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Mutilaciones genitales, asesinatos y cultura: el dilema de las sociedades secretas en África

Analizamos en profundidad las prácticas y la finalidad de las sociedades secretas de África

Los espíritus africanos pueden tratarse de héroes mitológicos, antepasados, la combinación de héroe y antepasado, y los espíritus animales.
Los espíritus africanos pueden tratarse de héroes mitológicos, antepasados, la combinación de héroe y antepasado, y los espíritus animales.desconocidoflipkart

Cualquiera que haya visitado una tribu africana, independientemente del país, sabrá a qué me refiero. Cualquiera que haya recorrido kilómetros y kilómetros y kilómetros de carreteras de barro rojizo enmarcadas por densas capas de selva, derrapando sobre los charcos, fotografiando desde la ventanilla el característico paisaje donde los caminantes hacen de complejos árboles de hojas coloridas y troncos negros, y que, después de abandonar el bullicio caótico y extraordinario de cualquier capital del continente, haya penetrado en la sensualidad verde de sus selvas y sabanas, sabrá a qué me refiero. Pero creo que incluso aquellos que nunca han salido de Europa y sus ciudades rígidas, siempre y cuando hayan despotricado en alguna ocasión contra los políticos de nuestro país, también comprenderán la existencia de las sociedades secretas africanas. ¿A quién no le gustaría recuperar el poder sobre sus valores y las costumbres de nuestros antepasados? ¿Cuántos de nosotros renegaríamos ahora mismo de las políticas de Pedro Sánchez para recuperar el mundo de ayer?

¿Por qué existen las sociedades secretas en África?

Contrariamente a lo que se pueda pensar, las sociedades secretas africanas surgieron muchos años antes del colonialismo europeo. Aunque algunos de sus líderes justifiquen hoy sus actos como un medio de rebeldía contra los sistemas de gobierno impuestos por los estados europeos, la realidad trasciende de la esclavitud y los atropellos occidentales en el continente más rico y exuberante del planeta. Las sociedades secretas africanas nacen con los dioses y la hechicería, con la lluvia y la imposición inequívoca de la muerte, con la construcción de sus sociedades, mitad guerreras y la otra mitad agrarias. Algunas ya fueron mencionadas por el teniente de la marina inglesa John Matthews durante su estancia en Sierra Leona en el siglo XVIII, y sabemos que la sociedad Poro (o Purrah) se instauró en torno al año 1.000 con la llegada de tribus mandinga a la zona.

En sus ritos pueden apreciarse las diferencias entre hombres y mujeres, donde las mujeres no pueden pertenecer a sociedades secretas masculinas, y, a la inversa, los hombres no pueden pertenecer a las sociedades femeninas. Entre sus denominadores comunes podemos encontrar la presencia de algún que otro diablo que dirige los ritos y creencias de sus seguidores. En un continente donde confluyen el islam traído de oriente, el cristianismo europeo, el capitalismo y el socialismo, las lluvias torrenciales y las épocas desoladoras de sequía, estas sociedades permiten un tipo de equilibrio que mantiene viva la esencia más pura de la espiritualidad africana. Al menos así lo piensan allí. Desde nuestro lado del mar, por el contrario, tachamos estas organizadoras como graves trabas para cumplir con el desarrollo africano, además de considerar muchas de sus prácticas como graves violaciones de los Derechos Humanos. Actualmente existe un conflicto entre la ilegalización de algunas de sus prácticas abusivas y el tremendo poder que las sociedades mantienen en el continente.

¿Cómo son las sociedades secretas masculinas en África?

