Vinos
Monte la Reina: la bodega de tradición y vanguardia que protege un castillo
Conocemos a Carolina Inaraja, la bodeguera más joven de Toro y pionera en traer un Verdejo a la comarca
No acostumbramos a cruzarnos con mujeres en este sector y, sin embargo, es Carolina Inaraja la bodeguera más joven de la D.O. Toro y cuya finca agrícola es la más grande de toda Castilla y León.
Ir a Monte la Reina es toda una experiencia, desde su nacimiento en 2004 se convirtió en una entrada a otro universo que permite desconectar de la mochila con la que llegamos. Concretamente, es el acceso a un castillo del siglo XIX muy luminoso a la vez que acogedor. Sus vistas reflejan los viñedos del entorno y el río Duero. Y los detalles, cuidadosamente tratados, se entienden cuando Carolina cuenta que estamos en el lugar donde nació y creció: “Para mí esto es casa, está todo hecho por mí y por mi familia, y desde la pandemia lo hicimos un negocio. Quiero que se cuide”, cuenta Inaraja. Vivió aquí hasta cumplir la mayoría de edad. Después, aprovechó sus posibilidades para dirigir la empresa de la que hoy hablamos. Todas las habitaciones son distintas entre sí, decoradas personalmente por la dueña; cada una con su esencia particular, pero todas comparten un nexo común: la sensación de hogar. Si bien dicen que las cosas hechas con cariño se notan, este es el claro ejemplo.
Se le reconoce por hacer cosas diferentes y dar un paso más allá. Gracias a sus apuestas ha conseguido el mérito de Posada Real, dentro de las 60 que hay en Castilla y León, obteniendo la garantía en calidad, gastronomía o simbolismo histórico. Alojarse en el castillo simula las comodidades de una reina y el calor de la casa. Saber que es Lucía quien te sirve el desayuno marca la diferencia. Aunque también otras cosas, por ejemplo, que el castillo sea petfriendly. Como curiosidades: las habitaciones de este castillo neogótico están nombradas en honor a diferentes variedades de uvas, los baños se ubican en las torres del edificio, y los geles se fabrican con vino.
Aprendió desde abajo, estando presente en el proceso de maquinaria y etiquetado como una trabajadora más. Quizá esa fue una de las razones principales por las que se ganó el respeto y se hizo exigente, consigo misma y con el resto. Estudió en Madrid e hizo un máster de gestión de bodegas, aunque el verdadero aprendizaje se lo dio el día a día en la finca. La experiencia le ha permitido formar su propio equipo y seleccionar vinos en base a su gusto, aceptando la tradición con las que trabajaba Toro, pero añadiendo frescura e innovación. “La exportación de vinos fue clave para luego poder hacer lo que quisiera”, comenta.
Una de sus ideas no respondía a lo esperado y, no obstante, resultó un éxito: la llegada de un verdejo a esta comarca. Dispone de viñedos de más de 100 años y la suerte de algunos de haber sobrevivido a la filoxera. El blanco se conoce como “el blanco que parece tinto”, por la complejidad que le aportan los aromas terciarios obtenidos tras más de ocho años en barrica. El espumoso, sigue el método charmat, igual que el prosecco, como el champán en tanque. De esta manera, las bodegas acumulan tintos de tinta de Toro, blancos verdejos, y con burbujas, obteniendo productos de rotación y exportación junto con otros que clasifica como más propios y personales. “Esto no deja de ser un negocio, me lo enseñó mi padre. Hay que sacar rentabilidad a 250 hectáreas de vendimia”. Y conseguir resultados es un orgullo, pues hasta la sangría y el tinto de verano se denominan con su propio nombre, el de Carolina.
Monte la Reina se encuentra en una ubicación favorable a la misma, pues conecta Madrid, Galicia y Portugal. Exporta a 38 países y venden un millón de botellas anuales, lo que supone que Carolina pase meses fuera de España, siendo Europa el punto de negocio más estable. También pueden verse, entre las grandes fincas de regadío y viñedos, placas solares (que junto con el agua de pozos forma parte del autoabastecimiento del entorno). Y, por supuesto, un destino de eventos que puede recoger hasta 600 personas.
Conoce los vinos
Esta finca alberga las modernas instalaciones de Bodegas Monte la Reina, diseñadas por Jesús Juárez, para parecerse a una cámara fotográfica y capturar las impresionantes vistas que ofrece. El edificio está construido con materiales nobles en armonía con el entorno natural, y gran parte de la bodega está semi-enterrada en una colina para mantener una temperatura óptima en sus diferentes áreas.
Las 300 hectáreas de viñedos propios, divididas entre la finca Monte la Reina y la finca Villaester de Arriba, son la base de los vinos de la bodega. De estas, 200 hectáreas están destinadas a la uva de la zona, la tinta de toro (un clon de la tempranillo), y 100 hectáreas a la uva verdejo. Además, cuentan con una pequeña parcela de chardonnay de cinco hectáreas para elaborar su espumoso. La particularidad radica en que algunos de los viñedos tienen más de 100 años de antigüedad, ya que la filoxera no pudo afectarlos debido al tipo de suelo arenoso de la región. Estas uvas se utilizan para crear los vinos de alta gama de la bodega.
El clima continental de la zona, con inviernos fríos y veranos calurosos, altitudes de alrededor de 750 metros y cambios de temperatura significativos entre el día y la noche, proporciona las condiciones ideales para que las uvas maduren con excelentes aromas y equilibrio. La ubicación en la vega del Duero y la infraestructura hidráulica bien cuidada complementan la riqueza del entorno. En la bodega utilizan métodos manuales y mecánicos según los viñedos. Las barricas son principalmente de roble francés, con algunas de roble del Cáucaso para vinos especiales. La enología de la bodega está a cargo de José Nuño, presidente de EnoDuero, quien cuenta con una amplia experiencia en diversas zonas vinícolas de España.
Los tintos se dividen en Joven; Roble; Crianza; Cuvée Privée –el más sorprendente y premiado de la bodega, donde se aprecian uvas sobremaduradas, tostados y dulces–; Vendimia Seleccionada –uno de los más elevados de la bodega obtenido de cepas centenarias–; e Inaraja, el buque insignia de Monte la Reina.
Los blancos permiten a Monte la Reina presumir de ser la bodega pionera de la D.O. Toro en elaborar verdejo. Un elemento diferenciador, en línea con la filosofía de la marca, a lo que se suma una elaboración muy personal: la fermentación en barrica y el posterior reposo en botella de ocho años. La vendimia comienza a principios/mediados de septiembre, cuando la maduración es óptima y el grado alcohólico está en torno al 12,5 %, un porcentaje propio de esta variedad. La uva llega a las prensas neumáticas y, más tarde, el mosto fermenta en depósitos de acero inoxidable, realiza un cuidadoso trabajo sobre sus propias lías. Monte la Reina ofrece el Verdejo y Verdejo Fermentado –la joya de la corona–.
Si buscas un maridaje para el recuerdo, empiece por el Verdejo Fermentado, continúe con Vendimia Seleccionada, y finalice con el Cuvée Privée. Una apuesta asegurada.
✕
Accede a tu cuenta para comentar