Cabárceno para ofrecer una perspectiva del Parque diferente a las anteriores. Pero no debe ser un sustitutivo a la visita terrestre, donde podemos apreciar los detalles con más facilidad. Sirve como complemento para conocer su geografía y el espectacular paisaje cántabro que la rodea.

Las rapaces de Cabárceno

En toda visita es obligado conocer a las estrellas de Cabárceno. Son sus gorilas, los elefantes y, ya famosas en todo el mundo, sus aves rapaces, entre las que se encuentra un águila real de 31 años y criada aquí desde que le salió el plumón. Que se dice poco. Otro récord de este fantástico lugar.

El espectáculo de las rapaces es una parada obligada.
El espectáculo de las rapaces es una parada obligada.Alfonso Masoliver

Tres veces al día se realiza un espectáculo asombroso con los métodos de caza de diferentes rapaces, ya sea a la hora de cazar un pajarillo en vuelo - utilizando un cebo -, un ratón de campo despistado o una trucha en los lagos de Alaska. No pude evitar una exclamación de asombro al observar lanzarse en picado, con los ojos rasgados y las alas encogidas, al águila real ibérica en busca de su desafortunada presa. Situaciones de este estilo dan a entender por qué este noble animal se ha utilizado como simbología en los imperios más poderosos. Son sus dones la paciencia, sobrevolando con las corrientes de aire las capas altas del cielo; la fiereza, al enfrentarse a criaturas mucho mayores que ella; y la fuerza, cuando una sola de sus garras puede aprisionar un cuerpo con más eficacia que cualquier mano humana.

Visitar Cabárceno significa visitarse a uno mismo, de alguna forma. Conocer las bases, de hierro y de piedra y de carne y de hueso, que nos alimentan y sustentan. Nunca defrauda y la amabilidad de sus animales siempre está dispuesta a recibirnos con los brazos - o las patas o las garras o las alas - abiertos para nosotros.