Imagen de seguidores de la sociedad poro en Sierra Leona.
Imagen de seguidores de la sociedad poro en Sierra Leona.Sjoerd Hofstracreative commons

Aunque las actividades de las sociedades africanas todavía son un misterio para nosotros, se conoce que su función principal consiste en canalizar y controlar el poder desmesurado de los espíritus. Una idea lógica cuando nos referimos a una cultura que considera a los espíritus causantes de prácticamente cualquier desgracia, señores de la muerte y de las cosechas. Y, por supuesto, superiores a la voluntad caprichosa de los seres humanos. Aunque cada sociedad tiene sus ritos concretos, es habitual que sus miembros atraviesen durante la juventud un peligroso procesos de iniciación (en algunas sociedades consiste en sobrevivir durante un tiempo determinado en la selva, en otras deben soportar extraordinarias vejaciones con gesto estoico). Los ritos de iniciación culminan en un “bosque sagrado” propiedad de la organización, una porción de selva prohibida para todo aquel que no pertenezca a las sociedades. Por esta razón es lo más habitual encontrar sociedades secretas en las zonas rurales, apartadas de las influencias extranjeras y rodeadas por extensas áreas arboladas.

Pero también pueden ser asesinos. Durante la segunda mitad del siglo XIX, las autoridades coloniales de Gabón fueron sorprendidas por una oleada de asesinatos efectuados por grupos supuestamente caníbales, que descuartizaban a sus víctimas antes de abandonarlas a la vista del público, con profundas marcas de garras visibles en los cuerpos mutilados. Se piensa que los perpetradores de estos crímenes escalofriantes fueron los miembros de la “sociedad leopardo”, hombres vestidos con pieles de leopardo y equipados con garras artesanales (aunque dicen que algunos de sus miembros podían incluso transformarse en esta bestia terrible) cuyo fin último era evitar la imposición del cristianismo sobre sus costumbres ancestrales. A la hora de enfrentarse a la fuerza desproporcionada de los europeos, los africanos decidieron entonces utilizar las armas de la noche, el misterio y, por supuesto, el miedo a convertirnos en la próxima víctima devorada por los leopardos. Y digo devorada porque el primer hombre leopardo ejecutado por las tropas francesas fue pillado in fraganti mientras mordisqueaba a una de sus víctimas.

Las sociedades masculinas africanas son en definitiva una representación del poder tribal y ancestral que a día de hoy se tambalea en el continente de las riquezas. La sociedad keniata mungiki es considerada como la responsable de decenas de asesinatos de las etnias lúos y kalenjin, en respuesta a las políticas de Mwai Kibaki. Los archiconocidos Mau Mau fueron una causa directa del abandono británico de Kenia y se caracterizaron por la violencia de sus torturas y los asesinatos. Y según un informe reciente de Naciones Unidas, algunas sectas llegan incluso a asesinar o violar a los desafortunados que pisen el bosque sagrado sin su permiso. Su poder es tal, que los políticos rurales operan al margen de ellas, sin atreverse todavía, pese a las insistencias de la comunidad internacional, a ilegalizar completamente sus prácticas misteriosas.

¿Cómo son las sociedades secretas femeninas en África?

Grupo de mujeres de la sociedad Bundu, también conocida como sociedad Sande.
Grupo de mujeres de la sociedad Bundu, también conocida como sociedad Sande.Wellcome Imagescreative commons

Mientras que las sociedades masculinas suponen algunos de los agentes de poder más significativos del continente, las sociedades femeninas son a día de hoy las que más preocupan a las organizaciones protectoras de los Derechos Humanos. Encontramos un ejemplo de estas preocupaciones en la sociedad Sande, una organización exclusiva para el género femenino en Sierra Leona y Liberia. Las adolescentes que se encuentran en el momento previo a su entrada en la edad adulta son por lo habitual “secuestradas” en las regiones rurales y recluidas en zonas despejadas de los bosques que rodean las aldeas. Gracias a las denuncias de la periodista liberiana Mae Zango, hoy sabemos con seguridad que poco después del secuestro se efectúa el rito de la mutilación genital femenina, un requisito fundamental en las zonas rurales para alcanzar la “pureza” adecuada previa al matrimonio. Zango asegura que la ablación se efectúa hasta a 25 niñas utilizando el mismo cuchillo, con todas las consecuencias sanitarias que acarrea (contagio de enfermedades, transmisión del virus VIH...) y que, tras la ceremonia, son recluidas durante semanas, quizá meses, en estas zonas de bosque prohibidas para los varones.

