
Formentera
Hannah Formentera: dormir como en casa en el corazón de la isla
Este hotel boutique es mucho más que un lugar donde dormir: una familia que convierte cada estancia en una experiencia única, entre sabores del mar y detalles cuidados al milímetro

En Formentera, donde la calma tiene nombre propio, existe un rincón donde el Mediterráneo se siente en cada detalle. Hannah Formentera —el nuevo nombre de la antigua Casa Formentera— ha logrado lo que pocos alojamientos en la isla: hacerte sentir como en casa, aunque estés a kilómetros de ella.Porque alojarse aquí no es solo disfrutar de una habitación bonita con vistas al mar, ni entregarse a la tentación de una langosta recién pescada. Es sentirse parte de algo más grande: una familia pequeña pero entregada, capaz de recordar lo que te gusta desayunar, conocer tu historia o lo que te ha llevado hasta allí y así, darte las mejores recomendaciones para que siempre quieras volver.
Este hotel boutique de solo 18 habitaciones -todas con nombre de mujer- resume la esencia de la hospitalidad cuidada, de esa que no se finge y que se respira nada más cruzar la puerta. Su equipo, liderado por María Buendía y Zaida Muñoz, funciona como un engranaje perfecto donde cada persona aporta su grano de arena para que todo fluya: desde la sonrisa con la que te reciben al volver de la playa hasta la copa de vino que te sugieren sin que la pidas, porque saben que la vas a disfrutar. Hasta su decoración, cuidada al detalle, en la que han querido romper con el tradicional estilo de casa payesa -colores neutro y tierra, maderas nobles y minimalismo- con objetos vintage rescatados de anticuarios de todos los rincones del mundo.
Un refugio que respira Formentera
Hannah Formentera nació del sueño de Víctor Agudo y Oscar Romero, que en 2019 decidieron crear un espacio que no fuera solo un hotel, sino un refugio. Con el tiempo, su proyecto ha crecido sin perder la esencia: la calma, la autenticidad y la belleza sencilla de Formentera. El hotel está pensado para desconectar del ruido y reconectar con lo esencial: un amanecer frente al mar, una siesta bajo la brisa, una conversación sin prisa. Cada habitación está diseñada como un pequeño santuario de luz y serenidad, con vistas que parecen un cuadro: el Mediterráneo se cuela por las ventanas, recordándote a cada instante que aquí manda la naturaleza.

En definitiva, no esperen grandes lujos ostentosos, no los hay. Pero sí encontrarán un lujo tranquilo, de materiales nobles y detalles bien escogidos. El lujo de poder dejar el móvil en la mesita y que nada más importe.
Belleza local: Juri, la esencia de Formentera en la piel
Entre los detalles que hacen de Hannah Formentera un lugar profundamente conectado con la isla, destaca su colaboración con Juri, la marca cosmética de Formentera que se ha convertido en un símbolo de respeto por la tierra y de apoyo a los productores locales. Los productos de Juri —cremas, aceites y amenities naturales elaborados con ingredientes autóctonos como la higuera, el romero o la sal marina— están presentes en cada habitación, invitando a los huéspedes a cuidar su piel mientras respiran la esencia pura de la isla.
Pero elegir Juri no es solo una cuestión de estética o bienestar; es una declaración de intenciones. Con esta apuesta, Hannah Formentera refuerza su compromiso con los emprendedores locales y con un modelo de turismo sostenible que beneficia directamente a la comunidad de Formentera. Cada frasco, cada aroma y cada textura cuentan una historia de kilómetro cero, de manos que cultivan, recolectan y transforman los recursos de la isla en pequeñas joyas cosméticas. Un lujo discreto y auténtico que, como todo aquí, está pensado para dejar huella sin dejar marca.
La langosta manda en la mesa
Pero si hay algo que también hace de Hannah Formentera un lugar diferente, es su restaurante. Un homenaje al mar, a la pesca artesanal y a la cocina pitiusa de siempre. Cada mañana, a bordo de su llaüt “La Maja”, capturan las langostas que luego se convierten en la gran estrella de su carta.

Al mando está Alberto Pacheco, un chef que combina técnica y producto con una naturalidad que emociona. Su cocina respeta la materia prima, le da protagonismo y la convierte en algo memorable. Y para quienes buscan algo especial, sus ‘Noches de Luna’ —cenas únicas coincidiendo con cada luna llena— son un festín de creatividad compartida con otros grandes chefs. La complicidad, la música suave y la brisa marina completan un cuadro difícil de olvidar. Desde el desayuno —abierto al público— hasta la última copa después de la cena, la experiencia gastronómica se vive sin prisas, como todo aquí.
Un equipo que hace hogar
Quizá lo que más sorprende de Hannah Formentera no es su ubicación (muy cerca de la Playa de Migjorn) ni su carta de vinos ni siquiera la langosta fresca, sino la forma en que todo el equipo se vuelca para que cada huésped sienta que forma parte de algo especial. No hay turnos anónimos ni uniformes sin alma: aquí se respira cercanía.
María, Zaida y todo el personal saben leer el momento. Saben cuándo necesitas conversar y cuándo prefieres silencio. Saben si te apetece un plan improvisado o una mesa junto a la ventana para ver la luna salir del mar. Ese trato humano, cercano y auténtico, es la razón por la que muchos repiten año tras año. Porque en Hannah Formentera uno no se despide, solo dice “hasta pronto”.
Un pedazo de historia sobre ruedas
Y por si fuera poco, este año Hannah Formentera suma a su encanto una joya con ruedas: un Rolls‑Royce que perteneció nada menos que a Grace Kelly. Símbolo del glamour de Hollywood y de la realeza de Mónaco, este coche legendario se ha transformado en una obra de arte sobre ruedas gracias al artista ibicenco HOSH.

Donde otros ven un simple automóvil clásico, aquí lo convierten en un puente entre épocas: una mezcla de clasicismo y arte urbano que resume bien la filosofía de Hannah Formentera. Un lugar donde se honra la belleza, la tradición y la reinvención, siempre con un guiño artístico. El Rolls‑Royce no solo está aparcado para ser admirado: es un recordatorio de que el lujo, igual que la hospitalidad, puede reinventarse sin perder su esencia.
Un nuevo nombre, la misma esencia
El cambio de nombre de Casa Formentera a Hannah Formentera marca un nuevo capítulo, pero no altera lo que importa. Sigue siendo ese refugio para desconectar del mundo y reconectar contigo mismo. Sigue siendo ese lugar que te recibe sin preguntas, donde cada detalle está pensado para que no eches nada de menos. Y sobre todo, sigue siendo esa gran familia que hace que, al abrir la puerta de tu habitación, no sientas que estás de paso. Sino que has llegado a casa.
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