Mientras las sociedades masculinas enseñan a sus seguidores a cazar, sobrevivir, moldear el poder y efectuar cualquier tipo de causa social, las sociedades femeninas son algo parecido a durísimas escuelas de los deberes de la mujer en el ámbito tradicional africano. Aquí se les enseña a cocinar, coser, cuidar a los hombres, diferentes prácticas sexuales que satisfagan los deseos de sus futuros esposos... Cuando son devueltas a su tribu, las niñas han atravesado el umbral de la vida adulta (escena que algunas sociedades escenifican con marcas de mordiscos en la espalda, como si fueran los propios espíritus quienes las mordieron) y ya están disponibles para desposar con el hombre indicado. Salen del bosque con la determinación de guardar obediencia a sus esposos y de esconder cualquier secreto que estos posean.

¿Qué pasará con las sociedades secretas en África?

Documentos secretos revelan torturas británicas a los rebeldes del Mau Mau
Documentos secretos revelan torturas británicas a los rebeldes del Mau Maularazon

En realidad se trata de una cuestión delicada. Mientras los europeos tachamos sus prácticas de abominables y retrógradas con facilidad, la verdad es que los gobiernos democráticos africanos deben hacer un balance entre los atentados contra los Derechos Humanos y el equilibrio de una serie de sociedades confundidas por la confluencia de ideas que hemos mencionado más arriba. Del dicho al hecho hay un trecho, ¿no es así? Y desde Europa debemos cuidarnos mucho de no caer en las manías de nuestros antepasados que, conocedores de estas sociedades y sus prácticas violentas, no dudaron en tachar a los africanos de salvajes a los que teníamos la obligación de civilizar. Con el consiguiente resultado de la esclavitud y la colonización que hoy rechazamos. ¿Y cómo haremos para pensar igual que nuestros antepasados esclavistas, mientras rechazamos a su vez la mutilación cultural en África? ¿Cómo haremos para respetar una cultura que nos resulta atroz?

No es fácil. Mientras que las ciudades africanas han abrazado en gran medida los planteamientos de vida occidentales (aunque yo mismo he sido testigo de extraños bailes enmascarados en callejones de Dakar, Abijan y Bissau), las zonas rurales todavía se encuentran demasiado apartadas, demasiado hundidas en el barro de la selva como para abandonar una serie de costumbres que, atroces o no, inevitablemente forman parte del núcleo de su identidad desde hace mil años. No es fácil, y el que diga que es fácil será un iluso o un estúpido.

Altos cargos de las Naciones Unidas han instado al gobierno de Liberia para que acabe con las prácticas consideradas como una violación de los Derechos Humanos, tales y como la mutilación genital femenina, los sacrificios, la brujería y la iniciación forzosa en esta sociedades, la cruda realidad es que el mundo no funciona siempre como Occidente querría, y la sombra reciente del colonialismo todavía pulula sobre los miembros radicalizados de estas sociedades ancestrales. El airecillo cultural que impregna estas prácticas procura una impunidad casi total para los culpables. Mientras que VOX nace en España como respuesta a la globalización, en Sierra Leona resurge la sociedad poro. Mientras VOX utiliza el diálogo, los movimientos sociales y las armas de la democracia como instrumentos para su lucha, tal y como nos enseñaron los romanos y los republicanos franceses, y los griegos antes que todos ellos; la sociedad poro utiliza las armas del miedo, el asesinato, el chantaje y la brutalidad, tal y como aprendieron de los colonialistas europeos. Y todavía quedan quienes piensan que, si se eliminasen estas sociedades creadas a la vez que la propia sociedad africana, todas las costumbres del continente se derrumbarían en un solo día.

¿Será que la mejor forma de relajar las prácticas de las sociedades africanas, si no de erradicarlas, consiste precisamente en eliminar el miedo que todavía crepita dentro de ellos?